¡Miren a Gaza! ¡Estados Unidos está respaldando un genocidio despiadado de palestinos! Estados Unidos suministra bombas, fondos y cobertura diplomática a Israel para su masacre de casi 37 mil personas. Han destruido todas las universidades en Gaza. Los hospitales carecen de combustible, equipo y sanitación. 1.9 millones de palestinos enfrentan la inanición.

¡Miren a la policía estadounidense! ¡Cada día la policía aterroriza, brutaliza y MATA a negros, latinos y otra gente de color! Mientras las prisiones se desbordan de los oprimidos, los policías asesinos casi nunca van a la cárcel.

¡Miren la frontera sangrienta entre Estados Unidos y México! Seres humanos desesperados hacen fila ahí todos los días — en su mayoría expulsados de sus países de origen por la pobreza, guerras y destrucción ambiental impulsados por el imperialismo estadounidense. Pero cuando llegan a Estados Unidos, son objeto de satanización, detenciones, deportaciones e incluso la muerte.

El 4 de julio: ¿¿deberíamos celebrar al Estados Unidos fundado en la esclavitud y el genocidio?? ¿Al Estados Unidos que se construyó encima de los cuerpos quebrados y la vida de miles de millones de personas a nivel mundial? ¿Al Estados Unidos que ha arrebatado a las mujeres el derecho al aborto y que sataniza a las personas LGBTQ? ¿Al Estados Unidos que es el número uno en la destrucción del planeta y se enfrenta a sus rivales imperialistas, y el crecimiento de la amenaza de una guerra nuclear amenazadora a la propia existencia de la humanidad? ¡NO! ¡ESTADOS UNIDOS NUNCA HA TENIDO GRANDEZA!

Este 4 de julio, elevaremos nuestra vista a una forma completamente nueva en que podríamos vivir por medio de una revolución real que derroque el sistema actual del capitalismo-imperialismo y lo reemplace por un sistema socialista.

El líder revolucionario Bob Avakian ha escrito una Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, un documento liberador para reemplazar a la Constitución opresiva de los Estados Unidos. Esta nueva Constitución ofrece una visión panorámica, una base firme y un plano concreto para crear una sociedad, y en última instancia un mundo, libres de toda forma de esclavitud, explotación y opresión por motivos de clase, raza, sexo y género, todas las relaciones en que unas partes de la humanidad subordinan y dominan a otras.

Para hacerlo realidad, nos hace falta una revolución. Esto es posible — no en algún momento lejano, sino ahora en estos tiempos.

Este 4 de julio, no pondremos la mano encima del corazón y no juraremos lealtad a Estados Unidos y su bandera ensangrentada. Al contrario, abriremos nuestro corazón y mente al futuro liberador que podemos ganar por medio de una revolución real, y nos organizaremos para hacerlo realidad.