En la carrera del fascismo de Trump y MAGA para consolidar su control sobre toda la sociedad, una distintiva es su ataque extremo contra la ciencia y la medicina, incluidas las vacunas. Se están sentando las bases para implementar rápidamente tres cosas en la embestida trumpista anti-vacuna:
- Restringir enormemente el acceso a vacunas y tratamientos probados, seguros y salvavidas
- Poner fin a la amplia disponibilidad e incluso la producción de algunas vacunas
- Una enorme reducción de la influencia de la ciencia y el pensamiento científico en la sociedad
Protesta contra Robert F. Kennedy Jr. en su rueda de prensa en Salt Lake City, 7 de abril de 2025. Foto: AP
Robert F. Kennedy Jr., jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos, el “zar de salud” de Trump, ha emprendido una embestida, bajo la consigna mentirosa de MAHA (Hagamos que Estados Unidos Vuelva a Estar Sano, por sus siglas en inglés). Kennedy no solamente echa mentiras sobre las vacunas y sobre la salud pública en general. Ha purgado a científicos verdaderos de muchas agencias por todo el gobierno, entre ellas agencias muy poderosas como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH), y los han remplazado con estafadores que promueven todo tipo de “teorías” espurias y remedios falsos — a veces hasta perjudiciales. Fomenta teorías conspirativas anticientíficas. Fomenta una obsesión con la “pureza”, la “fuerza”, y el “bienestar” de formas que hacen eco a Alemania Nazi. Y presenta todo esto como algo “científico”, pero en realidad tiene por objeto socavar y destruir la influencia del verdadero conocimiento científico en la sociedad.
Kennedy está emprendiendo un camino en que muchas personas morirán innecesariamente de enfermedades.
Es necesario una resistencia poderosa a todo eso, y es necesario derrotar al fascismo de Trump y MAGA. ¡Que SE LARGUE el fascismo de Trump y MAGA ya!
Esto es la Primera parte de una serie sobre la embestida contra las vacunas. En la Segunda parte, analizaremos cómo perjudican los modos de pensar de las “teorías de conspiración” con respecto a la salud.
Veamos la realidad: Las vacunas han salvado la vida de millones de personas
Las vacunas funcionan enseñando al sistema inmunológico a reconocer y combatir los virus o bacterias perjudiciales sin que la persona se enferme. Lo hacen introduciendo una parte inocua o versión debilitada del germen para que el cuerpo pueda aprender a reconocerlo. Una vez que el sistema inmunológico haya reconocido esa versión del germen, crea células especiales para acordarse del invasor. De ahí, si uno se exponga al verdadero virus, su sistema inmunológico pueda responder rápidamente y destruirlo antes de que uno se enferme gravemente.
- Antes de los principios de los años 1950, los padres y madres vivían aterrorizados de que sus hijos contrajeran la polio, que tan sólo en el año 1952 mató a 3 mil niños y paralizó a muchos más. Debido a las vacunas, la última muerte debido a la polio en Estados Unidos ocurrió en 1979, y Estados Unidos fue declarado libre de polio en 1994. Pero los índices de vacunación están cayendo por varias razones, especialmente debido al asalto político contra las vacunas por parte del fascismo, y el primer caso de polio en una persona no vacunada en Estados Unidos en 30 años ocurrió en 2022.
- Antes de mediados de los años 1960, aproximadamente 48 mil personas al año se hospitalizaron por el sarampión. Tras la vacunación de la gran mayoría de la población, solamente un promedio de 33 personas al año se hospitalizó por el sarampión entre 2001 y 2022. Ahora, debido a la disminución del índice de vacunación, se han dado nuevos brotes de sarampión, y algunas personas han muerto.
Una niña que se enfermó de polio a inicios de los años 1950, antes de la disponibilidad de la vacuna contra la polio, en un pulmón de acero respirador.
