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Grandes gánsteres, gánsteres junior y gánsteres callejeros batallan por el poder SOBRE la población haitiana

El sufrimiento aumenta a medida que Haití se hunde cada vez más en un infierno creado por los imperialistas, PERO EXISTE una VERDADERA salida: ¡revolución, y nada menos!

Here people displaced by gang violence construct a tent encampment, in Port-au-Prince, November 15, 2024.

 

La violencia de las pandillas en Haití también ha desplazado a unas 700.000 personas en los últimos años, según se estima. En la imagen: personas desplazadas por la violencia de las pandillas montan un campamento de tiendas de campaña en Puerto Príncipe, el 15 de noviembre de 2024.    Foto: AP

Hoy Haití está sumido en una crisis catastrófica que genera un enorme sufrimiento a su población y que cada día se va descontrolando más. Los combates entre pandillas armadas y el gobierno haitiano se han extendido por la mayor parte de la capital, Puerto Príncipe; las pandillas también se pelean entre sí por el “territorio”. Todos los bandos están cometiendo atrocidades. Estados Unidos ha enviado 400 soldados kenianos para reforzar al gobierno y se espera que se les unan otros 600.

En este momento, las principales carreteras que conectan la capital con el resto del país están controladas por pandillas; el aeropuerto estuvo cerrado durante semanas1; los grupos humanitarios suspendieron sus operaciones; los servicios básicos son inexistentes. El suministro de alimentos ha estado gravemente interrumpido: cinco millones de personas enfrentan una hambruna aguda en todo el país; decenas de miles más enfrentan una inanición total. Más de 5.000 personas han sido asesinadas este año. Los ataques se han extendido a una importante región de cultivo de arroz. Y el peligro de un colapso político completo del estado haitiano, o incluso de una guerra civil, es muy real.

Entraremos en qué está pasando y por qué, pero queremos empezar con algunos puntos básicos.

En primer lugar, lo que está sucediendo ahora en Haití no es una lucha entre “buenos” y “malos”.

No, se trata de gánsteres de todos los niveles: los grandes gánsteres del imperialismo estadounidense que han controlado violentamente a Haití durante más de 100 años; sus socios gánsteres junior en la clase dominante haitiana que han facilitado y se han beneficiado de la dominación imperialista; y los gánsteres callejeros que una vez controlaron únicamente los barrios pobres de Puerto Príncipe, pero que ahora están tratando de abrirse camino a la fuerza hacia un “lugar en la mesa” con la “legítima” clase dominante haitiana.

En segundo lugar, estos diferentes niveles de gánsteres están peleados unos contra otros y entre sí por quién tendrá qué parte del poder: el poder de robar y oprimir a las masas de personas. Ninguno de ellos está desafiando al sistema del capitalismo-imperialismo, que dio origen a esta pesadilla en primer lugar. Todos quieren participar (o aumentar su tajada actual) de la riqueza extraída de la sangre y el sufrimiento de las masas.

En tercer lugar, el pueblo haitiano NO TIENE INTERÉS ALGUNO en ayudar a ninguno de estos gánsteres a consolidar el poder. SÍ hay que librar una lucha, pero esa lucha tiene que tener por objetivo romper el control del imperialismo sobre Haití y poner fin a todas las relaciones opresivas en las que una parte de la sociedad explota a otras, y a toda desigualdad, como parte de esa lucha a escala mundial.

En medio de la terrible situación actual, existe una necesidad urgente y una base muy real para que surja una fuerza revolucionaria que dirija a la lucha sobre esa base.

Cuarto y último: En el mundo de hoy, emprender el camino revolucionario significa adoptar el nuevo comunismo desarrollado por el líder revolucionario Bob Avakian (BA). Significa adoptar su análisis de por qué la gente de todo el mundo se encuentra en la situación en la que nos encontramos y su visión y plano para una sociedad socialista liberadora que sería radicalmente diferente y mucho mejor que incluso la mejor experiencia de revoluciones del pasado. Y significa especialmente adentrarse en el método científico subyacente de BA para seguir aplicándolo y desarrollándolo según las condiciones de diferentes países y situaciones, y organizar a la gente en torno a eso: hacer la revolución como parte de la lucha mundial para emancipar a toda la humanidad, en todo este planeta sangrante2.

Asumir seriamente este proceso es la tarea y la responsabilidad número uno que tienen todos aquellos en Haití (y en el mundo) que anhelan encontrar una manera de poner fin a todo este sufrimiento innecesario. Es el eslabón clave para forjar un camino hacia un mundo radicalmente diferente y mejor.

