En el Movimiento Sunrise participan muchos jóvenes que buscan detener el cambio climático catastrófico. La manera de hacerlo de este movimiento es presionando al sistema político imperialista de Estados Unidos para que haga reformas para impedir que el planeta se precipite hacia el desastre. Muchos jóvenes asociados con Sunrise han participado en acciones justas y desafiantes como huelgas de hambre y bloqueos del tráfico como protestas, haciendo sacrificios por una causa más grande. Pero la dirigencia de este movimiento canaliza estas acciones hacia callejones sin salida.

Tenemos poquísimo tiempo para hacer frente verdaderamente y actuar para incidir en la crisis climática tal como la crisis existencial que lo es, y el programa propagado por la dirigencia de Sunrise se vuelve cada vez más una “parte del problema”.

Tragarse las ilusiones tóxicas de “Reconstruir Mejor”

En una reciente conferencia telefónica a nivel nacional, la dirigencia del movimiento analizó las dificultades que enfrenta un proyecto de ley propuesto por Joe Biden para responder a la crisis climática y las maquinaciones en el Congreso en torno a su legislación. En un correo electrónico al día siguiente que resumía la situación y la tarea ante Sunrise, llamaron a ejercer presión desde abajo: “Quizá tengamos solo una semana más para asegurarnos de obtener el proyecto de ley que nos merecemos… Estamos luchando duro para presionar a Manchin y a la administración de Biden para que aprueben la Agenda Reconstruir Mejor con acciones federales en torno al clima”¹.

Esto es totalmente incorrecto. Está mal y es dañino seguir teniendo fe en el sistema capitalista. Está mal y es dañino aferrarse al camino de esperar reformar a ese sistema para que priorice la salvación del planeta. Está mal y es dañino hacer todo lo posible en este momento para presionar al Congreso para que apruebe los proyectos de ley de Biden. Aquí va un “Veamos la realidad” básico.

Primero, el plan “Reconstruir Mejor” de Joe Biden —promocionado como una iniciativa histórica y audaz para poner en marcha atrás el cambio climático— es inadecuado. ¿Por qué? Queda muy corto de los tipos de recortes masivos y rápidos de emisiones que los científicos dicen que se necesitan con urgencia si queremos evitar cambios catastróficos al planeta. No ofrece el nivel de inversiones que se necesitan en realidad para convertir la red eléctrica a energéticos renovables (como la solar y la eólica, etc.). Y hasta el 75% de las inversiones en energéticos renovables que solicita se logrará estimulando la demanda para las grandes corporaciones privadas, es decir, con el objetivo de hacer que sea rentable para estas enormes unidades de capital, así manteniendo de rehén al clima ante los altibajos del mercado capitalista. Además, el plan Biden sigue subvencionando al sector de los combustibles fósiles ofreciendo incentivos a la llamada tecnología de “captura de carbono”, que es sumamente discutible, y también pospone el imperativo: ¡mantener el petróleo en el suelo!

Y tenga en cuenta estos “hechos incómodos” para aquellos que ven en Biden un “amigo del clima”: la administración de Biden aprobó la construcción de lo que se llama el oleoducto “Línea 3” que transporta petróleo desde Canadá hasta el Medio Oeste de Estados Unidos pasando por las tierras de pueblos indígenas; ha aprobado el masivo proyecto de excavación en busca de petróleo del Ártico de la cía. ConocoPhillips; y ha reanudado las subastas de venta de concesiones para excavaciones marinas sucias y peligrosas en el Golfo de México.

Y además del fracaso total del plan original de Biden para realizar los cambios necesarios para responder al cambio climático, se redujo el alcance de este proyecto debido a las intensas luchas internas en la clase dominante de Estados Unidos: tanto por la negativa absoluta de ni un solo senador republicano fascista a apoyar al proyecto de ley, como por la oposición al interior del Partido Demócrata.

Esto no sucedió por una “falta de presión desde abajo” o porque no hubo suficientes llamadas telefónicas al Congreso. Esto indica los problemas sistémicos más profundos en la forma en que el capitalismo se relaciona con el medio ambiente², y la manera en que la clase dominante está muy dividida y hay amargas peleas en su interior³. La mayoría de los republi-fascistas ni siquiera reconocen el calentamiento planetario, y con el poder que han logrado acumular en las instituciones de gobierno (desde la Corte Suprema hasta las gubernaturas y legislaturas estatales), es aún más demente pensar que trabajar dentro de este sistema va a ayudar a resolver un problema existencial como el calentamiento planetario: ¡la demencia dentro de la demencia!

