Rusia ha apostado 100.000 soldados en la frontera de su vecino, Ucrania, en Europa del Este. Hay una amplia gama de posibles pasos siguientes, incluida la posibilidad de que Rusia invada a todo o parte de Ucrania. El 21 de enero, un analista de la CNN dijo que una invasión rusa a Ucrania “podría detonar el mayor choque de ejércitos convencionales regulares en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”. (Para obtener más información sobre posibles escenarios y peligros, y la hipocresía de la postura de Estados Unidos, consulte nuestra cobertura de la semana pasada (en inglés), y para conocer los antecedentes sobre los orígenes y la naturaleza de las maniobras de Rusia en relación con Ucrania, consulte “Ukraine and Kazakhstan: Crises, Volatility and the Danger of War on the Russia Border”).
Existe un acalorado debate al interior de la clase dominante —sus sectores están marcadamente divididas y diferentes— sobre cómo responder a la movilización de las tropas rusas en la frontera con Ucrania. Biden insiste en que la respuesta de Estados Unidos debe calcularse estratégicamente y tener en cuenta las cambiantes alineaciones geoestratégicas y las relaciones económicas complicadas y contradictorias entre sus aliados en Europa occidental (especialmente Alemania) y Rusia, a la vez que aumenta las amenazas, con advertencias de que Rusia pagará un precio alto en caso de invadir a Ucrania.
Otros políticos y agentes de la clase dominante (incluidos los comentaristas de los medios de comunicación) exigen estrategias diferentes. El senador republi-fascista Tom Cotton insiste en que “posiblemente nosotros podríamos disuadir a Vladimir Putin para que no invadiera a Ucrania... proporcionando a Ucrania más misiles antitanque y armas antiaéreas...”1. Tucker Carlson del fascista “Noticiero” Fox insiste en que “nuestra atención a Ucrania impele a Rusia a una alianza con el gobierno chino”2. Ross Douthat, un columnista de opinión conservador anti-Trump del New York Times, el “periódico de referencia”, escribe: “Uno de los desafíos más difíciles en la geopolítica es determinar cómo llevar a cabo una retirada exitosa... Ahora, nosotros enfrentamos el mismo problema con Ucrania”3. (Énfasis añadido en todas las citas)
En esta agudización de la rivalidad entre los imperialistas, Tom Cotton, Tucker Carlson y Ross Douthat son agentes de la clase dominante y sus diferentes sectores que gobiernan a Estados Unidos. Cuando gente así dice “nosotros” tenemos que hacerle esto a los rusos, o esto corresponde a “nuestros” intereses, deberían responder todos aquellos con suficiente tino como para entender que este es un sistema de explotación y opresión global: ¿Cómo que “nosotros”, cara pálida?4… pero el problema es que los liberales “progresistas” también repiten estos términos como loros, y sea cual sea su intención, terminan objetivamente por ser cómplices con las perspectivas e intereses imperialistas, como Katrina vanden Heuvel, directora de The Nation, una revista progresista5.
“Nosotros” no gobernamos Estados Unidos y nuestros intereses se quedan con la humanidad
Veamos la realidad: los gobernantes de Estados Unidos no se guían fundamentalmente en sus decisiones por lo que les dices — aunque las protestas de masas, los levantamientos y las rebeliones, como durante la década de 1960, por ejemplo, configuran e influyen en el clima político y el contexto en el que se toman estas decisiones. Esta es una dictadura de la clase dominante capitalista-imperialista, aunque está profundamente dividida en este momento.
Pero en términos de las ilusiones que algunas personas quizá tengan, sobre la posibilidad de que “nosotros, el pueblo” influimos en tales decisiones, aquí va un ejemplo que lo hace añicos: en 2003, ante las protestas contra la guerra más grandes en Estados Unidos —y el mundo— en tres décadas, con la participación de millones de personas, el sector dominante de la clase dominante decidió invadir a Irak (una invasión que provocó cientos de miles de muertos, terribles consecuencias a largo plazo para Irak y el mundo, y en última instancia, una derrota para Estados Unidos). Lo hicieron porque consideraron que tenían la necesidad y la base en ese entonces para reconfigurar todo el Medio Oriente para apuntalar su posición en la cima de un mundo de explotación y opresión. Y, como tiene fama de decir George Bush en ese entonces refiriéndose a las protestas masivas, esa no era una decisión que iba a tomar un “grupo de enfoque”.
