El martes 4 de marzo, Donald Trump compareció en un juzgado neoyorquino para conocer los 34 cargos penales de delito mayor en su contra, presentados por el fiscal de distrito de Manhattan. Trump se declaró no culpable de los cargos.
Esta es la primera impugnación jamás de un presidente de Estados Unidos, dentro o fuera del cargo. Como tal, este es un ejemplo extremadamente claro del hecho de que quienes gobiernan Estados Unidos se están agarrando de las greñas. Ya no pueden gobernar y mantener la articulación de las cosas como lo han hecho desde la Guerra Civil. Las viejas formas, las viejas “normas”, se están desmoronando. Cubriremos este juicio a medida que se desarrolla, pero ya hay algunas cosas importantes que señalar, y hay una pregunta general sobre cómo abordar una coyuntura tan grave.
Primero, se tiene la respuesta de los fascistas. Comencemos con el propio Trump. Inmediatamente él envió, y luego retiró (después de que fuera criticado), una foto retocada de él con una amenaza al fiscal de distrito negro de Manhattan, Alvin Bragg, con un bate de béisbol. Esto no es solo un desafío agresivo al estado de derecho, sino que para cualquier persona familiarizada con la ciudad de Nueva York de la década de 1980 de la que salió Trump, esta fue una clara referencia al asesinato de Yusef Hawkins, un joven negro asesinado por una chusma de 30 personas en Brooklyn que empuñaban bates de béisbol por estar en el barrio “equivocado”, es decir, blanco. Trump también llamó a protestas de una manera que se hizo eco al 6 de enero, con una advertencia de “muerte y destrucción” si la impugnación seguía adelante.
Claramente él tiene la intención de luchar durísimo y usar esta lucha para consolidar aún más su base de núcleo duro y reagrupar al partido republi-fascista entero a su alrededor personalmente, así como su candidatura presidencial.
Tucker Carlson, la “personalidad de las noticias” fascista de más alto rating, fue aún más lejos al insinuar y animar a la gente a una guerra civil:
Casi se siente como si estuvieran presionando a la población para que reaccione... [P]robablemente no sea el mejor momento para renunciar a tu AR-15... Tienes que levantar la mano y decir alto. Debido a que este es un asalto demasiado grande a su sistema, mucho mayor que cualquier cosa que vimos el 6 de enero, eso es seguro.
Carlson también dijo: “Parece que el estado de derecho está suspendido esta noche, no solo para Trump, sino para cualquiera que consideraría votar por él”.
Los políticos republicanos más prominentes también denunciaron la impugnación en términos que se burlan de la legalidad. Ron DeSantis, el gobernador fascista de Florida y el principal rival de Trump por el momento para la nominación presidencial republicana fascista, primero dijo que la impugnación “puso patas arriba el estado de derecho” y luego amenazó de inmediato con que no acataría una solicitud de extradición — lo que en sí sería una violación del estado de derecho.
En el Internet, los fascistas se volvieron aún más amenazantes, y algunos hicieron más amenazas contra Bragg, incluido habladurías racistas de linchamientos.
Todo esto ya mero está comenzando
Todavía son posibles al menos otros dos casos contra Trump. Podría ser acusado de delitos relacionados con el fraude electoral en Georgia. Y también podría ser acusado de delitos relacionados con la toma del capitolio, es decir, el intento de golpe de estado del 6 de enero de 2021.
En general, los demócratas han respondido con cautela, hasta con tibieza, como la declaración que lanzó Adam Schiff en la que pide que opere el estado de derecho y, en general, enfatiza la importancia de defender el estado de derecho. Algunos han aplaudido, pero algunos se han preocupado públicamente de que no es prudente impugnar a Trump porque eso aumentará la polarización e “impediría la reconciliación”. Algunos han hecho cálculos estrechos sobre cómo esto afectará a las elecciones. Ninguno de ellos ha hecho frente para nada a algo que esté a la altura de lo que esto ya significa, y ninguno está preparando concretamente a la gente para la verdadera posibilidad de importantes tormentas por delante1.
La tarea urgente de enfrentar —y transformar— la realidad de lo que se avecina
De hecho, esta impugnación hace mucho más potencialmente explosiva lo que ya era una situación altamente volátil. Nadie puede predecir lo que sucederá. Es en este contexto que hacemos un llamado a nuestros lectores para que repasen el discurso de Bob Avakian de fines de 2021, Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta para esta revolución, y especialmente la siguiente parte; y queremos poner especial énfasis en el párrafo final para que la gente lo reflexione a fondo:
Las cosas no son como eran en el pasado, y la realidad es la siguiente: no es posible limar las divisiones profundas, al interior de la clase dominante, y en la sociedad en general — únicamente se volverán más profundas y agudas, más encarnizadas y antagónicas. Aquí va la verdad fundamental que hay que entender clara y profundamente:
No es posible resolver estas divisiones… en el marco que ha existido, y que ha mantenido la articulación de las cosas, durante casi 150 años, desde poco después del fin de la Guerra Civil de Estados Unidos que condujo a la abolición de la esclavitud — no es posible resolverlas sobre la base de la “democracia” capitalista que ha sido la forma “normal” de gobierno capitalista (dictadura) durante tanto tiempo.
Y:
Esta situación poco común, con la profundización y la agudización de los conflictos entre los poderes gobernantes, y en la sociedad en general, pone una base más fuerte y oportunidades más grandes para romper el control de este sistema sobre las masas de personas.
Es extremadamente importante comprender lo siguiente de manera profunda:
A medida que se desarrolle esta situación, y la clase dominante tenga cada vez menos capacidad de gobernar según la anterior manera de hacerlo, es posible que se vuelvan cada vez más agitadas y caóticas la sociedad y la vida cotidiana de las masas de personas, de diferentes partes de la sociedad, con frecuentes “trastornos” de la manera “normal” en que las cosas han existido.
Y a medida que la “manera normal” en que se ha gobernado a la sociedad deje de mantener la articulación de las cosas —y la sociedad esté desgarrándose cada vez más—, es posible que esto haga flaquear la creencia de la gente en que “la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así. Y es mucho más probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa a vivir así.
Esta es una parte crucial de la manera en que se podría gestar una situación revolucionaria — una situación en la que sea posible en realidad hacer caer este sistema.
Por otro lado, “dejadas las cosas tal como están” —es decir, si el actual carácter y dinámicas de todo esto se mantienen en el mismo curso en el que se encuentran ahora—, esta situación, las divisiones que la caracterizan y el desenlace resultante de ella casi con certeza van a volverse aún más terriblemente negativos. Así que, es necesario cambiar todo eso radicalmente, en lo que es un lapso de tiempo relativamente corto y “comprimido” — no simplemente de semanas o meses, pero tampoco de décadas. Si las cosas aún no se hubieran hecho erupción por completo anteriormente, es muy probable que las elecciones presidenciales programadas para 2024 sean un punto focal crítico y un punto de viraje, por lo cual los republicanos fascistas intentarán ganar y consolidar a martillazos el poder sobre la sociedad, y poner fin a cualquier posibilidad de una futura “transferencia del poder” que se les saliera de las manos.
Ante esta situación, clama con aún más urgencia la necesidad de poner la revolución real —y una verdadera fuerza alternativa que luche por esa revolución— “en el mapa”.
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