Actualización, 16 de septiembre: Según noticias recientes, las acusaciones de “fraude hipotecario” que Trump y sus secuaces han utilizado como justificación para intentar despedir a Lisa Cook, miembra de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, están resultando falsas según pruebas concretas. El director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda, Bill Pulte, acusó a Cook de declarar una segunda vivienda en Atlanta como su “residencia principal” cuando ya tenía una residencia principal en otro estado. No obstante, según documentos revisados por Reuters, Cook le indicó claramente a su prestamista que la propiedad en Atlanta era una “casa de vacaciones” y no su residencia principal. Y según documentos del condado, ella nunca solicitó una exención tributaria para la casa en Georgia como residencia principal.
Cook está luchando contra los esfuerzos de Trump por despedirla. El 9 de septiembre, un juez de un tribunal federal de distrito emitió un amparo de protección preliminar que impide que Trump la destituya de la Junta. Trump sigue adelante con sus esfuerzos por despedir a Cook. El régimen de Trump solicitó a un tribunal de apelaciones una resolución de emergencia que invalide la decisión del tribunal de distrito y permita el despido de Cook, alegando que las acusaciones en contra de ella han generado dudas sobre si “es posible confiar en la capacidad de ella para actuar con honradez, cuidado y desinterés en el manejo de la oferta monetaria estadounidense”. El 15 de septiembre, el tribunal de apelaciones ratificó la resolución del tribunal de distrito. Según el New York Times, un funcionario del régimen de Trump dijo que pronto iban a “impugnar la resolución ante la Corte Suprema”.
Lea el artículo a continuación, posteado originalmente hace dos semanas, para obtener más información sobre el acaparamiento de poder fascista que se esconde tras el intento de despedir a Lisa Cook y lo que revela sobre las potenciales escisiones entre los gobernantes.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, conversa con Lisa Cook, miembra de la Junta de Gobernadores, el 25 de agosto de 2025 Foto: AP
En otro importante acaparamiento de tomar más poder, el lunes 26 de agosto, el fascista Trump anunció que iba a despedir a Lisa Cook, una de los siete miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal.
La Reserva Federal, o Fed, es el banco central de Estados Unidos. Supervisa y reglamenta todo el sistema bancario estadounidense y, junto con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, es un instrumento central de la dominación imperialista estadounidense en la economía mundial. Históricamente, todos los sectores de los gobernantes han acordado que la Fed debiera estar “aislada” de los conflictos políticos.
La dominación imperialista a la que sirve la Reserva Federal (vea el recuadro) ha significado un sufrimiento innecesario, con el “equivalente” a más de 500 millones de muertes innecesarias de niños menores de cinco años desde la Segunda Guerra Mundial debido a enfermedades prevenibles y desnutrición. (Véase el e-mensaje de Bob Avakian, REVOLUCIÓN #86: “Este sistema de atrocidades perpetuas — mata a cientos de millones de niños”).
Del consenso de la clase dominante al acaparamiento de poder fascista
Tradicionalmente, se ha considerado que la Reserva Federal extiende y protege los intereses del sistema en su conjunto, y se han tomado medidas para aislarla de la tradicional rivalidad entre republicanos y demócratas. Como los pactos entre los capos mafiosos, las diferentes facciones acordaron refrenarse para el bien mayor del sistema. De hecho, cuando la Corte Suprema, dominada por los fascistas, hace poco otorgó a Trump amplia libertad para despedir a personas en total desacato a la ley, incluso la Corte hizo una excepción en el caso de despedir a alguien de la Reserva Federal.
Trump tenía meses atacando públicamente y amenazando con despedir al presidente de la Junta, Jerome Powell, por negarse a seguir su orden de bajar las tasas de interés inmediatamente tras la crisis económica causada por sus nuevos aranceles que afectan a más de 90 países1.
Ahora, al intentar despedir a Lisa Cook, Trump busca tomar el control total de la Reserva Federal.
Lisa Cook, nombrada miembra de la Junta de Gobernadores en 2022, es la primera mujer negra en integrar la Junta de la Reserva Federal. De 2000 a 2001, se desempeñó como asesora principal en la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y de 2011 a 2012, fue economista principal en el Consejo de Asesores Económicos del presidente Obama. Gran parte de su investigación académica se centró en la opresión y la desigualdad racial y de género (vea el artículo acompañante).
Trump dijo que podía despedirla debido a que un individuo de su propio círculo la había acusado de fraude hipotecario. De hecho, Lisa Cook ni siquiera ha sido acusada, ni mucho menos condenada, por ningún delito. Aún no se han presentado pruebas, los presuntos hechos ocurrieron antes de que ella ingresara a la Junta, y a ella no se le dio tiempo para ver ni responder a las acusaciones de Trump. Cook se negó a dimitir, y el jueves 28 de agosto demandó a Trump, calificando su despido de “sin precedentes e ilegal”.