Pienses en las preguntas sobre las que la gente opina como loros sin pensar. Si te sumerges profundamente (o incluso relativamente superficialmente) en los argumentos presentados por los agentes y las voces a favor de este sistema y piensas críticamente sobre lo que dicen, escuchas cosas como: ¿Sería mejor para Estados Unidos lanzarse a la guerra con Rusia en torno a Ucrania o concentrarse en prepararse para una guerra con China lo que podría convertirse en una guerra nuclear? ¿Biden se está poniendo lo suficientemente “duro” con el líder ruso, Putin, o demasiado “blando”? ¿Cuál es la mejor manera de mantener la dominación estadounidense de la producción y el flujo de combustible en Europa y en todo el mundo? ¿Cómo es que los gobernantes estadounidenses pueden seguir dominando las cadenas de suministro que llevan el cobalto extraído por los trabajadores infantiles en El Congo para dominar la industria de los automóviles eléctricos?
¡Estas son preguntas para las que NINGÚN ser humano decente debería querer ayudar a encontrar una respuesta! Todas se determinan por la mejor manera de mantener en pie un sistema que pulveriza espíritus y cuerpos en barrios marginales y maquiladoras, un sistema en el que se mercantilizan las mujeres y se les someta a una violencia endémica, un sistema que está llevando la crisis climática al borde del precipicio de sustentar la vida humana y más allá de ella. Un sistema, con Estados Unidos al timón, en que éste ha cometido genocidio y esclavitud, crímenes de guerra, violencia y tortura a una escala sin precedentes en la historia. Como dice Bob Avakian (BA) en Lo BAsico 1:7: “Estos imperialistas hacen que el Padrino se parezca a Mary Poppins”.
¿De qué lado estás?
Los gobernantes de Estados Unidos quieren que te pongas del lado de ellos en sus conflictos globales. Y ellos (y demasiadas personas que dicen hablar por el pueblo) quieren que pienses y sientas que tienes un interés en los debates que ellos sostienen entre sí sobre cómo apretar su control estrangulador sobre la gente del mundo.
Los intereses de la humanidad no corresponden a tratar de ayudar a los gobernantes de este imperio a perseguir sus intereses, sino a trabajar para derrocar a este sistema. No existe ningún Estados Unidos tal como lo conocemos sin la espantosa historia y la realidad actual de las guerras injustas por el imperio. Y la gente de este mundo no se interesa para nada en que cualquiera de los imperialismos salga victorioso en el enfrentamiento actual sobre Ucrania.
Los sueños de tantas personas de que algún día (para citar a John Lennon) “el mundo vivirá como uno” solo pueden hacerse realidad con una perspectiva de internacionalismo. Y el proceso de emancipación de la humanidad es y será un proceso global estrechamente entrelazado. En Lo BAsico, BA va al corazón de esto: “Internacionalismo — El mundo entero ante todo”.
¡Tomar partido con la humanidad significa ser derrotistas revolucionarios!, en el caso de los conflictos de Estados Unidos con otras fuerzas. Como explica BA en El Nuevo Comunismo:
Derrotismo revolucionario quiere decir oponerse a las acciones del propio gobierno y clase dominante cuando libran sus guerras, que son guerras por el imperio. Significa que aplaudimos cualquier revés que sufren en esas guerras, porque eso debilita su opresivo control sobre las masas, en Estados Unidos y en el mundo más en general.
Esto es cierto incluso en una situación en la que tampoco es bueno el “otro lado” en un conflicto con el Imperio de Estados Unidos. Desafortunadamente, eso es cierto en la inmensa mayoría de los casos en el mundo de hoy, por ejemplo, en el choque entre Estados Unidos y sus aliados por un lado, y por otro, el fundamentalismo islámico reaccionario como las fuerzas en el poder en Irán. Esto no significa simplemente mantenernos al margen con la actitud de que “no tenemos perro en esta pelea” mientras nuestros gobernantes chocan con sus enemigos. Tampoco significa “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. BA aborda este desafío en El Nuevo Comunismo:
Es crucial que la gente llegue a ver la verdadera naturaleza de las guerras que libra su gobierno y por qué hay que oponerse activamente a estas guerras; y aunque no se puede, y no se debe, apoyar al otro bando, de todas formas uno todavía tiene que tener el enfoque básico de aplaudir la derrota de su propio gobierno en las guerras que libra. Hay que aplaudir la derrota de estos imperialistas porque, en primer lugar, sus guerras son injustas, aun cuando la gente del bando contrario también sea injusta. Y en segundo lugar, cada derrota así debilita a este sistema y su clase dominante y nos acerca más al momento en que la gente de hecho podrá hacerlo caer y crear algo liberador en su lugar.
Así que, en este mero momento, aunque es necesario que la gente entienda que no hay “buenos” en la confrontación entre las potencias imperialistas rivales de Rusia y Estados Unidos en torno a Ucrania, nuestra misión tiene que ser oponernos a lo que se propone “nuestra propia” clase dominante, como parte de trabajar por un derrocamiento revolucionario de todo este sistema y toda la miseria que lleva al mundo.