Nota de la redacción: Los tres artículos citados a continuación son de números anteriores de Revolución /revcom.us; brindan una comprensión y un contexto de la crisis actual y de las raíces históricas de esta crisis en tres siglos de dominación y saqueo de Haití, primero por el colonialismo francés y luego por el imperialismo estadounidense. Animamos a la gente a leerlos en relación con este nuevo artículo.

¿Qué condujo a esta crisis?

En julio de 2021, una intensa lucha por el poder al interior de la clase dominante capitalista de Haití estalló en una furia de violencia. La casa del presidente de Haití, Jovenel Moïse fue atacado por más de dos docenas de exmilitares colombianos mercenarios. Los guardaespaldas del presidente “de alguna manera” resultaron ilesos, pero Moïse fue asesinado y su esposa resultó gravemente herida.

Al día de hoy no se sabe quién organizó este ataque. Moïse, un presidente corrupto de derecha, era muy impopular entre las masas y había sido objeto de feroces protestas callejeras que exigían su dimisión.

Pero su asesinato fue claramente organizado por fuerzas de la clase dominante. La planificación se llevó a cabo en el sur de Florida, así como en la República Dominicana. Se necesitaron grandes sumas de dinero, así como “conexiones” estratégicas para contratar a un escuadrón de mercenarios extranjeros y luego ponerlos en acción justo bajo las narices de la policía y el ejército haitianos3.

Después del asesinato, las luchas internas se intensificaron. Ante el asesinato del presidente, por lo normal el primer ministro tomaría el mando4. Pero tanto el primer ministro en funciones (Claude Joseph) como la persona que Moïse había designado como su siguiente primer ministro (Ariel Henry) insistieron en que debían encabezar el gobierno hasta que se eligiera un nuevo presidente.

Joseph contaba con el poderoso respaldo del ejército y la policía haitianos, pero después de 12 días, el “Grupo Central” (liderado por Estados Unidos y que incluía a otras potencias imperialistas o regionales) dio su apoyo a Henry. Dos días después, Henry tomó el poder.

El hecho de que el “Grupo Central” de los imperialistas haya tomado la decisión final sobre quién iba a dirigir a Haití es un solo ejemplo de la dominación de Haití por el imperialismo estadounidense. Es un hecho bien conocido —mostrado repetidamente a lo largo del último siglo— que los “dirigentes” haitianos tienen que actuar, ante todo y sobre todo, de acuerdo con los intereses estadounidenses y recibir su aprobación. Eso no significa que estos gobernantes “locales” no tengan ningún margen de maniobra —margen que utilizan en su mayoría para promover los intereses de las fuerzas capitalistas que representan—, pero en el análisis final, sirven primero al imperialismo estadounidense, después a la “élite” haitiana… y para nada sirven a las masas del pueblo haitiano.

Pero Henry no pudo o no quiso organizar elecciones, por lo que Haití no ha tenido un presidente ni una legislatura durante más de tres años. En la medida que alguna persona haya ejercido el poder gubernamental, esa persona era Henry. Pero Henry era odiado por las masas, por la pandilla más grande de Haití y por gran parte de la clase dominante. No tenía ninguna legitimidad popular y poca autoridad real.

Con la autoridad estatal paralizada, las pandillas callejeras actúan para expandir su poder

Así que en esencia, había un vacío de poder en la cúpula del estado haitiano. Pronto las pandillas de Haití ocuparon a raudales ese vacío. Surgieron dos grandes pandillas, la más poderosa (conocida como G9), liderada por un ex policía apodado “Barbecue” [Parrillada].

Históricamente, las pandillas formadas entre las personas más oprimidas y desesperadas de los barrios marginales se convirtieron en herramientas de uno u otro sector de las clases dominantes, como tropas de choque, ejecutores, escuadrones de “convocatoria de votos o de lo contrario…”, etc., para las fuerzas burguesas que los respaldaban. Y mantenían algún tipo de “orden” para el sistema en su conjunto, “regulando” a estas zonas potencialmente volátiles. A cambio, las pandillas tenían vía libre para perseguir a la gente en su “territorio” sin interferencia policial.

Pero como los propios gobernantes no pudieron consolidar la autoridad central, las pandillas se volvieron más ambiciosas. En lugar de ser simplemente “músculos” para la élite gobernante, las pandillas comenzaron a hacer demandas. Primero exigieron que se despidiera al primer ministro Henry (cosa que se hizo) y, más recientemente, que se disolviera el Consejo Presidencial de Transición (CPT, por su sigla en inglés), una estructura política improvisada por los Estados Unidos para “llenar el vacío” dejado por la ausencia de un presidente real y organizar nuevas elecciones.