Durante más de 100 años, la Reserva Federal ha sido, por ley, independiente de los presidentes y de cualquier esfuerzo por manipular sus funciones para favorecer fines políticos. Sin embargo, El presidente en funciones elige a cada nuevo miembro de la Junta, con la aprobación del Congreso. Reemplazar a Cook por otro fiel partidario político de Trump le otorgará una mayoría fascista en la Junta, poniendo directamente en las manos de Trump el control total de todo el sistema bancario de Estados Unidos, la palanca más poderosa de la política monetaria estadounidense.
Tres factores que llevaron al despido de Lisa Cook
Tres factores intervienen aquí:
Los fascistas TIENEN que pervertir a todas las instituciones importantes en herramientas directas de su propio gobierno, en consonancia con su necesidad de transformar la sociedad en su conjunto;
Trump no respeta en absoluto el estado de derecho y, en su opinión, una acusación de uno de sus secuaces fascistas equivale a un juicio y un veredicto ante un tribunal neutral;
Y esto es importante: el propio Trump es un racista acérrimo y el movimiento MAGA odia enormemente a cualquier persona negra prominente o con grandes logros que no le lama las botas a Trump.
Es necesario oponerse a esta medida ilegal y racista en sí misma. Pero también tiene importancia el posible conflicto al interior de la clase dominante sobre los esfuerzos de Trump por subordinar la Reserva Federal a su propio control personal y a los objetivos políticos de este régimen fascista.
Dejando de lado la situación con la Reserva Federal, estos son los tipos de conflictos que seguirán intensificándose.
Cuanto más avance el fascismo de Trump y MAGA para reconfigurar radicalmente las instituciones imperialistas de larga data, más podrían surgir fuerzas entre los gobernantes que podrían ver en este fascismo una amenaza existencial a su sistema y a su posición general en el mundo. En sí y de por sí, esto no llegaría donde se necesita. Sin embargo, una lucha masiva no violenta de millones de personas desde abajo podría obligar, así como dar cobertura, a las fuerzas al interior de la clase dominante a emprender acciones para sacar a este régimen. Esta es una forma en que se podría obligar al régimen a dejar el poder.
Esta lucha masiva no violenta de millones debe concentrarse en Washington, D.C., el 5 de noviembre, el primer aniversario de la elección de Trump. Y no detenerse hasta que el régimen sea expulsado del poder.
En su e-mensaje, Revolución #125, “Ni los tribunales ni el Partido Demócrata: La gente decente, en movilización masiva e implacable, es la fuerza en la que hay que apoyarse para derrotar al fascismo de Trump y MAGA”, Bob Avakian aborda brevemente algunas de las dinámicas y el proceso necesarios:
Protestas continuadas, y movilizaciones poderosas por todo Estados Unidos, han sido muy importantes, y muestran el potencial de lo que hay que hacer. Pero todo esto tiene que dar un salto, pronto, para convertirse en un levantamiento popular masivo, decidido a derrotar concretamente a este régimen fascista, unido en torno a la demanda urgente: ¡Que se largue el régimen fascista de Trump — YA!
Esto significa “que no siga la actividad como de costumbre”. Significa que se desarrolle la protesta y la resistencia día tras día: no violenta pero sostenida e implacable —que responda a la represión por parte del régimen fascista, con torrentes aún mayores de resistencia— que una a todos los que se pueda unir, cada vez más numerosos, motivados por la necesaria sensación de urgencia, con el objetivo de crear una crisis política profunda y grandes cambios y “realineamientos” por toda la sociedad, inclusive en las instituciones dominantes del poder, con el fin de que el régimen fascista ilegítimo no pueda funcionar, y que de hecho sea sacado del poder.
La Reserva Federal: Un instrumento de la dominación estadounidense
La Reserva Federal se formó en 1913, cuando la economía estadounidense venía entrelazándose cada vez más con las naciones y colonias oprimidas que estaba poniendo bajo su control en Asia y América Latina (y posteriormente, tras la Segunda Guerra Mundial, en África y el Medio Oriente). El impacto internacional actual del Banco de la Reserva Federal se debe a que el dólar estadounidense ha sido, durante más de 75 años, la principal moneda del comercio mundial y los pagos internacionales.
Esta condición de “preferencia” del dólar le otorga al imperialismo estadounidense un enorme poder financiero que afecta a la política bancaria y financiera en todo el mundo. Por un lado, el Banco de la Reserva Federal, con su control de la oferta monetaria y las tasas de interés estadounidenses, fomenta la rivalidad y la competencia interimperial, como la que existe actualmente entre Estados Unidos y China. Por otro lado, las políticas y acciones del Banco de la Reserva Federal facilitan la penetración y el dominio de Estados Unidos en los países oprimidos del Sur global, lo que fortalece la dependencia y distorsiona el desarrollo en beneficio del imperio estadounidense.
