11 de abril de 2022. El 6 de abril, más de 1000 científicos y otras personas en más de 25 países de todo el mundo participaron en actos coordinados de desobediencia civil no violenta para exigir una rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, las que están impulsando la crisis climática que amenaza a la existencia misma de la humanidad y a una buena parte de las especies y ecosistemas del mundo. Los organizadores dicen que ésta es la campaña más grande de desobediencia civil realizada por científicos en la historia. Bajo el lema “1.5 grados es la muerte, ¡revolución climática ya!”, el movimiento denominado Rebelión Científica (RC) puso en la mira a las instituciones responsables de estas emisiones, como los edificios gubernamentales, los bancos que financian la industria de los combustibles fósiles y las sedes corporativas de las empresas de combustibles fósiles. Estas acciones coincidieron con la publicación oficial de la tercera parte del informe del VI Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) el día anterior. El tema de la tercera parte de este informe es la “mitigación”, que describe lo que se debe hacer para limitar un mayor calentamiento global e impedir los efectos catastróficos de ese calentamiento. Revcom.us ha cubierto las dos primeras partes del informe. (Primera parte aquí, Segunda parte aquí y aquí. También vea este segmento de video de El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos! en inglés.)
Como dijo el climatólogo de la NASA Peter Kalmus: “Hemos estado tratando de advertirles durante tantas décadas de que estábamos encaminados hacia una jodida catástrofe, y nos han estado ignorando. Han estado ignorando a los científicos del mundo, y esto tiene que terminar. No estamos bromeando. No estamos mintiendo. No estamos exagerando”.
El hecho de que los climatólogos estén haciendo este llamado y tomando esta posición es un ejemplo extremadamente importante y heroico. Aquellos que tienen una comprensión profundamente científica del cambio climático se arriesgan y hacen sonar la alarma. Estamos en medio de una EMERGENCIA CLIMÁTICA, y se nos está acabando el tiempo, mientras que los gobiernos del mundo y el sistema capitalista al que sirven están encaminados precisamente en el sentido equivocado, siguen liberando cantidades derrochadoras de CO2 a la atmósfera, con impactos devastadores para la humanidad y el planeta. Sin hipérbole, podemos decir que miles de millones de vidas hoy penden de un hilo. En lo fundamental, se trata de un problema del sistema capitalista-imperialista, y nos hace falta una revolución y una nueva sociedad para obtener cualquier solución real y duradera (para conocer más, lea aquí). Si bien Rebelión Científica no está llamando explícitamente a hacer una revolución, lo que están haciendo es una parte muy importante, y potencialmente significativa, de hacer sonar la alarma para que el mundo sepa lo que está en juego.