El 30 de septiembre, por órdenes de Trump y del “secretario de Guerra” Pete Hegseth, 800 generales y almirantes de las fuerzas armadas estadounidenses de todo el mundo se reunieron en una base de los Marines en Quantico, Virginia. Esto no solo fue algo sin precedentes, sino también altamente riesgoso desde el punto de vista de la seguridad. El propósito fue presentar la visión fascista MAGA sobre el papel de las fuerzas armadas en este período inmediato como arma mortal que debe blandirse contra aquellos que identifican como “enemigos” — y para consolidar apoyo para tal visión.
¿Y quiénes son esos enemigos? Esto fue lo que dijo Trump:
[Estados Unidos está] bajo invasión desde dentro, no diferente de un enemigo extranjero, pero más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniformes. Al menos cuando llevan uniforme, se puede aniquilarlos. Y esta será una parte importante para algunas de las personas en esta sala. Eso también es una guerra. Es una guerra desde dentro.
Piensen en esto. Con seriedad. Gran parte de los medios trataron esto como un evento raro de un solo día. Pero representa un salto concreto hacia el fascismo y hacia hacer añicos lo que han sido las normas gobernantes de Estados Unidos desde la Guerra Civil. ¡¡¡TRUMP HA DECLARADO LA GUERRA A DECENAS DE MILLONES DE PERSONAS DENTRO DE ESTADOS UNIDOS!!! Esto va mucho más allá y ni siquiera es comparable con la Guerra Civil, cuando la Confederación formó un ejército y disparó el primer tiro.
¿A quiénes ve Trump como enemigo? A la gente decente de este país
¡Nadie va a detener esto excepto nosotros! Inunden DC. ¡¡Que se largue Trump ya!!
Los enemigos de Trump son numerosos, y no solo inmigrantes. Arremete contra “nuestros barrios marginados” (es decir, los barrios negros) “de los que vamos a hablar porque ahora son una gran parte de la guerra, son una gran parte de la guerra”. De hecho, la noche anterior a esta reunión desató fuerzas de estilo militar contra personas negras y latinas en Chicago.
Dice que “Portland, Oregón… parece una zona de guerra” —aparentemente refiriéndose a las protestas actuales contra ICE, o a las protestas tras el asesinato de George Floyd en 2020. Denuncia a los políticos demócratas y afirma que a los “insurrectos” les “paga” George Soros, un financiador del Partido Demócrata y de causas liberales.
En resumen, “el enemigo interno” incluye a decenas de millones de inmigrantes, personas de color, disidentes, oponentes políticos de la clase dominante — y muchos más. Y la reunión en Quantico presentó un programa fascista de represión extrema, violenta y mortal contra las decenas de millones de personas que MAGA considera indeseables, y contra cualquiera que se oponga a la ofensiva fascista de Trump.
Supremacía masculina blanca disfrazada de “mérito”
Para llevar a cabo este nivel de represión, las fuerzas que rodean a Trump necesitan un ejército confiable. Aquí es donde entró en juego Pete Hegseth, el “secretario de Guerra” de Trump. Hegseth dejó claro que la purga que ya está en marcha se acelerará.
Hegseth dijo: “El discurso de hoy… trata sobre la gente y sobre la cultura”, y decía la verdad: fue un llamado a abrazar una cultura apenas disimulada de supremacía blanca y supremacía masculina, y de desprecio abierto y muy cruel hacia las personas gay y especialmente hacia las personas transgénero1.
Hegseth se quejó de que “A toda una generación de generales y almirantes se les dijo que debían repetir la falacia demente de que, cito, ‘nuestra diversidad es nuestra fuerza.’ Por supuesto, sabemos que nuestra unidad es nuestra fuerza.” Dijo que de ahora en adelante, “No más meses de identidad, oficinas de DEI [Diversidad, Equidad e Inclusión], hombres en faldas. No más culto al cambio climático. No más división, distracción o delusiones de género”.