Para hacer cumplir estas demandas, las pandillas atacaron instituciones públicas: el aeropuerto, los hospitales y las comisarías de policía. Se apoderaron de las carreteras que conectan Puerto Príncipe con el resto de Haití, paralizando la economía y el transporte de alimentos. El 85 por ciento de la capital está ahora bajo su control.

Recientemente, las pandillas atacaron a Pétionville, un vecindario acomodado en las colinas que dominan la ciudad. Aunque fueron derrotadas por fuerzas combinadas de policías y vigilantes justicieros, la intentona sacudió a la ciudad. Un funcionario de la organización benéfica Mercy Corps comentó: “Antes, había algunos vecindarios en Puerto Príncipe que considerábamos seguros a los que las pandillas nunca habían llegado, pero ahora amenazan con tomar el control de toda la capital”.

Las pandillas se pelean entre sí por una mayor tajada del poder… el pueblo paga un precio terrible

Al mismo tiempo, las pandillas se pelean ferozmente entre sí para ver quién controlará la mayor parte del territorio. “Territorio” se traduce en más gente a la que robar y dominar; más jóvenes e incluso niños de hasta ocho años para “reclutar” como “soldados” y más poder en general para reforzar sus demandas de un “lugar en la mesa” de quienes gobiernan Haití.

Las masas están pagando un precio terrible por estas guerras territoriales. Marcia Biggs, reportera de la PBS News Hour, viajó a la enorme barriada de Cité Soleil, donde las grandes pandillas se pelean por el control. Escribe que su equipo tuvo que viajar en motocicletas para llegar a su destino porque “un río de aguas residuales y basura hace que la carretera sea intransitable para los automóviles”. Una vez ahí, informó: “La gente aquí de veras está en apuros. Dicen que no tienen servicios, ni electricidad, ni agua, ni escuelas, ni hospitales. Esta zona ha sido atacada muchas, muchas veces. Todos aquí han sido víctimas. En cada esquina hay huellas de casas quemadas ahora marcadas con cuerdas. Los agujeros de bala perforan todas las fachadas que queden, restos de horribles batallas que tuvieron lugar entre G9 y G-Pep [dos grandes pandillas]”.

Biggs también dice que “la mayoría de las mujeres con las que conversamos habían sido violadas. Algunas ahora están embarazadas”. Macricia Athis le dijo a Biggs: “Lloro porque no puedo vivir en esta miseria. No tengo leche para mi pequeño … Ahora los niños sufren. A veces, ni siquiera puedo darles de comer”.

Muchas de estas mujeres terminan por sumarse a las pandillas para protegerse y también para buscar venganza, y luego están arrastradas a cometer atrocidades. Pero cuando se les preguntó “qué podría hacer el estado para poner fin a la violencia”, una mujer desafiante denunció el papel del estado en instigar e impulsar la violencia: “El estado debería empezar primero con sus funcionarios de alto rango, porque son aquellos los que organizan la violencia. No nos tomamos las calles a nuestra propia voluntad. ¿Dónde conseguimos fusiles? ¿Cómo puedo comprar un Kalashnikov? ¿Cómo puedo comprar un M16? No, ellos deben empezar por sí mismos primero antes de que eso pueda cambiar”.

Estados Unidos intenta —y fracasa— una y otra vez en restablecer la autoridad estatal

Kenyan police exchange fire with gang members in Port-au-Prince, December 5, 2024.

 

La policía keniana intercambia disparos con pandilleros en Puerto Príncipe, el 5 de diciembre de 2024.    Foto: AP/Odellyn Joseph

Los imperialistas estadounidenses y la clase dominante haitiana siguen intentando crear un régimen político que tenga cierta estabilidad y legitimidad popular, pero llevan muchos años trabajando en ello y no parecen estar más cerca de conseguirlo. Además, siguen intentando derrotar a las pandillas por la vía militar y detener o matar a sus dirigentes. En junio de 2024, Estados Unidos mandó enviar a 400 soldados kenianos para reforzar a la policía y al ejército haitianos. Hasta ahora han tenido poco impacto, pero se espera que lleguen otros 600 pronto, junto con aviones y buques de guerra de otros países. Así que no se puede descartar que Estados Unidos y sus aliados locales cambien la situación y tomen el control de la situación5.

Pero, al analizar la situación en su conjunto, Robert Fatton Jr., un experto estadounidense en Haití, comentó que “ellos [las pandillas] en esencia están tratando de conseguir el poder o al menos de negociar para conseguirlo. En última instancia, si la situación se deteriora aún más, estarán en posición de negociar, le guste o no”. Otros expertos sobre Haití han hecho comentarios similares. De hecho, el embajador estadounidense ha admitido que “de vez en cuando, hay contactos con las pandillas…”, aunque niega que esos “contactos” sean “negociaciones”.