Lo que significa e implica un verdadero cambio de sistema

Segundo, el Movimiento Sunrise tuiteó (en un video que se puede encontrar aquí): “Las personas con más poder están eligiendo no hacer nada. No nos encontramos en esta crisis por algo que no se puede cambiar, pero más bien por los sistemas construidos por seres humanos los que es posible que nosotros cambiemos”.

Sí, es posible cambiar los sistemas, pero solo se puede hacer de acuerdo con sus dinámicas fundamentales y su funcionamiento subyacente y según sus límites. Este sistema capitalista-imperialista tiene como pulso impulsor el afán competitivo para obtener ganancias y acumular más ganancias. Es este sistema el que saquea temerariamente a la naturaleza; que está en guerra con la naturaleza. No es posible “eliminar” con reformas o “cambiar” nada de esto dentro de las limitaciones del sistema existente. Es este sistema el que nos ha llevado a un precipicio en el que la civilización humana y la vida misma corren peligro. El gobierno de Estados Unidos, sus instituciones gobernantes, sus políticos y sus medios informativos dominantes representan e imponen eso, con políticas que corresponden a eso.

La dirigencia de Sunrise está hablando de reformas dentro del sistema, cambios dentro de este sistema. Si bien es posible arrancar algunas reformas al sistema por medio de una lucha masiva (y no con súplicas a la clase dominante y a los “2-Josés” de Joe Biden a Joe Manchin), la realidad global es que la destrucción del medio ambiente está incorporada en el capitalismo.

Necesitamos un Cambio de Sistema total para hacer frente al Cambio Climático. Pero únicamente es posible llevar a cabo un cambio de sistema mediante una revolución REAL: derrocando este sistema, tomando el poder estatal y estableciendo un sistema económico, social y político radicalmente diferente. Como dice una correspondencia de emergencia de Raymond Lotta: “Sí, tenemos que ACTUAR ahora —pero la pregunta es ¿actuar dentro de las limitaciones del sistema— o trabajar para deshacernos de él? Ahora hay personas con corazón genuino que están haciendo esfuerzos importantes y positivos por luchar activamente para obligar al sistema a poner en marcha más energías renovables como la solar. Pero el sistema no va a entrar, y no puede entrar, “en sus cabales”.

Lo que se necesita no es enterrarnos la cabeza en la arena y aferrarse a un rumbo de creer en el sistema y trabajar dentro del marco del capitalismo y del sistema político estadounidense⁴, pero más bien formar parte de la revolución para hacer nacer un verdadero cambio de sistema. Es una aguda contradicción el que el sistema no tenga respuestas reales a esta acelerada crisis climática... y este es un factor que impelerá a más personas a buscar respuestas más profundas.

En este momento de crisis existencial, la revolución no es algo remoto y no está en un futuro muy lejano. ¡Es algo por lo que tenemos que trabajar activamente AHORA! Como dice el análisis que han hecho los RevCom en Una Declaración, un Llamamiento a que se organice ahora para una revolución real:

No siempre son posibles las revoluciones sino por lo general solamente son posibles en momentos y circunstancias poco comunes, especialmente en un país poderoso como Estados Unidos. La actualidad presenta uno de estos momentos y circunstancias poco comunes. Este sistema está metido en verdaderos problemas, se encuentra enredado en crisis y conflictos por los cuales no tiene soluciones fáciles ni duraderas. En todas partes de Estados Unidos, el funcionamiento de este sistema ha generado profundas divisiones que no se pueden resolver bajo este sistema. La sociedad está desgarrándose. Aquellos que gobiernan están trabados en un combate feroz entre sí mismos y no pueden mantener las cosas a flote de la manera en que lo han hecho en el pasado. Aunque hay muchas cosas malas relacionadas con esta situación y es posible que ésta podría llevar a algo realmente terrible, también es posible que podríamos arrancarle algo realmente positivo — una revolución, para poner fin a este sistema y hacer nacer algo mucho mejor.

Y en este momento, lo que más se necesita, es, como Bob Avakian dice en ESTE ES UN MOMENTO POCO COMÚN EN QUE LA REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE — POR QUÉ ES ASÍ, Y CÓMO APROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD POCO COMÚN:

En lugar de ser una cola del burro demócrata —con sus esfuerzos por mantener en marcha este sistema monstruoso, y lidiar con el creciente peligro fascista, apoyándose en los “procedimientos normales” de este sistema y los fútiles esfuerzos por “curar las divisiones” que se están profundizando día a día—, es necesario que las personas trabajen para la revolución que se necesita con urgencia, y lidien con el peligro fascista como parte de hacer eso.