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La demencia delirante de Sean Penn

y el peligro de la guerra nuclear

Actualizado

Sean Penn sirve de cómplice para la guerra imperialista

El actor Sean Penn asistió la semana pasada a la ceremonia de premiación de los Globos de Oro. Presentó a Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, que pronunció unas palabras grabadas en las que dijo: “No habrá una tercera guerra mundial, no se trata de una trilogía. Ucrania detendrá la agresión rusa en nuestra tierra”. De hecho, la guerra en Ucrania es una guerra de sustitutos entre potencias imperialistas —Estados Unidos y la OTAN por un lado y Rusia por otro— en la que Estados Unidos está utilizando a los ucranianos como carne de cañón. La guerra está al borde del precipicio de una guerra total, incluidos posibles intercambios nucleares, y Estados Unidos sigue intensificando la guerra enviando cantidades masivas de su armamento moderno a Ucrania. Penn está actuando como animador sinvergüenzas de la carnicería imperialista.

Penn también hizo una comparación ridícula e indignante entre el heroico levantamiento de las mujeres en Irán y el movimiento de las mujeres en Afganistán con la guerra que se libra en Ucrania. Dijo que son componentes de una lucha por la “libertad de soñar” y concluyó: “Si la libertad de soñar fuera una lanza, con orgullo presento a un ser humano que esta noche representa la punta más afilada de esa lanza [Zelenski]”.

Esto es una “demencia delirante”, como dijo Bob Avakian en abril de 2022, en el artículo aún sumamente pertinente que Revolución vuelve a postear a continuación. Los lectores también deben leer el panel del sitio de Revolución sobre el levantamiento en Irán y nuestra página de recursos sobre la guerra en Ucrania, y seguir consultando este sitio para la cobertura continua de la guerra en Ucrania.

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Sean Penn es un actor ganador del premio Oscar, que también es conocido por su humanitarismo. Pero en el contexto de la guerra en Ucrania, parece que Penn se ha perdido la cabeza y que ha llegado a tener una posición muy mala —cayendo en lo que sólo se puede describir como una demencia peligrosa— argumentando con vehemencia a favor de un papel más agresivo de Estados Unidos en la guerra en Ucrania. Esto también se ha caracterizado por la delirante adoración de Penn a Volodymyr Zelenski, el presidente de Ucrania, quien ha actuado de una manera que en sí aumenta peligros muy graves para la humanidad.

En respuesta a la injusta invasión rusa a Ucrania, Zelenski no sólo ha tratado de movilizar a la población de ese país para resistirse a la agresión rusa. Ha ido más allá al hacer declaraciones muy irresponsables y demandas extremadamente temerarias. Por ejemplo, Zelenski ha afirmado que lo que los rusos han hecho en Ucrania representa las peores atrocidades en masa (“los crímenes de guerra más nefandos”) desde la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una afirmación increíblemente ridícula y escandalosa: ignora por completo los crímenes mucho más grandes que ha llevado a cabo Estados Unidos —en Vietnam, en Indonesia, en Corea antes de eso, y en muchos otros países— tan sólo desde la Segunda Guerra Mundial.

Afirmaciones escandalosas como ésta de Zelenskí están al servicio de acciones muy peligrosas de su parte. Para Zelenski, no basta que Estados Unidos y los países de la OTAN estén armando masivamente a Ucrania. Ha insistido en que tienen que intervenir directamente en la guerra, por ejemplo instituyendo una “zona de exclusión aérea” sobre Ucrania. Pues, ¿cuál sería el resultado si se cumpliera esta exigencia de Zelenski? La pura verdad es lo siguiente:

Si Zelenski se saliera con la suya, habría una guerra directa de Estados Unidos-la OTAN con Rusia. Esa sería una guerra que podría escalar muy fácilmente hasta el uso de armas nucleares, y podría suponer una terrible amenaza a la existencia misma de la humanidad en su conjunto.

Y el propio Sean Penn ha hecho un llamamiento a acciones militares de Estados Unidos-la OTAN, lo que aumentaría muchísimo el peligro de una guerra directa con Rusia — lo que, una vez más, aumentaría muchísimo el riesgo de una guerra nuclear.

Especialmente dada la naturaleza mortalmente seria de esta situación, cabe considerar cuál podría ser la causa y el camino de la caída de Penn en esta peligrosa demencia, ya que quizá contenga lecciones más amplias y más profundas.

Chovinismo descarado a favor de Estados Unidos y sus asesinas fuerzas armadas

Al igual que tantas otras personas en Estados Unidos que quisieran considerarse a sí mismas como gente ilustrada, el enfoque de Sean Penn en cuanto a la guerra en Ucrania está saturado de un vil chovinismo pro estadounidense — lo que implica ignorar sin pensar (o racionalizar) la siguiente verdad esencial: Estados Unidos ostenta con mucho el récord de invasiones, golpes de estado y otras injerencias violentas en otros países. Al día de hoy, ha seguido siendo responsable de atrocidades —por ejemplo, en Yemen— que son muchísimo peores que lo que Rusia ha hecho en Ucrania. (En revcom.us hay extensas denuncias y análisis de los monstruosos crímenes del imperialismo estadounidense).

