En el contexto de una ola de represión y terror oficial y no oficial contra cualquiera, incluso por expresar simpatía humana básica por las víctimas del bombardeo de Israel, y frente a las medidas del gobierno israelí para suprimir el reportaje que simplemente reconoce hechos indiscutibles como cuántos niños ha matado Israel en Gaza, un fallo de la Corte Suprema de Israel el 8 de noviembre dio luz verde a la intensificación de la represión y el terror oficiales incluso contra la más leve disentimiento.

El caso en cuestión llegó a la Corte Suprema de Israel un día después de que la policía detuvo a un pequeño grupo de palestinos que habían servido como diputados en el parlamento de Israel cuando intentaban celebrar una vigilia en la ciudad de Nazaret para protestar por la muerte y el sufrimiento de civiles inocentes en ataques israelíes contra habitantes de la Franja de Gaza. Habían prometido a las autoridades que no participarían en la protesta más de 50 personas, en parte quizás debido a las afirmaciones que la policía en Israel invoca con frecuencia de que deben detener las protestas pro-palestinas porque no tienen suficientes recursos para manejar grandes multitudes. Las autoridades israelíes no invocan ese argumento cuando grandes multitudes de golpeadores sionistas racistas arrasan las calles coreando “Muerte a los árabes”. Pero la policía detuvo a los ex legisladores pacifistas y no les permitió protestar.

Al día siguiente, un panel de la Corte Suprema de Israel escuchó y rechazó una petición de otros activistas para celebrar protestas legales contra la guerra en dos ciudades del norte de Israel.

Aquí es necesario relatar algunos antecedentes sobre la Corte Suprema de Israel. Los defensores liberales del sionismo elogian la Corte Suprema de Israel como el epítome del supuesto prestigio de Israel como bastión ilustrado, aunque cuestionado, de la democracia en el Medio Oriente. Cientos de miles de israelíes organizaron protestas desafiantes a principios de este año para protestar por las medidas adoptadas por fundamentalistas judíos y otros fascistas como el Primer Ministro de Israel, Netanyahu, para quitarle poder a la Corte Suprema. (Ver Estalla una crisis existencial en el Israel sionista del apartheid en revcom.us para obtener más antecedentes y análisis del papel esencial de la Corte Suprema de Israel, y cómo el movimiento contra el desapoderamiento de la Corte Suprema fue canalizado a ser una lucha sobre las formas que adoptaría la limpieza étnica genocida y la opresión del apartheid del pueblo palestino por parte de Israel).

Las protestas en defensa de la Corte Suprema terminaron abruptamente el 7 de octubre cuando Hamas atacó a Israel. Con eso, las fuerzas de la clase dominante israelí que habían respaldado y organizado las protestas se unieron a un “gobierno de unidad” con los fascistas fundamentalistas judíos para coordinar la masacre israelí en Gaza.

Pero previamente, en julio, mientras aún se celebraban las protestas contra la pérdida de poder de la Corte Suprema, Biden se reunió con el columnista del New York Times Thomas Friedman. Le dijo a Friedman que las “duraderas” protestas contra las restricciones a la Corte Suprema de Israel estaban demostrando “la vitalidad de la democracia de Israel, que debe seguir siendo el núcleo de nuestra relación bilateral”. Y Friedman, cuyos artículos de opinión en el Times tienen especial peso, invocó el apoyo de Biden a las protestas y a la Corte Suprema de Israel en su misión (y la del Times) cada vez más difícil de encubrir la naturaleza real y el papel del Israel del apartheid como gendarme opresivo en el servicio a un imperio de explotación y opresión.

La verdadera naturaleza de “la vitalidad de la democracia de Israel” tal como se concentra en su Corte Suprema salió a la luz en su fallo del 8 de noviembre. Un panel de tres jueces del tribunal confirmó la prohibición de las protestas convocadas en ciudades del norte de Israel contra la masacre israelí en Gaza. La corté dictaminó que “A pesar del elevado estatus del derecho a protestar y reunirse, la compleja realidad en la que nos encontramos afecta a cómo se relacionan [los derechos] con respecto a esto”. En otras palabras, la protesta podría estar bien en tiempos normales. Pero cuando se enfrentan a una “realidad compleja” (es decir, la necesidad de imponer la unidad nacional y acabar con cualquier disentimiento o protesta que pueda interferir con la masacre israelí en Gaza), pues no hay derecho a protestar.

Y con ese fallo, la Corte Suprema, ese pilar de la democracia israelí, envió un mensaje dando luz verde a más represión y terror fascistas contra el disentimiento y las protestas, y a más ataques contra los palestinos en Israel.

Una lección para tomar en serio aquí: lo que Biden llama “la vitalidad de la democracia de Israel” es una democracia que sirve y protege la masacre genocida de los palestinos por parte de Israel. Y el “núcleo de la relación [Estados Unidos-Israel]” es que Israel es un activo irreemplazable para el imperio estadounidense. En palabras de Biden, “Si no existiera Israel, Estados Unidos de América tendría que inventar un Israel para proteger sus intereses en la región”. (Para más sobre la naturaleza esencial de la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel ver la Página de recursos sobre el embate genocida contra Gaza — e Israel como un gendarme del imperialismo en revcom.us).

Hablando de la represión en las “democracias occidentales” que se está produciendo actualmente contra cualquier protesta pro-palestina¹, Bob Avakian, líder revolucionario y arquitecto del nuevo comunismo lo pone de esta manera: “Esto es otro ejemplo aleccionador de que la democracia burguesa es en realidad una dictadura burguesa concreta, que se vuelve más abierta en circunstancias en que la clase dominante cree que sus intereses están bajo desafíos agudos en un sentido u otro”. Vea PALESTINA, ISRAEL, IMPERIALISMO: GUERRA, EL PELIGRO DE UNA GUERRA AÚN MÁS GRANDE — Y REVOLUCIÓN, ORIENTACIÓN BÁSICA, AGITACIÓN CONVINCENTE Y LA MOVILIZACIÓN DE LAS MASAS.