Hay un montón de evidencia científica sobre la seguridad de las vacunas, y las vacunas han salvado la vida de muchísimos muchos millones de personas por todo el mundo durante más de 100 años. Tan sólo la viruela antes mataba a millones de personas, y ahora se ha eliminado debido a las vacunas. No obstante, la administración de Trump —con Kennedy al frente— ha lanzado un ataque contra las vacunas y las prácticas de salud pública.
La arremetida de Trump y MAGA y MAHA contra las vacunas
Lo siguiente enumera solamente algunas de las cosas que ellos han hecho:
- En el primer día de su mandato, Trump firmó una orden ejecutiva que formalmente sacó a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la organización que coordina la respuesta internacional a brotes mundiales de enfermedades. Esto debilita muchísimo a la OMS y significa que los cuidados médicos serán muy difíciles de conseguir para muchísimas personas por todo el mundo y dentro de Estados Unidos, especialmente en casos de brotes mundiales como el COVID.
- En mayo, Kennedy anunció que el gobierno ya no recomendará la vacuna contra el COVID para los niños sanos y las mujeres embarazadas. Kennedy dijo: “Hemos dado un paso más hacia la realización de la promesa del presidente Trump de hacer que Estados Unidos vuelva a estar sano”. El presidente del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogas señaló que esta política hará mucho daño y dijo: “Queda muy claro que una infección del COVID durante el embarazo puede resultar catastrófico”.
- En junio Kennedy terminó las contribuciones estadounidenses a Gavi, un programa que provee acceso a vacunas en países de ingresos bajos y medianos. Desde 2000 Gavi ha vacunado a más de mil millones de niños, por lo que se estima que ha evitado 17 millones de muertes.
- Canceló una subvención grande de $600 millones para desarrollar una vacuna contra la “gripe aviar”, lo que significa que Estados Unidos quedará desprevenido en caso de que el virus se vuelva epidémico entre los seres humanos.
Estas y otras políticas del fascismo de Trump, en el caso de que el régimen logre aplicarlas, causará cientos de miles de muertes en Estados Unidos y en el mundo entero, o posiblemente muchas más en caso de una epidemia grande. Estas políticas fascistas introducirán incertidumbre y fomentarán ignorancia sobre cuestiones que ya quedaron decididas científicamente desde hace mucho, lo que resultará en que cada vez más personas no se vacunen. De ahí, la falta de vacunaciones abrirá paso para la propagación de enfermedades contagiosas, incluido entre niños y personas que no pueden vacunarse debido a condiciones médicas.
Eso es lo que pasó con el sarampión — en algunas comunidades aisladas, se disminuyeron los índices de vacunación y el germen se propagó rápidamente, lo que causó epidemias localizadas de sarampión y la muerte de niños. Kennedy echó la culpa a los padres y madres con la mentira de que los niños estaban desnutridos (no lo estaban) y que por eso se les pegó el sarampión, lo que se trata de más tonterías anticientíficas.
Por encima de todo esto, el fascismo de Trump también está debilitando y destrozando las instituciones las que los científicos y otros han desarrollado para crear nuevas vacunas y evaluar vacunas de manera científica.
Incluso en el mejor de los tiempos, la asistencia médica bajo el capitalismo está engrilletada por el afán de ganancias, funciona dentro de las desigualdades extremas las que el sistema impone injustamente y refuerza. Pero se han dado avances en la ciencia médica y la salud pública y avances en la expectativa de vida bajo el capitalismo. Un doctor escribió en el New York Times: “Hoy en día, por todo el mundo, una inmensa mayoría de los niños viven hasta la edad adulta. Durante buena parte de la historia, casi la mitad no lo lograron”. La vacunación es una de las principales razones por ese logro, al mismo tiempo que las profundas desigualdades del capitalismo-imperialismo resultan en la muerte innecesaria de literalmente millones de niños cada año, como lo ha señalado incisivamente el líder revolucionario Bob Avakian. Pero el fascismo de Trump y MAGA ha lanzado una embestida para perjudicar e incluso destruir lo que es positivo y científico en la medicina y la salud pública y llevar las cosas hacia una situación infernal.
