Agosto de 2020, Ciudad de Nueva York. El activista de Black Lives Matter (La vida de los negros importa) Derrick Ingram ve el punto rojo del láser de un policía flotando por su dormitorio. Y de pronto hay una explosión de actividad: helicópteros, dos docenas de vehículos policiales, docenas de policías y perros cierran su calle e intentan hacer una redada en su apartamento.
¿Por qué? Porque durante una protesta en junio contra el asesinato de George Floyd las cámaras de vigilancia del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) capturaron la imagen de alguien usando un megáfono “demasiado cerca” del oído de un policía. Luego el DPNY utilizó software de reconocimiento facial para vincular esa imagen a la cuenta de Instagram de Derrick Ingram. Los policías escucharon sus llamadas telefónicas y utilizaron drones para mirar por sus ventanas, como preparación para este asalto cuyo fin fue acusar a Ingram de asalto en segundo grado contra un policía; cargos que luego se descartaron.
El 7 de agosto de 2020, unos 50 policías de Nueva York, algunos con equipo táctico y escudos, y un helicóptero, rodearon el apartamento de Derrick Ingram en Manhattan, obligándole a marcharse después de 6 horas, sin detenerle.
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Como se ha señalado en divulgaciones recientes en The New York Times y en The Intercept, los cerdos policías en los Estados Unidos ha “readaptado” una tecnología espía increíblemente invasiva desarrollada inicialmente por el ejército. Se desarrolló primero para espiar a los musulmanes dentro de los Estados Unidos, y luego para perseguir a amplios sectores de la población.
Esto se ha ido desarrollando durante muchas décadas, pero desde 2006 se han gastado más de $3 mil millones para construir un sistema de vigilancia verdaderamente orwelliano1 en la Ciudad de Nueva York, que se suele utilizar dentro de una nube impenetrable de secretismo en cuanto a qué tipo de armamentos y operaciones se han desatado contra el público2.
Los neoyorquinos están bajo vigilancia casi constante en la calle (sea a pie o en sus vehículos); y a menudo incluso cuando navegan por internet o están en sus propios hogares.
El Domain Awareness System (lo que en inglés quiere decir algo así como “sistema de conocimiento del área”) del DPNY conecta más de 18 mil cámaras de vigilancia públicas y privadas, capturando millones de imágenes. Además, todos los días, “el DPNY recoge aproximadamente 3,6 millones de números de placas de coches y sus ubicaciones, utilizando cientos de dispositivos de escaneo en toda la ciudad” (NY Daily News). Se está usando un número desconocido de furgonetas móviles de rayos X de grado militar que utilizan rayos potencialmente peligrosos que pueden ver a través de la puerta de un coche, pero el DPNY se niega a decir dónde, cómo o para qué propósito se usan. El software espía del DPNY escanea por los perfiles de las redes sociales para información que ya se ha eliminado.
El blanco es el disentimiento político. Los drones sobrevuelan las protestas, filmando a todos. Un estudio de Amnistía Internacional compartido con the Times demostró que ¡alguien que marchaba en una ruta típica de una protesta contra la brutalidad policial estaría en cámara el 80 por ciento del tiempo!
Otro aspecto de esto es que, en violación directa de una ley de 1976, el DPNY accede sistemáticamente a los registros de arresto sellados de millones de personas. Los policías en la Ciudad de Nueva York, como en todo Estados Unidos, arrestan habitualmente a millones de personas, especialmente jóvenes de color, bajo acusaciones falsas que luego retiran. Dado que esas personas son legalmente inocentes, la ley establece que hay que sellar dichos registros, a menos que lo permita una orden judicial. Desafiando esa ley, los cerdos del DPNY tienen una aplicación en sus teléfonos para acceder a esa información, y la utilizan como base para perseguir y acosar a la gente aún más.
Y toda esta información se entreteje en bases de datos vinculadas a individuos mediante el uso de software de reconocimiento facial y datos de placas de coche. Cada vez más, los cerdos pueden meter tu nombre en su sistema y saber en qué tiendas entraste la última vez que fuiste de compras, a quién recogiste en tu coche, con qué grupos políticos trabajas, tu historial de arrestos, lo que dijiste a tus amigos en Facebook, y así sucesivamente.
Como demuestra la redada de agosto del 2020 contra Derrick Ingram citado anteriormente, no sólo hay “potencial” para el abuso—el estado policial ya está en vigor.
