“Creíamos… algunas de las cosas más fantásticas de lo que uno pudiera imaginarse”. Malcolm X, al comentar las “teorías” de la Nación del Islam (tal como lo cita Claude Andrew Clegg III, en An Original Man, The Life And Times Of Elijah Muhammad [Un hombre original, La vida y los tiempos de Elijah Muhammad]).
En este comentario, Malcolm no usaba la palabra “fantástico” para decir algo como “maravilloso” — no, él decía que la doctrina de la Nación del Islam era pura “fantasía” y lleva a los que la siguen a creer las cosas más ridículas y descabelladas. En otro momento, cabría examinar algunas de esas “cosas fantásticas” y la manera en que contradicen la realidad material y se alejan de lo que hay que hacer para cambiar la realidad a favor de los intereses de todos los oprimidos y, en lo fundamental, de la humanidad en su conjunto. (La doctrina de la Nación del Islam también está en conflicto en sentidos importantes con el islam tradicional, fundado hace unos 1.500 años por Muhammad bin Abdullah en Arabia. En el libro ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, abordo los orígenes del islam tradicional y las maneras en que, junto con el cristianismo y otras religiones, no está en correspondencia con la propia realidad, y promueve relaciones sociales, incluidas las relaciones entre hombres y mujeres, que son anticuadas y altamente opresivas1.)
En lo presente voy a centrarme en la siguiente pregunta: ¿Por qué Malcolm X, durante un tiempo… por qué hoy las personas que andan buscando, tal como lo hacía Malcolm cuando ingresó en la Nación del Islam, la razón por la cual reciben un trato en formas tan terribles y por la cual el mundo es un lugar tan terrible… por qué las personas que necesitan desesperadamente conocer el mundo tal como realmente es, para poder transformarlo radicalmente por medio de una revolución emancipadora… por qué tantas personas creen “algunas de las cosas más fantásticas de lo que uno siquiera pudiera imaginarse”?
No estoy hablando de los fascistas odia-mujeres, racistas, amantes de Trump y lunáticos, los que, como he escrito anteriormente:
“cree[n], con una pasión intensa e irracional, que hay que defender e imponer firmemente la supremacía blanca, la supremacía masculina y otras relaciones opresivas (así como el desenfrenado saqueo del medio ambiente). Esa gente ha sido impulsada hasta entrar en un estado de demencia cruel, al abrazar todo tipo de teorías conspirativas lunáticas, junto con un fundamentalismo cristiano enloquecido, como respuesta a la amenaza que ven a su posición de privilegio (u “ordenada por dios”) y su insistencia en que algunas concesiones adicionales a la lucha contra la opresión destruirán lo que ha “hecho que Estados Unidos tenga grandeza”2.
No. Me refiero a las personas que son el objeto del intenso odio de parte de estos fascistas y son el objeto de la opresión más horrorosa de parte de este sistema del capitalismo-imperialismo bajo el cual estamos obligados a vivir en la actualidad. ¿Por qué tantas personas así creen en cosas que simplemente no son reales —y las que en algunos casos están descabelladamente en conflicto con la realidad— incluidas unas teorías conspirativas lunáticas?
Hay diferentes razones por esto, pero al centro de una buena parte de esto está el hecho de que muchas de estas teorías conspirativas lunáticas y otras creencias anticientíficas ofrecen una explicación sencilla de lo que parecen ser fenómenos misteriosos, y a menudo dan una ilusión de que de alguna manera sería posible solucionar los horrores del mundo sin la necesidad de la lucha determinada y el verdadero sacrificio. Si bien una teoría conspirativa particular quizá confeccione una “explicación” elaborada de las cosas, por lo común se reduce a algo simplista — a la noción de que la razón por la que algunas personas, o muchas personas, reciben un maltrato, es porque existe un grupo de personas malvadas con poder que causan que esto ocurra.
Pero, la verdad básica es lo siguiente: El destino de los seres humanos individuales, y de los seres humanos en su conjunto, no se determina por alguna conspiración… no se determina por las acciones dolosas y misteriosas de una pequeña camarilla de personas, ni de algún dios o algunos dioses, ni de otras fuerzas sobrenaturales… no se determina por los genes de un grupo u otro. No. La situación de los seres humanos se determina de maneras que, sí, son complicadas pero es posible conocerlas y explicarlas —con ciencia— y sobre esta base, es posible cambiar esa situación en lo fundamental de una manera que favorece a los intereses de todos los oprimidos, en todas partes, y en lo fundamental, de toda la humanidad.
El entendimiento científico crucial en todo esto es que las personas vivimos en sociedades que están organizadas como sistemas — sistemas que tienen su fundamento en las formas en que las personas se interactúan entre sí, y con el resto de la naturaleza, para satisfacer sus necesidades básicas y proveer para las generaciones del futuro. Y esos sistemas tienen ciertas relaciones básicas, y modos de funcionar, que son independientes de la voluntad de cualquier individuo particular o de grupos particulares de personas, incluso los que ocupan la posición dominante dentro de esos sistemas.
Hoy vivimos bajo el sistema del capitalismo-imperialismo que domina el mundo y es la causa fundamental del terrible sufrimiento, no solamente de las masas de personas en Estados Unidos sino de las masas de la humanidad por todo el mundo. Es posible poner fin a este sufrimiento —que no solamente roba vidas y pulveriza espíritus sino que también es completamente innecesario— pero esto solamente es posible llegando a tener un entendimiento científico de la manera en que de hecho funciona este sistema, y la forma en que el mismo “funcionamiento” de este sistema ha llevado las cosas a un momento en el que se ha vuelto posible —y es urgentemente necesario— el derrocamiento revolucionario de este sistema, y su reemplazo por una sistema radicalmente diferente y emancipador.
En varias obras mías, me he adentrado en estas cuestiones con cierta profundidad3. Aquí lo crucial que hay que enfatizar es que nunca se podrá llegar a tener este entendimiento creyendo cosas —tales como las tergiversaciones “fantásticas” de la realidad y la ilusión mortífera del “progreso indoloro” que de hecho no requiere un sacrificio— porque nos hacen sentir bien, o porque nos dan confort y esperanza sobre una base chueca. No. Únicamente es posible conocer y cambiar el mundo, en la manera en que se puede cambiar, con el fin de emancipar a las personas en todas partes de la explotación y la opresión, sobre la base de la ciencia —la aplicación coherente del método científico— que capta que la realidad material, y el proceso de la interacción de los seres humanos con esta realidad, es la fuente de las ideas, teorías, doctrinas, etc., y además constituye la prueba definitiva de si éstas son ciertas, o no. Por eso el nuevo comunismo que he desarrollado insiste en el método y enfoque más consecuentemente científico de conocer el mundo tal como es, y de cambiarlo radicalmente sobre esa base.
Artículos de Bob Avakian próximamente en revcom.us:
- La abolición — real e ilusoria
- El marxismo vivo contra el marxismo vulgarizado
Una revolución liberadora, y no un reformismo muerto
Posteos recientes: