Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver "3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor").
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
Mineros en huelga marchan desde Lowell, Arizona, 12 de julio de 1917. Foto: PD
EL CRIMEN
A principios de 1917, Estados Unidos entró oficialmente en la Primera Guerra Mundial contra Alemania. El esfuerzo bélico provocó un gran aumento en la demanda de cobre, un mineral crucial para la fabricación de armamento militar. Importantes minas de cobre se ubicaban en Arizona y otros estados del Oeste. Durante este tiempo, hubo huelgas en estas minas, algunas de ellas lideradas por el sindicato Trabajadores Industriales del Mundo (IWW).
A principios de julio, los trabajadores del IWW en la mina Copper Queen en Bisbee, Arizona (a 17 kilómetros de la frontera con México) se declararon en huelga contra los propietarios, la Phelps Dodge Mining Company, una de las compañías mineras más grandes de Nuevo México y Arizona.
El IWW fue un sindicato radical fundado en 1905. El Preámbulo de su Constitución establece: “La clase obrera y la clase patronal no tienen nada en común. No puede haber paz mientras millones de personas trabajadoras padezcan de hambre y necesidad y los pocos que forman la clase patronal tengan todas las cosas buenas de la vida1.
El 12 de julio, en un intento por aplastar la huelga y al sindicato, el alguacil de Bisbee, Henry Wheeler, organizó a una fuerza de 2 mil justicieros. En una acción planificada y organizada, los justicieros acorralaron y detuvieron a 2 mil mineros en huelga y otros. Los obligaron a emprender una marcha forzada a lo largo de tres kilómetros hasta el campo de béisbol local, cargaron a 1.186 de ellos en vagones de carga sin comida ni agua y los enviaron a descargar en el desierto de Hermanas, Nuevo México. Esta fue la deportación de Bisbee de 1917.
En Bisbee, Arizona, la deportación de trabajadores del IWW desde una mina, julio de 1917. Foto: PD Arizona Historical Society
A las 6:30 a.m., el alguacil Wheeler decretó la “ley marcial” y una multitud de justicieros armados inundó las calles y callejones de Bisbee. Los justicieros formaron escuadrones de golpeadores y recorrieron pensiones, casas particulares y el sindicato. Arrastraron a hombres semidesnudos fuera de las pensiones y entraron en peluquerías y restaurantes para agarrar gente.
Un tercio de los detenidos eran mexicanos, los más firmes partidarios de la huelga. Menos del 20% de los deportados eran ciudadanos estadounidenses. El resto pertenecía a 33 nacionalidades diferentes, siendo los inmigrantes de Finlandia, Serbia, Irlanda y Austria los grupos más numerosos.
Una vez que los deportados llegaron al campo de béisbol, fueron subidos a vagones de ferrocarril mientras cientos de justicieros montaban guardia. A la 1:00 p.m., el tren partió de Bisbee con rumbo al este.
Fred Watson, un deportado, dijo: “En el vagón en el que iba, no había nada más que estiércol de oveja. Si había pan y agua en los demás, no lo sé... En el vagón en el que iba no había nada y nunca vi emparedados. Lo primero que comí fue un trozo de galleta dura y un vaso de agua, y lo vomité enseguida”2.
El alguacil mete a 1.200 trabajadores del IWW en vagones de tren para su deportación desde Bisbee, Arizona, julio de 1917. Foto: PD
Los deportados fueron abandonados en el desierto de Nuevo México con una temperatura de alrededor de 32 grados Celsius (90 grados F). Dos días después, los hombres fueron reubicados en Columbus, Nuevo México, donde se autoorganizaron, prometiendo que regresarían todos juntos a Bisbee. Su única exigencia: “Quieren su libertad y su derecho a mantenerse a sí mismos y a sus familias, pero quieren que esa libertad les sea restituida donde les fue arrebatada”3.
Tras dos meses en Columbus, el ejército de los Estados Unidos derribó las tiendas de campaña de los deportados y les redujo las raciones de comida. Los deportados fueron obligados a abandonar Columbus. Algunos encontraron nuevos trabajos, aunque muchos fueron puestos en la lista negra. Pero nunca pudieron regresar a Bisbee. Bisbee se convirtió en una fortaleza para impedir la entrada de personas indeseadas. Los justicieros patrullaban los barrios. La gente entendía que si ayudaba a alguien en contra de la voluntad de las autoridades, sería el siguiente. Las familias quedaron destrozadas, la comunidad destrozada. En particular, las familias mexicanas que quedaron atrás sufrieron las mayores penurias. Según una versión, los habitantes mexicanos estaban “en la indigencia y, además, no se les brindaba ninguna ayuda...”4.
