La guerra en Ucrania, que ya tiene casi un año, es una guerra de poder horrible y brutal entre potencias imperialistas depredadoras y rivales: Rusia por un lado, y Estados Unidos y sus aliados de la OTAN por el otro. Como hemos informado anteriormente, Estados Unidos-la OTAN han armado a los ucranianos en oleadas cada vez mayores y les han proporcionado consejos militares y apoyo táctico y los están usando como carne de cañón en esta guerra de sustitutos. A medida que creció enormemente el apoyo de Estados Unidos-la OTAN a Ucrania con equipamiento, formación e inteligencia, también se disparó el número de muertos. En noviembre, los líderes militares estadounidenses estimaron que se había producido 100.000 bajas en cada lado en la carnicería en Ucrania¹.

Durante los meses de invierno, la guerra se ha encontrado en un sangriento punto muerto, y muchos analistas militares siguen pensando que es posible un conflicto prolongado, aunque con riesgos escalados todo el tiempo. Estados Unidos en sí parece haberse preparado estratégicamente para esto y está contando con esto. En abril de 2022, un mes y medio después de que comenzó la guerra, el general del ejército de Estados Unidos Mark Milley, Jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo: “Queda gran parte de la guerra terrestre en Ucrania por cumplir, pero creo que es un conflicto muy prolongado. Y creo que al menos se medirá en años”.

Al mismo tiempo, y en este contexto, ambas partes se han preparado febrilmente para la siguiente etapa de la batalla intensificada en un esfuerzo por ganar la ventaja esta primavera².

Revolución de la semana pasada escribió que ambos lados de este conflicto “solo en el último mes han llevado a cabo una serie de escaladas alarmantes. Todo esto ha hecho que el peligro de una guerra aún peor sea mucho mayor—sí, una guerra posiblemente nuclear”.

En la semana desde que se escribió, las escaladas se han convertido cada vez más en los preparativos activos para las operaciones militares. Estados Unidos y la OTAN comenzaron el proceso de enviar a Ucrania una gran cantidad de tanques de batalla modernos hechos principalmente en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Como evaluó el New York Times, esto “...ha llevado a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN cada vez más cerca de un conflicto directo con Rusia”. Lo que está en juego para la gente de Ucrania y Rusia, y para toda la humanidad, es enorme.

Manden los tanques

Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, durante meses ha exigido públicamente que Estados Unidos y la OTAN le mandaran tanques, especialmente los tanques alemanes Leopard 2 que ya son abundantes no solo en Alemania sino en otros países de la OTAN. Estos tanques son altamente móviles y letales, supuestamente tienen una mejor armadura que los tanques rusos, y utilizan sistemas de navegación que les permiten trabajar bien con artillería e infantería en operaciones ofensivas combinadas. Estados Unidos ha desarrollado una serie de escaladas cuidadosamente calibradas en su respaldo de Ucrania, y en este momento percibe este paso con los tanques como una necesidad.

Después de una serie de negociaciones y la resolución de desacuerdos, el liderazgo militar de Estados Unidos-la OTAN ha determinado que una gran infusión de tanques de batalla es fundamental para que las fuerzas ucranianas se defiendan contra una ofensiva rusa esta primavera, e incluso para que pasen a la ofensiva contra las atrincheradas tropas rusas en los próximos meses. Quieren posiblemente lograr victorias decisivas sobre Rusia este año y establecer que las fuerzas ucranianas estén dominantes. La semana pasada, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, argumentó que “En este momento crucial de la guerra, debemos proporcionar sistemas más pesados y avanzados a Ucrania. Y debemos hacerlo más rápido”.

Biden y Estados Unidos querían que Alemania enviara primero sus tanques Leopard 2, y afirmó que el tanque Abrams estadounidense no está bien adecuado para el campo de batalla ucraniano. Alemania por varias razones se había negado a ser la primera en permitir el uso de sus tanques en Ucrania hasta que Estados Unidos hiciera un compromiso similar. Después de las largas y polémicas negociaciones, esta semana el canciller (jefe del gobierno) de Alemania, Olaf Scholz, acordó enviar a Ucrania 80 tanques Leopard 2 de Alemania, cual decisión permitió a otros países que tienen los tanques Leopard prometer asimismo enviarlos a Ucrania, lo que no podían hacer sin el permiso alemán.

