Durante varias semanas, el racista genocida Trump ha orquestado una campaña llena de odio y cifrado lenguaje racista contra Lisa Cook. Ella es la primera mujer negra nombrada para la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, compuesta por siete personas. Trump ha acusado a Cook de “fraude hipotecario”, a pesar de que no se han presentado cargos en su contra. Ha exigido su despido, a pesar de carecer de autoridad para hacerlo. Pero todo esto es el procedimiento operativo estándar en el nuevo orden fascista.

El Banco de la Reserva Federal (“la Fed”) es una institución crucial para la clase dominante. Supervisa a los bancos, fija las tasas de interés clave, influye en la oferta monetaria y actúa como “prestamista de última instancia” (brindando apoyo a los bancos en quiebra e inyectando crédito durante emergencias y crisis financieras). A menudo se hace referencia a la Reserva Federal como “el banco central más poderoso del mundo”. La Fed nunca ha sido “independiente” de los intereses de la clase dominante imperialista. Y la Reserva Federal de Estados Unidos es un instrumento clave de la dominación y la hegemonía imperialista estadounidense en la economía mundial. (Vea el artículo adjunto para más información).

En este artículo, no abordaré explícitamente los designios de Trump sobre la Reserva Federal para servir a la reestructuración fascista de la economía. Más bien, quiero compartir con los lectores algo de lo que he aprendido sobre la investigación económica pionera de Lisa Cook. En este artículo, me he basado en un importante trabajo de investigación que ella escribió y que, en cierto modo, definió su carrera: Violence and Economic Activity: Evidence from African-American Patents, 1870-1940 (Violencia y actividad económica: evidencia de patentes afroamericanas, 1870-1940). También me he beneficiado de varios perfiles valiosos de este trabajo, presentados en el podcast Planet Money y otras entrevistas y presentaciones de Cook.

Un dato biográfico a destacar: Lisa Cook formó parte de un grupo de niños negros que venció la segregación en las escuelas públicas locales de Georgia. La golpearon chusmas racistas y su cuerpo aún tiene las cicatrices. Y un dato profesional: en 2020, cuando Lisa Cook se convirtió en profesora titular de economía en la Universidad Estatal de Michigan, había 9000 profesores titulares de economía en Estados Unidos, y solo 90 eran negros.

Desafiando la ortodoxia de los modelos “económicos puros”

Lisa Cook estudió con el economista ganador del Premio Nobel, Paul Romer. Este analizó el importante papel de la innovación para impulsar el crecimiento en las economías modernas. Sostenía que, con la inversión en ciencia, la adopción de fuertes leyes de patentes y la competencia, se produciría una innovación robusta. Esta, a su vez, tendría un potente efecto en el crecimiento. Solo se necesitaba este tipo de marco institucional.

Cook, entonces candidata a doctorado, dudaba de la idea de que con las escuelas de ciencias y las leyes de patentes, se fijaba el marco para la innovación. ¿En realidad se aplicaba esto a las personas negras? Postuló que podría haber factores “extraeconómicos” que explicaran las disparidades entre las solicitudes de patentes de personas blancas y negras. Se preguntaba si las leyes vigentes se aplican de forma equitativa y si el nivel de violencia contra las personas negras prevaleciente en la sociedad afectaría la innovación originada por inventores negros.

En otras palabras, ella estaba introduciendo las dimensiones de las relaciones jurídicas y sociales desiguales, así como la violencia institucional y extrajudicial —violencia no sancionada oficialmente por la ley, pero tampoco prevenida por ella, como los linchamientos— en la conversación sobre la innovación. El discurso predominante de la economía convencional se basa en modelos económicos sofisticados respaldados por las matemáticas... una “economía pura” que no necesita preocuparse por la historia, ni por el poder y las relaciones sociales.

Demostrando su argumento

Cook tuvo que someter su corazonada —que se convirtió en una hipótesis de trabajo— a prueba empírica. Se propuso recopilar dos conjuntos de datos. Uno consistía en compilar una base de datos de patentes de inventos de los últimos 150 años y determinar la raza de los inventores, una tarea formidable, dado que el registro de patentes no incluía esa información. El otro conjunto de datos que necesitaba se centraba en las medidas de violencia y el estado de derecho desigual. Aquí desarrolló varios puntos de referencia, desde los picos en las leyes de segregación hasta el aumento de la violencia, con los linchamientos en el extremo de ese espectro. Observaría cómo la innovación negra crecía o decaía en diferentes épocas y lugares del país.

