Israel es un país que se fundó, con el respaldo de grandes potencias imperialistas, como un estado racista, supremacista judío, hace 75 años, sobre la base de la limpieza étnica horrorosa — con matanzas y violaciones en masa de palestinos y la destrucción de aldeas palestinas enteras, expulsando a las masas de palestinos de sus tierras e incorporando esas tierras en el territorio cada vez más extendido de lo que se convirtió en el estado de Israel (que nunca existió antes de la Segunda Guerra Mundial). Y ahora Israel, con el respaldo total de los imperialistas estadounidense, está cometiendo de manera abierta el genocidio contra los palestinos.

Esto es la verdad. Describe la realidad esencial de esta situación y su historia. Esta verdad no es “antisemita” — es simplemente la verdad.

—Bob Avakian, Algunas verdades básicas sobre la guerra israelí contra Palestina con el apoyo estadounidense

La semana pasada no parecía posible que la guerra asesina de Israel en contra del pueblo palestino en Gaza pudiera ser más descaradamente criminal y genocida. Pero la semana pasada sí lo logró — de esta manera:

Dos Hiroshimas de explosivos, guerra de tanques en la ciudad de Gaza: Made in USA

Los tanques y las tropas israelíes han cortado Gaza por la mitad. Rodearon su mayor área urbana, la ciudad de Gaza en el norte, y luego lanzaron ataques terrestres contra ella.

Mientras esto ocurría, Israel continuaba con sus bombardeos masivos de aire, misiles y artillería. Desde el 7 de octubre, Israel ha llevado a cabo más de 14.000 ataques aéreos y ha disparado más de 23.000 municiones. El Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos informa que Israel ha lanzado más de 25.000 toneladas de explosivos, equivalentes a dos bombas nucleares del tamaño de Hiroshima.

Es Estados Unidos el que fabrica la inmensa mayoría de los aviones que ejecutan estas misiones, las bombas que lanzan y los misiles que disparan. Todo esto forma parte de los 3.800 millones de dólares en ayuda principalmente militar que Estados Unidos da a Israel cada año.

Israel ha utilizado principalmente bombas de 2.000 libras en Gaza, las que destruyen todo dentro de un radio de 20 metros y crean cráteres de impacto de 15 metros de diámetro y 5 metros de profundidad¹. No se trata de armas “quirúrgicas” para atacar a los “líderes de Hamás”, como afirma Israel. Son armas diseñadas para la devastación a gran escala. Las imágenes por satélite muestran barrios enteros arrasados y muchas instalaciones civiles destruidas o dañadas, incluida la mitad de las viviendas de Gaza (222.000 dañadas y más de 40.000 completamente destruidas), 278 centros educativos y 69 lugares de culto².

Un “Sendero de Lágrimas” desde la ciudad de Gaza al sur: una nueva “Nakba”

Mientras esto ocurría, Israel advirtió a los 900.000 habitantes de la ciudad de Gaza que debieran evacuar hacia el sur o quedar atrapados en el asesino bombardeo israelí, calificando esta amenaza mortal y crimen de guerra del desplazamiento forzoso como un gesto “humanitario”. Según la ONU, el número de gazatíes que huían se disparó, pasando de unas 5.000 personas el lunes 6 de noviembre a 15.000 el martes y a 50.000 el miércoles³.

Estos refugiados en su propia tierra inundaron las carreteras que se dirigían hacia el sur: la mayoría a pie hasta donde alcanzaba la vista, con solo lo que podían llevar, que a menudo era un niño en brazos. Muchos no sabían si alguna vez encontrarían refugio y seguridad. Esto me hizo recordar otros genocidios: el tristemente célebre “Sendero de Lágrimas”, cuando Estados Unidos expulsó a la fuerza de sus tierras a 15.000 cheroquis junto con 2.000 esclavos negros de su propiedad en lo que ahora es Georgia y los obligaron a marchar hasta lo que hoy es Oklahoma; y la primera Nakba de 1948, cuando los colonos sionistas expulsaron violentamente de sus hogares a 700.000 palestinos para no volver jamás. Hoy muchos palestinos temen que nunca se les permita volver a sus hogares. Hasta ahora, unos 1,5 millones de gazatíes han sido desplazados.

Algunos trabajadores humanitarios calculan que entre 350.000 y 400.000 civiles palestinos —hombres, mujeres y niños— permanecen en la ciudad de Gaza. Muchos temen ser asesinados en la carretera o al llegar al sur. Otros se niegan a abandonar de nuevo sus hogares.

Una de ellos dijo que su familia hizo caso de las directrices israelíes de ir hacia el sur, pero pronto se vieron sometidos a bombardeos. Regresaron al norte a pie, caminando entre cuerpos ensangrentados esparcidos por la carretera. “Fue una situación de horror”, dijo. “Estoy totalmente conmocionada”⁴.

La “vida” en Gaza: hambre, enfermedad, terror, muerte en masa... “Un cementerio de niños”

“Nunca había visto yo una película de terror como ésta”.

Las estanterías de los supermercados están vacías debido al bloqueo israelí. Israel ha destruido incluso una docena de panaderías en Gaza, privando a los palestinos hasta del pan. No hay agua limpia y potable. Las plantas de tratamiento de aguas residuales de Gaza se han visto obligadas a cerrar por falta de combustible. Esto las ha obligado a soltar diariamente enormes cantidades de aguas residuales sin tratar.

La Organización Mundial de la Salud advierte de que la diarrea, la varicela, la sarna y las infecciones de las vías respiratorias superiores están proliferando, siendo los niños más pequeños y las personas inmunodeprimidas los que corren mayor riesgo. El director de las Naciones Unidas afirma que Gaza se ha convertido en un “cementerio de niños”.

El número de víctimas ha sido asombroso: 11.000 palestinos, en su inmensa mayoría civiles, han muerto. Más de 4.400 niños. Unas 3.000 mujeres. Otros 27.000 palestinos heridos. Más de 1.350 niños desaparecidos y presuntamente enterrados bajo los escombros de las bombas israelíes. Biden, de modo monstruoso, ha suscitado dudas sobre la veracidad de los funcionarios sanitarios de Gaza y la magnitud del sufrimiento palestino. Esta semana, un funcionario estadounidense admitió que el número de víctimas podría ser mucho mayor de lo que se ha informado.

“He visto muchas películas de terror, pero nunca había visto una película de terror como ésta”, dijo un gazatí. “Estoy seguro de que lo que se ve en la televisión no es ni el 5% de lo que estamos viviendo”⁵.