Para Hegseth, esto significa restaurar a los generales confederados —criminales de guerra que lucharon para defender la esclavitud y llevaron a cabo toda clase de barbaridades contra los soldados negros en particular— a un lugar de honor. Significa devolver las medallas de honor (la más alta condecoración del ejército estadounidense) a quienes masacraron a personas desarmadas, incluidas muchas mujeres y niños, en la reserva de los Oglala, Wounded Knee, en 1890. Significa purgar a oficiales negros y mujeres que alcanzaron los puestos más altos en las fuerzas armas.
Hegseth también celebró una cultura de soldados estadounidenses como asesinos despiadados de sangre fría y sin cerebro que matan en nombre de “Dios y la Patria”. Dijo que su discurso representaba “la liberación de los guerreros estadounidenses, en nombre, en hecho y en autoridades. Ustedes matan personas y destruyen cosas para ganarse la vida. No son políticamente correctos y no necesariamente pertenecen siempre a la sociedad educada”. Recuerden, Hegseth llamó la atención de Trump por primera vez por su defensa demagógica de un criminal de guerra que era tan atroz y sádico que había sido denunciado por sus propios hombres y juzgado y condenado por un tribunal militar. Hegseth “abogó” por esa defensa como comentarista de Noticias (Fascistas) FOX; ahora impone ese código brutal como “secretario de Guerra”.
Mensaje de Hegseth: ¡Si no eres fascista, lárgate, hijo de puta!
No, no lo dijo con esas palabras, pero habló abiertamente de la purga en curso que ha estado llevando a cabo desde que asumió el cargo — eliminando a alrededor de una docena de oficiales mujeres y negros de muy alto rango, así como a personas que creían que la diversidad era en realidad algo bueno para las fuerzas armadas. Hegseth dijo que tiene la intención de continuar eliminando a aquellos que no estén alineados con su “cambio cultural”. Y les dijo a los oficiales en Quantico que “si tienes el corazón apesadumbrado por mis palabras, pues deberías hacer lo honorable y renunciar”.
Para hablar claro, aquí en revcom.us hemos documentado muchos crímenes cometidos por las fuerzas armadas yanquis en su “funcionamiento normal” como ejecutor y protector de este sistema imperialista. Los horrores han sido muchos, con millones de vidas arrebatadas por esta máquina asesina después de la Segunda Guerra Mundial. Pero utilizar estas fuerzas armadas para aplastar y reprimir a las decenas de millones de personas que se oponen —o que simplemente constituyen un obstáculo— al programa fascista de Trump sería un salto a un nivel completamente diferente de horror, y haría que fuera cualitativamente más difícil toda posibilidad de cambio fundamental o incluso de protesta básica contra este sistema o cualquiera de sus atrocidades
No está claro cómo recibieron todo esto los generales reunidos o las fuerzas armadas en general. Los generales siguieron el protocolo militar de larga data de mantener una orientación pública estrictamente no partidista. No mostraron respuesta cuando Trump ridiculizó y atacó a Joe Biden y a los demócratas en general, incluso cuando Trump los animó a reaccionar a lo que estaba diciendo. Unos generales retirados sí atacaron el discurso de Trump, especialmente su enfoque en la represión interna, y otros reporteros experimentados con vínculos en las fuerzas armadas informaron de una fuerte división de opiniones.
Durante el primer mandato de Trump, hubo cierta resistencia a algunas de sus medidas represivas de parte de algunos generales y otros militares que sirvieron en su administración. Algunos argumentaron intensa y finalmente con éxito en contra de Trump cuando exigió que desataran al Ejército contra las protestas de 2020 contra la brutalidad policial tras los asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor. Sostenían, entonces y desde entonces, que el personal militar jura defender la Constitución, y no lealtad a un presidente en particular. A la luz de esta reunión sin precedentes, vale la pena reflexionar sobre esto hacia adelante.