Cómo buscó y reunió datos para obtener mediciones utilizables es una historia fascinante que abarca más de 10 años de minucioso trabajo. Su artículo final, presentado en revistas profesionales, abarcó el período comprendido entre 1870 y 1940.

Algunos hallazgos críticos de Lisa Cook

Utilizando la metodología que ella desarrolló y examinando el auge y la caída de las solicitudes de patentes en relación con los picos de las leyes de segregación y de los linchamientos, descubrió las siguientes tendencias:

* Un punto álgido de innovación para los inventores negros se produjo en el período 1870-1900. Para 1870, la Guerra Civil había producido grandes avances para la población negra. Se había promulgado la Decimocuarta Enmienda, que prometía igualdad de protección (derechos de ciudadanía) para todos los hombres nacidos o naturalizados en Estados Unidos. Con la Reconstrucción —las dramáticas medidas adoptadas por el gobierno federal entre 1865 y 1877— se abrieron nuevas vías para que la población negra ocupara cargos políticos, poseyera propiedades y obtuviera educación. En este período, personas negras presentaban patentes prácticamente al mismo ritmo (patentes por persona en la población negra) que los inventores blancos. A pesar de la rápida reacción violenta y ataques de la supremacía blanca, los cambios positivos que se produjeron, junto con la lucha de la población negra, permitieron que esta tendencia continuara hasta 1900.

En este período los inventores negros nos dieron ascensores, motores rotativos, un sistema telefónico, mecanismos para amasar y muchas otras innovaciones. De nuevo, inventaban al mismo ritmo que los inventores blancos.

*En 1900, comienza un marcado descenso en el ritmo la tasa de patentes de personas negras. ¿Por qué? En 1896, la Corte Suprema había sancionado e institucionalizado la segregación con su fallo en el caso Plessy vs. Ferguson, lo que se sumó a la brutal violencia del KKK y la supremacía blanca que formó parte de la revocación de la Reconstrucción.

*¿Cómo la segregación inhibiría la innovación y la solicitud de patentes? Cook explicó en una entrevista con Planet Money: “Se les ha prohibido el acceso a las bibliotecas, donde solían consultar los registros de patentes. Se les prohibe el acceso a los distritos comerciales, donde se encuentran sus abogados de patentes. Se les ha impedido hablar con otros inventores; creo que esa fue una de las mayores consecuencias negativas”. Cook ha señalado que no fue hasta la década de 1970 que hubo abogados negros de patentes.

*Lisa Cook detecta otra y muy pronunciada caída en las solicitudes de patentes de personas negras en 1921. ¿Qué estaba ocurriendo? Cook: “Hay que hacer pruebas cuando se ve algo tan crudo... y yo simplemente no conseguía que el efecto desapareciera por mucho que lo intentara”. Revisó una y otra vez para ver si se trataba de un error de cálculo. Y entonces se dio cuenta: ¡la masacre racial de Tulsa 1921!

Tulsa, Oklahoma albergaba una de las comunidades negras más prósperas y florecientes del país. Fue literalmente destruida por turbas racistas merodeadoras: disparando sin vacilar, las autoridades lanzando bombas incendiarias desde el cielo, residentes masacrados y expulsados ​​de la ciudad. Para las personas negras, observó Cook: “Tulsa demostró que nadie las ayudaría... el gobierno local les falló, el gobierno estatal les falló, el gobierno de Estados Unidos les falló. En todos los niveles, nadie los respaldaba. Todos tenían miedo”.

Esta falta del Estado de derecho para las personas negras, el hecho de que una persona negra no se sintiera segura en ningún lugar, que sus avances científico-intelectuales no serían reconocidos ni defendidos... esto contribuyó a importantes disparidades entre las patentes de blancos y negros que persistieron hasta 1940, fecha de finalización del estudio de Cook. Pero muchos inventores negros desafiaron las probabilidades y las amenazas, como su primo Percy Julian que, en 1940, inventó una forma mejorada de producir cortisona (el esteroide antiinflamatorio). Puede que no haya sido así, ¡ya que la casa donde creció había sido atacada con bombas incendiarias dos veces!