Este sistema de vigilancia se está utilizando para alimentar a la siempre-hambrienta bestia que es la encarcelación en masa. El barrio con más cámaras de vigilancia es el de East New York, ¡que es 84 por ciento negro y latino! El director de ciencia y vigilancia de Brooklyn Defender Services (Servicios Defensores de Brooklyn) dijo a The Times que “Mi oficina defiende decenas de miles de casos cada año, y me sorprendería si tuviéramos un solo caso de cualquier nivel de gravedad que no incluyera alguna forma de tecnología de vigilancia” [énfasis nuestro]. En 2014, se arrestaron a 40 personas, en su mayoría jóvenes, en Harlem por delitos graves. ¿El motivo? Adolescentes que dicen disparates en sus páginas personales de Facebook sobre lo que se jactaban de hacer a las personas con las que tenían riñas.
A los políticos del Partido Demócrata y a las figuras liberales de los medios de comunicación les gusta expresar su desaprobación y “choque” y “horror” sobre los estados policiales invasivos de otros países — especialmente si esos países son enemigos de los Estados Unidos. Pero respecto a la vigilancia de alta tecnología y el control de su propia población, ¡el DPNY no tiene rival!
La gente a veces dice: “Si no estás haciendo nada malo, ¿qué más te da si te espían?” ¡Pregúntale a Derrick Ingram! ¡Pregúntales a las familias de Zemari Ahmadi y los siete niños asesinados hace dos semanas! [Consulte el cuadro que aparece abajo].
La policía son instituciones de violencia organizada y “legitimada” que “sirven y protegen” este sistema de capitalismo-imperialismo al oprimir y reprimir al pueblo. El hecho de que hayan desarrollado la capacidad de espiar masivamente a poblaciones enteras, lo cual incluye observar a las personas en sus apartamentos y coches, y que hayan desarrollado bancos de datos sobre millones de personas que cualquier cerdo en la calle puede ver es criminal — y extremadamente peligroso para la humanidad.
Las fuerzas armadas estadounidenses no están cumpliendo un “servicio honorable” — y no son una fuerza “dura y valiente” a la cual la gente debe respetar. Hacen lo mismo alrededor del mundo, a una escala masiva, que la policía hace aquí: matando cobardemente y aterrorizando a la gente al servicio de los opresores más grandes del mundo, los gobernantes de Estados Unidos. Además, son una causa importante de la destrucción del medio ambiente.
—De UNA DECLARACIÓN, UN LLAMAMIENTO A QUE SE ORGANICE AHORA PARA UNA REVOLUCIÓN REAL
La vigilancia de alta tecnología y la masacre de la familia Ahmadi a manos del ejército estadounidense
29 de agosto, Kabul, Afganistán, los días finales de la ocupación estadounidense. Zemari Ahmadi, de 43 años, empleado desde hace mucho tiempo de una organización de ayuda estadounidense, se dirige en su coche a su casa familiar después de un largo día de trabajo en el que había estado tratando de organizar la distribución de alimentos en los barrios ahora ocupados por los talibanes, había recogido el ordenador portátil de su jefe y agua para llevarla a casa. (El servicio de agua se había cortado en su área). Según va llegando, los niños se acercan corriendo para saludarlo. De la nada, un misil estadounidense Hellfire se estrella contra su coche, haciéndolo volar por los aires y matando a 10 personas, todos civiles, incluyendo siete niños de entre 2 y 16 años de edad.
¿Por qué? Drones estadounidenses habían estado siguiendo la pista a su coche mientras sus recados lo llevaron cerca de lo que Estados Unidos pensó que era una casa segura del ISIS y cerca del aeropuerto. Los analistas concluyeron que los ordenadores portátiles en el coche y el agua que había cargado en su maletero eran explosivos. Lo consideraban un terrorista que debía ser “eliminado”.
Los métodos y tecnologías de vigilancia social masiva que hoy utiliza el DPNY y otras agencias estadounidenses los han desarrollado principalmente el ejército estadounidense como parte de su guerra DE terror contra los pueblos de Medio Oriente y Asia Central. La masacre de la familia Ahmadi —una de literalmente cientos de masacres de civiles facilitadas por drones estadounidenses contra funerales, fiestas de boda, hospitales y otras situaciones comunes percibidas como “reuniones terroristas”— nos demuestra el estado de vigilancia a plena marcha.