Y parece que lo que le ha costado trabajo a Rusia, al menos en la primera fase de la guerra en Ucrania, ha tenido el efecto de amplificar el chovinismo pro estadounidense de ciertas personas (como Sean Penn y el músico y actor “Little Steven” Van Zandt, que ha llamado a que Estados Unidos bombardee objetivos rusos en Ucrania) haciéndoles embriagarse con la noción de que, de alguna manera, no sería “gran cosa” meterse en una guerra directamente con Rusia —que Estados Unidos fácilmente podría derrotar a los rusos de forma decisiva— cuando en realidad esa guerra podría llevar a tiroteos nucleares devastadores que supondrían una amenaza existencial para la humanidad.

En el caso de Penn también se tiene una dimensión particular que puede ayudar a explicar su caída en esta peligrosa demencia. Como señalé en un artículo anterior:

A raíz de un devastador terremoto en Haití en enero de 2010, Penn se dedicó durante un período extendido a los esfuerzos de ayuda en ese país. Eso, en sí, sería admirable. Pero, a partir de su cooperación con las fuerzas armadas de Estados Unidos en relación con esos esfuerzos de ayuda, Penn ha tergiversado y encubierto completamente la naturaleza y acciones generales y esenciales de las fuerzas armadas de Estados Unidos, y ha ido al extremo de glorificar a este aparato militar el que, por su propia naturaleza y de acuerdo con el sistema al que sirve y busca imponer, ha sido y sigue siendo culpable de los más horrorosos crímenes de guerra y crímenes contra humanidad1.

Lo que opera aquí —y lo que es una lección muy importante— no se trata simple, ni siquiera esencialmente, de los delirios personales de Penn, sino que ilustra la terrible trayectoria en la que uno puede caer, desde “embellecer” y promover a las fuerzas armadas asesinas estadounidenses hasta la demencia de apoyar llamamientos altamente temerarios e irresponsables a tomar acciones, lo que de hecho podría conducir a una Tercera Guerra Mundial, con consecuencias potencialmente catastróficas.

Los intereses de los imperialistas no son nuestros intereses

Inclusive dejando de lado el peligro muy real y las terribles consecuencias de una guerra directa entre Estados Unidos-la OTAN y Rusia, también parecía que su glorificación totalmente despistada a las fuerzas armadas imperialistas de Estados Unidos ha hecho que fuera más fácil que Penn ignorara lo que (o hasta no reconociera lo que) “su propio país” está haciendo en realidad con la guerra en Ucrania. Lo que motiva que Estados Unidos apoye a Ucrania en la guerra contra Rusia no es ayudar a un país más débil a defenderse contra un agresor más poderoso (una vez más, el propio Estados Unidos, a lo largo de su historia, ostenta con mucho el récord de invadir y librar guerras contra países más débiles, entre ellas las guerras de años recientes en Irak y Afganistán). Estados Unidos y sus “aliados” están enviando extensos suministros de armamento a Ucrania a fin de utilizar a Ucrania como medio de beneficiar sus propios intereses imperialistas — debilitando a Rusia (y a aquellos que están aliados con ella), y a la vez fortalecer la alianza imperialista “occidental” (OTAN) encabezada por Estados Unidos, que es en sí un vehículo de agresiones militares.

Algo que no se puede enfatizar demasiadas veces —sobre todo teniendo en cuenta las mentiras y tergiversaciones en la implacable ofensiva propagandística del imperialismo estadounidense y sus medios de comunicación— es la realidad de que el enfrentamiento entre Estados Unidos-la OTAN, por un lado, y Rusia, por otro, no es un conflicto “entre la democracia y la autocracia”, sino un conflicto entre imperialistas rivales. (Como he señalado antes, Turquía, que es miembro de la OTAN, en sí está gobernada por un gobierno “autocrático” — y lo mismo ocurre con Polonia, también miembro de la OTAN).

Otra verdad que no se puede repetir demasiadas veces es la siguiente:

[A]hora, con los desafíos rusos, y chinos, de diversa índole al dominio de Estados Unidos en el mundo, el argumento de la clase dominante estadounidense, y de quienes repiten como loros sus racionalizaciones chovinistas pro estadounidenses, equivale esencialmente a lo siguiente: “Hemos establecido, con masiva fuerza y violencia, un ‘orden’ en el mundo que es favorable a nuestros intereses ‘nacionales’ (es decir, imperialistas), y nadie tiene derecho a usar la fuerza para cambiar esto de una manera que amenace a esos intereses”2.

Como ya he subrayado antes:

Lo que hay que hacer, y con urgencia ahora, es oponerse a todos los imperialistas merodeadores y asesinos en masa, y a todos los sistemas y relaciones de opresión y explotación, con un énfasis especial en oponerse a “nuestros propios” opresores imperialistas que cometen sus monstruosos crímenes “en nuestro nombre” y se proponen movilizarnos para que los apoyemos sobre la base de un grotesco chovinismo pro estadounidense, el que es necesario que rechacemos firmemente y contra el que luchemos ferozmente3.

Vea también:

“GÁNSTERES LEGÍTIMOS” —
GÁNSTERES CON ARMAS NUCLEARES
Bob Avakian