Tras la deportación, la limpieza étnica de Bisbee (de los mexicanos y del IWW) se convirtió en un elemento central de la vida del pueblo. El Bisbee Daily Review escribió: “Simplemente debido a que Bisbee se levantara con fuerza y expulsara del distrito a unos mil doscientos red flaggers [peligros para la sociedad] no significa que su labor haya terminado. Nuestra verdadera tarea aún está por cumplirse. ¡DEBEMOS MANTENERLOS FUERA!”5.
El 21 de julio, se emitió una orden para arrestar por vagancia a todos los hombres desempleados en Bisbee que no tuvieran antecedentes penales. Esa mañana, el alguacil Wheeler comenzó la redada de desempleados6. Meses después de la deportación, seguía arrestando a los hombres por “vagancia” y los condenaron a 90 días de cárcel o les dieron dos días para abandonar el pueblo7.
Se formaron tribunales irregulares para quienes regresaban o se dirigían a Bisbee — cualquiera que regresara de Columbus era encarcelado. Los llevaban ante esos tribunales y les daban un plazo para vender sus pertenencias y abandonar el pueblo8.
Un año después, el gobierno federal acusó a Wheeler y a 21 justicieros por violar los derechos civiles de las personas que deportaron. Pero la Corte Suprema de Estados Unidos, en una decisión de 8 a 1, dictaminó que el gobierno estadounidense no tenía la facultad de intervenir. Cuando los 21 y Wheeler fueron a juicio en un tribunal estatal, alegaron que tenían el derecho legal de deportar a los mineros basándose en la “ley de necesidad”9, argumentando que sus acciones de justicieros estaban justificadas porque era necesario para impedir un delito mayor. Fueron declarados no culpables. El fiscal del condado, Robert French, desestimó todos los cargos contra 123 justicieros y la Compañía Phelps Dodge. El estado de Arizona se negó a procesar a nadie más. Nadie fue a la cárcel por el secuestro de 2 mil personas.
LOS CRIMINALES
El alguacil Henry Wheeler: Organizó la Liga de Lealtad de los Trabajadores, mediante la cual supuestamente “delegó”10 a los trabajadores anti-IWW. Estos y otros fueron los justicieros que llevaron a cabo la deportación de Bisbee. Wheeler declaró: “He formado una cuadrilla del sherifato compuesta de 1.200 hombres en Bisbee y 1.000 hombres en Douglas, todos estadounidenses leales, con el fin de arrestar a los acusados de vagancia y traición, y de perturbar la paz del condado de Cochise...”11. Wheeler prometió hacer de Bisbee “un campamento estadounidense donde los estadounidenses puedan disfrutar de la vida, la libertad y la consecución de la felicidad sin ser molestados por enemigos ajenos de cualquier raza”12.
El sherifato carga a 1.200 trabajadores del IWW en vagones de tren para su deportación desde Bisbee, Arizona, julio de 1917. Foto: PD
Los justicieros: Los justicieros estaban compuestos por la Liga de la Lealtad, la Liga Protectora de Ciudadanos, la Asociación para la Protección de los Empresarios y empleados de la Compañía Phelps Dodge. La Liga Protectora Ciudadana calificó la huelga de “traición a nuestro gobierno”13.
La Compañía Phelps Dodge: El presidente de Phelps Dodge, Walter Douglas, calificó la huelga de “conspiración liderada por extranjeros”14. Phelps Dodge proporcionó a los justicieros muchas de las armas que utilizaron durante la deportación15. Douglas emitió las órdenes para la deportación por ferrocarril16.
El gobernador de Arizona, Thomas Campbell: Campbell declaró que los principios del IWW “son un hedor en la boca de los estadounidenses decentes” y “una amenaza para el bienestar cívico y el progreso industrial en tiempos de paz... Tales doctrinas en tiempos de guerra son traición”17. Campbell apoyó activamente armar a los justicieros y el papel que la Liga de la Lealtad y otros desempeñaban en la deportación18.
Bisbee Daily Review: Este periódico apoyó activamente la deportación en masa de los huelguistas. Escribieron: “Las políticas de paz habían fracasado. Los mexicanos empezaban a desfilar por cientos. Los ‘wobblies’ [miembros del IWW] empezaban a pelar los colmillos. Sus víctimas empezaban a tener hambre. Y los ciudadanos, que observaban cada movimiento de su enemigo, cada estado de ánimo, cada giro, cada onda, SABÍAN QUE DEBÍAN ATACAR RÁPIDO Y FUERTE”19.