Kennedy purga a científicos verdaderos e instituye un panel de farsantes, desquiciados y charlatanes
El 9 de junio, Kennedy despidió de repente a todos los 17 miembros del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés). El ACIP es supuestamente el panel experto principal que asesora al gobierno estadounidense sobre la aprobación y el uso de vacunas. Los miembros despedidos tenían experiencia probada en la aplicación de estándares científicos a las vacunas.
Kennedy remplazó a estos científicos con ocho personas (una de las cuales renunció luego luego). Al menos cuatro de ellas niegan y socavan el hecho científico firmemente establecido de que las vacunas han tenido un papel clave para combatir las enfermedades y salvar la vida de millones de personas. Durante el pico de la pandemia del COVID, uno de estos matasanos —Robert Malone— promovió el uso de tratamientos no probados y denigró la vacuna contra el COVID por causar “una forma de” SIDA, lo que es una mentira absurda y literalmente asesina. Otro nuevo miembro del ACIP nombrado por Kennedy luchó contra el uso de cubrebocas y el distanciamiento social y sostenía que habría que permitir la propagación del COVID — lo que hubiera sido un desastre. Otro dirigió un grupo anti-vacuna alineado con Kennedy.
El nuevo comité del ACIP se reunió por primera vez la semana pasada y, entre otras cosas, aprobó una recomendación de prohibir el uso del conservante timerosal en las vacunas para la gripe, a base de teorías de conspiración acientíficas que afirman que el timerosal causa el autismo. Cubriremos la falsedad que echa la culpa por el autismo a las vacunas en un artículo futuro en esta serie. Pero por ahora, cabe notar que el supuesto “vínculo” entre el timerosal y el autismo ha sido refutado en docenas de estudios científicos durante muchos años. En la reunión del ACIP, se le permitió a un activista antivacuna dar una presentación antes del voto, pero no a los científicos verdaderos del CDC que han estudiado el timerosal. El voto se basó conscientemente en la basura anticientífica.
El ACIP también anunció que revisará todo el plan de vacunación infantil. Un doctor escribió: “Estados Unidos está en peligro de deshacer la infraestructura que mantiene a los niños vacunados y sin la polio, la difteria, la tos ferina, el sarampión, las paperas, la rubeola, la meningitis bacteriana y todos los demás horrores”. También hay una dimensión internacional: las recomendaciones del ACIP se han usado como un estándar internacional. La transformación del ACIP de un ente científico en un ente que promueve la anticiencia tendrá reverberaciones internacionales, que resultará en un índice aun mayor de la propagación internacional de enfermedades innecesarias.
Existe una resistencia importante a esto en los círculos científicos. La Academia Estadounidense de Pediatría, así como otros grupos, boicotearon la reunión del ACIP en protesta. Algunos entes científicos anunciaron que establecerían sus propios grupos, separados del gobierno, para aplicar la ciencia para evaluar y recomendar el uso de vacunas.
La Dra. Fiona Havers, una experta líder sobre vacunas en los CDC renunció tras la purga del ACIP. En una entrevista con el New York Times, dijo: “Si no se detiene esto, y no de revierte algo de esto, pues, de inmediato, muchos estadounidenses van a morir como resultado de enfermedades que son prevenibles con vacunas”.
Todo eso presenta grandes preguntas: ¿POR QUÉ el régimen de Trump está haciendo esto? ¿Qué conexión tiene con los modos de pensar los que el fascismo tiene que promover en la población? ¿Por qué es importante luchar por la ciencia en oposición a esta demencia — y cómo hacerlo? Y, ¿cuál es la relación entre oponerse a esta demencia, y el movimiento general para imposibilitar que este régimen siga gobernando? Trataremos estas cuestiones críticas en la Segunda parte.
Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)
Escrita por Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010.
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