Una visión general y extensión de la investigación

Considerando el período 1870-1940 en su conjunto, Lisa Cook calcula en su artículo que Estados Unidos perdió más de 1100 inventos de inventores negros. ¿Qué habría sucedido si estos inventos hubieran surgido en lugar de verse obstaculizados y suprimidos por la segregación y la violencia racial... si estos inventos frenados se hubieran incorporado a la economía? Cook afirma que la pérdida equivalía a las patentes generadas en un país europeo de tamaño medio, como los Países Bajos.

Por lo tanto, su hipótesis y el desafío específico al modelo de innovación de Paul Romer se confirmaron: las fuertes leyes de patentes (o lo que a menudo se denomina “derecho de propiedad intelectual”) no generaban, ni generan, innovación por sí solas. No cuando estas leyes se aplican de forma desigual (segregación y discriminación), ni cuando se introduce en las matemáticas la “variable” históricamente definitoria de la violencia racista.

El trabajo de investigación de Lisa Cook tuvo que luchar para publicarse. Recibió el respaldo de tres economistas ganadores del Premio Nobel, entre ellos Paul Romer cuyo trabajo ella estaba cuestionando críticamente.

El estudio de Cook abarca los años 1870 a 1940. En ese período, el año pico de patentes afroamericanas por persona en la población negra fue 1899. Más recientemente, amplió sus datos hasta 2010. Resulta, y esto es una terrible acusación, que 1899 sigue siendo el año pico.

Una amarga ironía y una lección para el futuro

Lisa Cook es una mujer negra nombrada para el Banco de la Reserva Federal por la administración Biden. Para Trump, eso es motivo suficiente para exigir su destitución... sin importar el debido proceso. Pero hay más en juego. Si se familiariza con muchos de los temas tratados en los escritos de Lisa Cook —entre los que destacan trabajos sobre las disparidades raciales y de género en la fuerza laboral y la adquisición de riqueza— comprenderá por qué los agentes fascistas-racistas de Trump están afilando sus cuchillos de difamación como parte de la ofensiva fascista general para silenciar la verdad sobre el racismo como una realidad histórica y generalizada en este país.

Lisa Cook se niega a dimitir. No solo ha contratado representación jurídica para retirar estas acusaciones, sino que también ha demandado a Trump. Esta es una contradicción aguda y cada vez más aguda, ya que Trump pretende establecer un control fascista-dictatorial sobre la Reserva Federal e intensifica la flagrante y cada vez más agresiva supremacía blanca del dominio fascista.

Hay una amarga ironía en todo esto. Lisa Cook creció en una generación que trabajó para cambiar el sistema “desde dentro”, con la idea de que la opresión racial podría erradicarse —o al menos reducirse considerablemente— al luchar por un sistema más equitativo. Irónicamente, su investigación sobre las patentes es sólo un indicador de la persistencia de la opresión de los negros en la sociedad capitalista-imperialista de Estados Unidos.

Pero como Bob Avakian ha dicho en el profundo ensayo: “Es posible eliminar la opresión racial — pero no se puede hacer bajo este sistema”:

…por muy importantes que sean estas luchas de masas, sin construirlas hacia el objetivo, y sin llegar por fin al momento, de plantarse contra todo el sistema, con el fin de hacerlo caer, y hacer nacer algo mucho mejor, pues, como he enfatizado antes, incluso donde se ganen concesiones: “mientras este sistema siga en el poder, habrá fuerzas poderosas que se maniobrarán para atacar y socavar, y tratar de revocar, incluso estos triunfos parciales”, y las personas seguirán oprimidas y una vez más estarán cargadas con una sensación de desmoralización, ya que una vez más estarán divididas y enfrentadas entre sí.

La historia de Lisa Cook señala la urgente necesidad tanto de expulsar a este coloso inexorable fascista del poder como de dar a la gente la comprensión de que este sistema capitalista-imperialista en sí mismo es la fuente no solo del fascismo, sino también del racismo virulento, la misoginia tóxica, la xenofobia, la ignorancia y todo lo demás que este sistema nunca ha podido eliminar y que, para citar a Bob Avakian: “únicamente la revolución emancipadora radical representada por el nuevo comunismo puede hacer que se ponga fin a estos horrores y crear una sociedad verdaderamente emancipadora y a la larga un mundo donde los seres humanos verdaderamente puedan florecer juntos y dar plena expresión a su humanidad”.