LA COARTADA
Los dueños de las minas y los que se oponían a los trabajadores en huelga afirmaban que el IWW era básicamente una organización de “fachada alemana”, financiada con dinero alemán. Los que se oponían al IWW calificaban al sindicato de organización sediciosa que ponía en peligro el esfuerzo bélico estadounidense y amenazaba el orden social20.
La huelga de Bisbee se convirtió en un problema nacional cuando el senador por Colorado, Charles Thomas, acusó al IWW de colaborar con agentes alemanes para “paralizar las fundiciones y la industria en el oeste”, en particular las minas de Arizona21.
EL VERDADERO MOTIVO
La Primera Guerra Mundial comenzó en 1914 y duró hasta 1918. Fue una guerra en la que dos bloques de grandes potencias imperialistas combatieron entre sí. Un bloque incluía a Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos (y Rusia formaba parte de esta alianza); y el otro estaba liderado por Alemania y sus aliados. Combatían por la supremacía global, en particular por el control de las regiones coloniales oprimidas de África, Asia y el Medio Oriente.
La Primera Guerra Mundial generó una enorme demanda de cobre, y Arizona producía el 17% del cobre del país. Los precios se dispararon y las ganancias aumentaron por los cielos, pero los salarios de los mineros se mantuvieron estables. Cualquier intento de detener la producción se consideraba un obstáculo para el esfuerzo bélico.
El IWW se opuso a la guerra. La llamaron “la guerra capitalista” y su postura era condenar todas las guerras22. El IWW tuvo especial éxito en reclutar a los trabajadores mexicanos de Bisbee23.
Durante la Primera Guerra Mundial, la revolución se sentía en el aire en muchas partes del mundo. Esto era cierto en México, donde la revolución mexicana continuaba. Los mineros de cobre mexicanos en Sonora, México, cerca de la frontera con Arizona, realizaron varias huelgas y se unieron masivamente al ejército revolucionario24. Como parte de la revolución mexicana, en 1916 Pancho Villa lideró una incursión en Columbus, Nuevo México. Antes de eso, él y sus hombres amenazaron con tomar la ciudad de Douglas, Arizona, donde la cía. Phelps Dodge tenía una mina. Todo esto fue reportado en la prensa de Bisbee. Esto difundió un temor en la zona de que los mexicanos que venían a trabajar a las minas de Bisbee fueran “villistas” armados25. (Para entender más sobre la relación entre Estados Unidos y México en esa época, véase “Una cosecha parásita imperialista: despiadadamente explotadora y atrincherada, Un aporte sobre las raíces históricas de la dominación estadounidense de México”, de Juan Rojo.)
Los dueños de Phelps Dodge consideraron una huelga en sus minas durante la guerra como traición o sabotaje. En nombre de la “seguridad nacional”, rechazaron las demandas del sindicato, y la huelga comenzó. Para la compañía y otras fuerzas poderosas, Estados Unidos no podía permitir que se interrumpiera su producción de cobre — por lo tanto, la huelga debía ser aplastada.
El 6 de julio, una asamblea municipal de 500 habitantes de Bisbee aprobó resoluciones que “declaraban al IWW un enemigo público de Estados Unidos”26. Se hicieron planes para la deportación27. El 11 de julio, el alguacil Wheeler convocó una reunión de 2 mil justicieros para aplastar la huelga y les dijo: “Esto no es un conflicto laboral, sino un intento directo de avergonzar al gobierno”. El escenario estaba montado para la deportación masiva.
Durante la investigación posterior a la deportación, el gobernador de Arizona, George Hunt, quien había reemplazado a Campbell, le declaró al presidente Woodrow Wilson que “no se encontró la más mínima evidencia de dinero alemán…” y que la afirmación de influencia alemana en el IWW era “lisa y llanamente una patraña”28.
La deportación de Bisbee tuvo un gran impacto en otros conflictos laborales en todo el país durante los años de la guerra, y se promulgaron leyes que penalizaban la defensa de puntos de vista y opiniones que diferían o se oponían al gobierno.
Fred Watson, un deportado, dijo muchos años después: “Nunca entenderé CÓMO PUDO HABER OCURRIDO en un país civilizado. Este es el único país donde pudo haber ocurrido. En lo que a nosotros respecta, ¡seguimos en huelga!...”. Cuando su esposa le dijo que eso había ocurrido hacía 60 años y que debería olvidarlo, Watson respondió: “¡Lo olvidaré cuando muera! ¡Lo olvidaré cuando muera!”29.