Desde que comenzó la guerra el 7 de octubre, Israel —con el pleno respaldo de Estados Unidos— ha convertido la vida en Gaza en un infierno. El objetivo es, sin lugar a dudas, el genocidio: matar, “romper” o expulsar a los 2,3 millones de palestinos de Gaza.
Ya ha hecho lo siguiente:
Uno de cada 25 gazatíes ha muerto o ha resultado herido. Más de 26.000 muertos, entre ellos 10.000 niños. Miles de desaparecidos y presuntos muertos. 64.000 heridos.
El sistema sanitario de Gaza ha quedado diezmado. Sólo 16 de los 36 hospitales que existían antes de la guerra siguen funcionando, y carecen desesperadamente de suministros, agua y electricidad. Se practican amputaciones a niños sin anestesia.
Casi dos millones de personas de a pie no tienen hogar y se encuentran de camino, los padres obligados a buscar a diario una botella de agua, un trozo de pan, un lugar seguro donde dormir para sus hijos. Pero, en realidad, ningún lugar de Gaza es seguro para los palestinos.
Y la situación sigue empeorando. Bombarderos, tanques y soldados israelíes acechan a la población que huye, conduciéndola cada vez más hacia el sur y el oeste, hacia la frontera con Egipto y, potencialmente, fuera de su patria palestina por completo.
El ataque de Israel a la UNRWA: un flagrante intento de estrangular aún más al pueblo palestino
Cuando comenzó la guerra, el Ministro de Defensa de Israel ordenó “un asedio completo de la franja”, diciendo que “no habrá electricidad, ni alimentos, ni combustible”. A Gaza seguía llegando un hilillo de ayuda, pero ahora Israel, Estados Unidos y sus íntimos aliados intentan estrechar el cerco.
La UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) se creó en 1948 para ayudar a los refugiados palestinos expulsados de sus hogares por Israel. Desde que empezó la guerra, han muerto 152 empleados de la UNRWA.
Ahora Israel afirma —sin pruebas hechas públicas— que 12 miembros del personal de la UNRWA participaron en el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel. Doce ¡de los 13.000 miembros del personal de UNRWA! (UNRWA condenó públicamente el ataque de Hamás del 7 de octubre como “aborrecible”).
Inmediatamente, Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Italia, Suiza, Finlandia y los Países Bajos respondieron a esta afirmación interrumpiendo toda ayuda a la UNRWA, paralizando su trabajo y haciendo aún más imposible la vida en Gaza.
Israel profana sistemáticamente los cementerios palestinos
El 20 de enero de 2024, la CNN publicó un espeluznante informe sobre la destrucción de “al menos 16” cementerios palestinos. (Los cementerios no palestinos permanecen intactos1). Muchos han sido arrasados y convertidos en puestos militares de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF). En otros, se desentierran las tumbas y se llevan los cadáveres, supuestamente para comprobar si son los cuerpos de rehenes muertos.
Se trata de un intento deliberado de las fuerzas sionistas de cortar toda conexión que los gazatíes tengan con la tierra de Palestina, de convertir lugares de comunidad y conmemoración en escenas de horror, y de quebrar el ánimo de la gente para poder expulsarla como ganado de sus hogares y de su patria.
La liquidación de Jan Yunis (la parte sur de Gaza)
En octubre, Israel se concentró en destruir la ciudad de Gaza en el norte, ordenando a sus habitantes que huyeran, prometiendo “seguridad” al sur, prometiendo que podrían volver a sus hogares “después de que erradiquemos a Hamás”. Pero no había seguridad en el sur, no les permitieron regresar y existe poco a lo que volver: la mayor parte de la ciudad de Gaza ha sido arrasada. En lugar de ello, los empujaron más al sur, y la población de la ciudad meridional de Jan Yunis pasó de 400.000 habitantes a más de un millón.
El 23 de enero, las IDF exigieron a la población que evacuara también Jan Yunis. El 24 de enero, proyectiles de tanque se estrellaron contra una escuela técnica/campamento de refugiados de la UNRWA, provocando un incendio que causó al menos 12 muertos y 75 heridos.
La ciudad está rodeada por tropas israelíes; sus tres hospitales están ocupados o sitiados, aislados del resto de la zona. Los heridos no pueden acceder a ellos para recibir tratamiento. A los pacientes que necesitan cuidados más avanzados no los pueden transportar fuera de la Franja.
Decenas de miles de refugiados que se encuentran en el recinto hospitalario están atrapados allí. Una mujer dijo que están experimentando “violentos enfrentamientos y más de 200 aviones militares sobrevolándonos... lanzando docenas de bombas en todas direcciones junto con tiros de tanques y fusiles”. Y las “opciones”: “Moriremos si nos quedamos y moriremos si nos vamos”.
¿Y dónde van a ir ahora? La nueva “zona segura” es Rafah, justo en la frontera con Egipto. Más de la mitad de la población de Gaza —1,3 millones de personas— se hacina ahora en Rafah junto con sus 280.000 residentes.
Con esto se ve que el objetivo israelí de expulsar violentamente a los palestinos de Gaza está cada vez más cerca. Si usted no ha actuado para DETENER el genocidio israelí del pueblo palestino respaldado por Estados Unidos, debe ponerse de pie ahora. Y si ha actuado, no se detenga. Difunda esta resistencia e investigue seriamente la fuente de esta locura, el sistema del capitalismo-imperialismo, y la solución, una revolución real para derrocar este sistema.