El 24 de febrero de 2022, Rusia invadió al país vecino de Ucrania. Esto fue un crimen de guerra, y la continua ocupación rusa de partes de Ucrania es un crimen de guerra. Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) habían estado provocando a Rusia durante más de una década en el momento de la invasión¹. Pero después de la invasión rusa, Estados Unidos y la OTAN ampliaron y aumentaron enormemente la letalidad de las enormes cantidades de equipo militar que ya habían estado enviando a Ucrania, lo que también constituye un crimen de guerra. Los combates se convirtieron rápidamente en una guerra de sustitutos entre potencias imperialistas rivales: Rusia por un lado y Estados Unidos-la OTAN por otro.

Un combate a muerte

La semana pasada, Joe Biden y Vladimir Putin, el presidente de Rusia, se lanzaron a los preparativos para intensificar, librar y ganar la siguiente fase de la guerra en Ucrania². Se acicalaban como luchadores de la WWE paseándose por el cuadrilátero antes de un combate por el título. Biden se puso gafas de sol y, con un fuerte séquito de seguridad, se pavoneó por la plaza central de Kyiv (capital de Ucrania) como si quisiera anunciar que “hay un nuevo sheriff en el pueblo”. Putin congregó a multitudes que coreaban lemas patrióticos en un campo de fútbol de Moscú (capital de Rusia). Cada quien denunció a su oponente como el “malo”, se declaró el “bueno” y trabajó para conseguir más apoyo para su bando en el combate.

Pero no se trataba de un acto de payasos. Se trata de algo muy serio. Tanto Biden como Putin encabezan imperios basados en la explotación de miles de millones de personas, reforzada por una opresión brutal. Son los comandantes en jefe de enormes ejércitos modernos. Tienen bajo su control los mayores arsenales de armas nucleares del mundo.

La guerra en Ucrania es un infierno de destrucción y sufrimiento humano creado por los imperialistas. Decenas y quizás cientos de miles de personas han muerto. Millones más son refugiados. Un sinnúmero de otras personas han sido mutiladas, violadas y traumatizadas. Hospitales, escuelas, lugares de trabajo y ciudades enteras han sido arrasadas. Ahora, ambos bandos se preparan activamente para infligir una violencia aún mayor y más generalizada en las venideras semanas y meses. Y en medio de todo ello, ha aumentado la posibilidad de una guerra nuclear.

“Cada centímetro de la OTAN”

El martes 21 de febrero, Biden y Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, se reunieron en Kyiv durante varias horas. Después, Biden se desplazó a Varsovia, capital de Polonia, país de la OTAN fronterizo tanto con Ucrania como con Rusia, y se reunió con el presidente de Polonia. Terminó su estancia en Europa del Este reuniéndose con los líderes de los “Nueve de Bucarest”, países del flanco oriental de la OTAN, varios de los cuales colindan con Rusia. El objetivo de todo el itinerario era preparar a la OTAN para la siguiente fase de la guerra contra Rusia. Al final de su viaje, Biden les dijo a los Nueve de Bucarest (y al mundo) que “Nosotros (Estados Unidos) defenderemos cada centímetro de la OTAN. Cada centímetro de la OTAN”.

Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, dijo que Biden y Zelensky “pasaron tiempo hablando de los venideros meses, en términos del campo de batalla, y de lo que Ucrania necesitará en términos de capacidades para poder triunfar en el campo de batalla”. En un discurso pronunciado al término de su reunión, Biden dijo que Estados Unidos ha enviado a Ucrania apoyo militar avanzado por valor de decenas de miles de millones de dólares, y anunció que va a enviar otros 500 millones de dólares en artillería, municiones para misiles Javelin y lanzacohetes HIMARS, así como sistemas antiblindaje y radares de vigilancia aérea.

Biden afirmó que Rusia está librando una “guerra de conquista” y le dijo a Zelensky que Estados Unidos está proporcionando todo este armamento al servicio de la “libertad”, que según él “no tiene precio”, por la que, dijo Biden: “vale la pena luchar, el tiempo que haga falta. Y ese es el tiempo que vamos a estar con usted, señor Presidente: el tiempo que haga falta”. Repitió el tema, que Putin es el mal y que Estados Unidos lidera la lucha por la “libertad”, en todas sus reuniones de Europa del Este. Mientras el mundo se encamina al segundo año del baño de sangre creado por los imperialistas en Ucrania, la gente debería reflexionar sobre un artículo que Bob Avakian escribió en abril de 2022 en el que decía:

Hoy oímos a Biden y otros “gánsteres legítimos” que gobiernan este país, y sus portavoces mediáticos, coreando en coro constante de que Putin es un “criminal de guerra” por la destrucción y carnicería de la cual Rusia es responsable en Ucrania. Esto es como si el jefe mafioso de mayor peso (o el capo de un cartel criminal) condenara, todo santurrón, los crímenes de un gánster rival, pero menos poderoso.