Casi de inmediato, y en paralelo, con el anuncio de Scholz, Joe Biden se comprometió a enviar tanques Abrams estadounidenses a Ucrania. Juntos estas acciones “desbloquearon un flujo de armas europeas pesadas” a Ucrania. Si bien la mayoría de estos tanques no estarán operativos de inmediato, su presencia en Ucrania está destinada a ser “transformativa” en la guerra, rápido y a largo plazo. Le dan “…al ejército ucranio fuego adicional para penetrar las líneas defensivas rusas y tomar la iniciativa militar antes de que Moscú lo haga. También serían necesarios para defender las líneas ucranianas contra una posible ofensiva rusa renovada luego este año”.

Casi tan pronto como se hicieron los anuncios sobre los tanques, Volodimir Zelenski dijo que lo que Ucrania necesita ahora son misiles de largo alcance y aviones de combate, y se informa que las discusiones sobre esto dentro de la OTAN “ya están en marcha”.

¿Cómo terminará esto?

El 26 de enero, Bloomberg News informó que Vladimir Putin, presidente de Rusia, “está preparando una nueva ofensiva en Ucrania, al mismo tiempo alentando a su país a ponerse firme para un conflicto con Estados Unidos y sus aliados que él calcula que durará años”. Según este informe, la ofensiva rusa planificada “podría comenzar tan pronto como febrero o marzo”, antes de que los tanques de Estados Unidos y la mayoría de los de Alemania enviados a Ucrania estuvieran operativos. Las tropas rusas también están experimentando un extenso entrenamiento en el país de Bielorrusia, que limita con Rusia y Ucrania. No está claro cómo se desplegarán las tropas recién entrenadas. Pero el Ministerio de Defensa de Bielorrusia dijo: “El personal, las armas, el equipamiento militar y especial de las fuerzas armadas de la Federación de Rusia continuarán llegando a la República de Bielorrusia”.

Casi al mismo tiempo, Dmitri Medvédev, jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, envió una advertencia verbal escalofriante a los líderes occidentales que esperan derrotar a Rusia con la guerra “convencional”: “La pérdida de parte de una potencia nuclear en una guerra convencional puede provocar el brote de una guerra nuclear. Las potencias nucleares no pierden conflictos importantes en los que depende su destino. Esto debería ser obvio para cualquier persona — incluso para un político occidental que ha conservado al menos algún rastro de inteligencia”. [Énfasis añadido]

El resultado de esta aparentemente interminable intensificación del nivel de conflicto interimperialista es agudamente disputado por los diferentes participantes. El columnista del Washington Post, Max Boot, escribió recientemente que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, le dijo que un “objetivo realista para este año” sería que los ucranianos cortaran el “puente terrestre” entre la península de Crimea (que Rusia ha ocupado desde 2014)³ y Rusia, el cual es una ruta de suministro clave para las fuerzas rusas. Al establecer los objetivos de Estados Unidos-la OTAN para el año, Austin advirtió que si eso no sucediera, se produciría un “conflicto congelado”, con las fuerzas rusas “permaneciendo ilegalmente en el territorio que ocupan actualmente”. Pero Zelenski insiste en que hay que expulsar a las tropas rusas de todas las fronteras de Ucrania indicadas en 2014, lo que significaría retomar todo Crimea, no solo su puente terrestre⁴. Los gobernantes de Rusia han insistido en que Crimea es “parte indispensable de Rusia”, junto con otras áreas del este de Ucrania que históricamente han tenido grandes poblaciones de rusos. Todo esto crea una combinación volátil y cambiante en cuanto a los objetivos y la estrategia.

El hecho es que tanto el lado de Estados Unidos-la OTAN como el de Rusia enfrentan una tremenda necesidad después de haber entrado en este conflicto. Y después de haberlo hecho, e impulsados por la lógica de su creciente agresión, están atrapados objetivamente en una dinámica muy mortal, y lo que en términos militares-políticos se llama una “escalera de escalada”. Esta “escalera de escalada” puede alcanzar niveles de destrucción y muerte much más altos — con la posibilidad de que lo que ahora es una guerra de sustitutos se convierta en un conflicto directo entre Estados Unidos-la OTAN y Rusia, que podría incluir armas nucleares. Cuanto más se intensifique esta guerra, con respecto a la cantidad y el tipo de armamento utilizado, cuanto más peligrosa será, y mayor será la posibilidad de que se tambalee hacia un conflicto aún más destructivo, tal vez una guerra nuclear. Todo esto plantea graves amenazas para la humanidad y no puede, y no debe, ser subestimado.

Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.

—Bob Avakian, de las Entrevistas con Bob Avakian