Que no se nos olvide: Estados Unidos, un país fundado en la esclavitud y el genocidio, ostenta con mucho el récord de invasiones, golpes de estado y otras formas de intervenir violentamente en países cuyos gobiernos no son de su agrado — masacrando a enormes números de personas en el proceso, mucho más allá de lo que Rusia ha hecho en Ucrania. 

“Apoyo a las tropas”, al estilo ruso

Vladimir Putin también estuvo ocupado cuando se acercaba el aniversario de la invasión rusa. A lo largo de la semana, Putin afirmó que la guerra de Rusia en Ucrania va contra las “élites occidentales” que quieren aplastar a Rusia y dominar el mundo. Presentó a Rusia como una víctima. Orquestó y fomentó el apoyo del pueblo ruso a la guerra de Ucrania.

El martes 21 de febrero, más o menos al mismo tiempo que Biden y Zelensky estaban en Kyiv, Putin estaba a unos 800 kilómetros al noreste, en Moscú, pronunciando un importante discurso sobre la guerra. Le dijo al parlamento ruso: “Este es un momento de cambio radical irreversible en el mundo entero, de acontecimientos históricos cruciales que determinarán el futuro de nuestro país y de nuestro pueblo, un momento en el que cada uno de nosotros tiene una responsabilidad colosal”. Dijo que los dirigentes de Estados Unidos y de la OTAN “... no ocultan su objetivo, que es, cito, ‘la derrota estratégica de Rusia’.... Esto significa que planean acabar con nosotros de una vez por todas. En otras palabras, planean convertir un conflicto local en una confrontación global. Así lo entendemos y responderemos en consecuencia, porque esto representa una amenaza existencial para nuestro país.” Tomen nota: “responderemos en consecuencia” es una amenaza velada de utilizar armas nucleares, una amenaza entendida por Biden, Sullivan y otros arquitectos del bando estadounidense de esta guerra.

Putin anunció que Rusia está reforzando sus fuerzas nucleares, desarrollando armas hipersónicas y suspendiendo la participación de Rusia en el tratado START, el último tratado que queda con el propósito de reducir el número de armas nucleares en poder de Rusia y Estados Unidos. Biden calificó de “gran error” la decisión de Putin de suspender el START, pero ni Biden ni la mayoría de los medios de comunicación en Estados Unidos mencionaron que Estados Unidos puso fin a otros dos tratados nucleares en este siglo, en 2002 y de nuevo en 2019.

El miércoles 22 de febrero, Putin hizo una breve aparición en una extravagancia patriótica y belicista llamada “Gloria a los defensores de la patria”. Decenas de miles de personas se congregaron en el estadio Luzhniki de Moscú a temperaturas inferiores a los 7 grados Celsio. El acto fue transmitido a toda Rusia. Putin le dijo a la multitud que las fuerzas armadas rusas en Ucrania están combatiendo “... heroicamente, con valentía, con valor. Estamos orgullosos de ellas. Hoy cuentan con el apoyo de todo el país. Cuando estamos juntos, no tenemos igual. ¡Por la unidad del pueblo ruso!”. La multitud agitó banderas rusas, cantó canciones patrióticas y coreó “Rusia, Rusia”.

Es el imperialismo el que hay que derrocar

Cambien los coros a “USA, USA”, y cambien las banderas rusas a las barras y estrellas estadounidenses, y el repugnante mitin de Moscú podría haber sido una repugnante celebración del 4 de julio en cualquier lugar de Estados Unidos. Esta similitud no es coincidencia. Tanto Estados Unidos como Rusia son potencias imperialistas completamente reaccionarias, que luchan por imponer su voluntad sobre la del otro. Ambos imperios se basan en la explotación despiadada de miles de millones de personas y se rigen por la lógica capitalista fundamental de expandirse o morir. Ambos buscan promover los intereses de su propio imperio global a expensas del otro. Ambos países azuzan un patriotismo febril al servicio de su propio imperio.

Y ahora mismo, estas dos monstruosidades imperialistas están enzarzadas en una lucha a muerte por ver quién salga vencedor. En este momento, para promover sus intereses imperialistas, se están preparando para infligir aún más muerte y destrucción en las venideras semanas y meses, posiblemente hasta utilizar sus enormes arsenales de armas nucleares. Ellos, y el sistema capitalista-imperialista que representan, deben ser derrocados.

Como dijo Bob Avakian en sus entrevistas en El Show RNL -- ¡Revolución, y Nada Menos!:

Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.