¿Existe alguna salida y, si la hay, cuál es?

Estos años de violencia, caos y terror han dejado a muchas personas con un sentimiento de desesperación y desesperanza. Un periodista escribió: “Los golpes de estado sangrientos, las dictaduras brutales y las pandillas creadas por la élite política y económica de Haití han definido durante mucho tiempo la historia del país, pero los expertos dicen que la crisis actual es la peor que han visto”. Robert Fatton Jr. dice: “Toda la situación de verdad se está derrumbando… No hay ninguna autoridad que funcione… No sé qué solución hay a corto plazo para Haití, y mucho menos qué soluciones hay a largo plazo”.

Pero esta desesperanza refleja que la gente está atrapada en el marco del orden opresivo existente. La gente piensa que hay únicamente dos opciones. Tal como lo ven, una es el dominio del capitalismo-imperialismo, con su interminable retahíla de lacayos estadounidenses y una corriente interminable de opresión e injusticia. Y la otra es la violencia desenfrenada de las pandillas criminales y el colapso total de cualquier orden económico o social. Visto así, el “colapso” de los esfuerzos estadounidenses por improvisar e imponer incluso una hoja de parra de “gobierno democrático” se considera como “el fin del mundo”.

 

Pero la catástrofe actual de hecho tiene un lado positivo. Por un lado, la ruindad total del viejo orden en todas sus variantes (que incluye la dictadura fascista de los Duvalier y el reformismo de Jean-Bertrand Aristide) se ha vuelto dolorosamente clara: el capitalismo-imperialismo no ofrece ninguna respuesta real a los horrores que enfrenta el pueblo. Y, por otro lado, la pérdida de la legitimidad del estado y su incapacidad actual de controlar la mayor parte del capital crea un “espacio” (político y literal) para que las fuerzas revolucionarias comiencen a surgir y desarrollarse. Esta es una situación en la que el camino de la revolución podría tener un fuerte atractivo y atraer a un número cada vez mayor de personas.

Así que lo que realmente se necesita ahora, y con urgencia, es que aquellos que anhelan un futuro diferente le entran a Bob Avakian y al nuevo comunismo que él ha desarrollado, y forcejeen colectivamente sobre cómo se aplica a la intensa situación que se vive actualmente en Haití.

El gobierno dominicano desata la deportación en masa de haitianos

Haitians including children in cages being deported from Dominican Republic to Haiti, October 11, 2023.

 

Haitianos deportados de la República Dominicana a Haití, el 11 de octubre de 2023.    Foto: AP/Ricardo Hernandez

Seres humanos —hombres, mujeres, niños, bebés— amontonados en camiones enjaulados como ganado, sin comida, agua ni medios para asearse a sí mismos o a sus hijos. Los camiones se alineaban uno tras otro, traqueteando por los caminos polvorientas del campo dominicano.

Cada camión está lleno de personas detenidas en los días anteriores (más de 71.000 desde octubre) sin ningún debido proceso legal. Muchas han vivido en la República Dominicana durante años o décadas, muchas tienen hijos nacidos ahí, algunas nacieron ahí. No importa, son (o al menos se parecen a) haitianos… así que las arrojan a los camiones.

Según informes, muchos han sido “extorsionados, violados o encarcelados sin agua ni comida y han estado sometidos a palizas o gases lacrimógenos ‘si se atreven a decir ‘bu’’”. Eso tampoco importa: todos son llevados y arrojados como “carga” en Haití, en mercados públicos o espacios públicos similares. No hay instalaciones para recibirlos o cuidarlos, excepto lo que los habitantes de ahí pueden reunir con sus propios esfuerzos.

En la República Dominicana, que limita con Haití, viven al menos 500.000 haitianos. La mayoría son trabajadores migrantes: su explotación en los peores empleos y los peor pagados ha sido un pilar de la economía de la República Dominicana durante más de un siglo. Ahora se les suman miles de personas que huyen para salvar su sustento o su vida de la crisis que se está extendiendo por Haití, causada por el sistema del capitalismo-imperialismo que también domina a la República Dominicana.

El reaccionario gobierno dominicano afirma que hay “demasiados” haitianos ahí, que son una “carga”, que están naciendo demasiados bebés haitianos en los hospitales dominicanos. Los activistas de derechos humanos lo llaman por su nombre: una limpieza étnica en toda regla.

¿A qué te recuerda esto? ¿A los vagones de carga que transportaban a los judíos y otras minorías durante el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial? ¿A los barcos negreros que transportaban “carga” apiñados como sardinas bajo cubierta?

¿O te hace pensar no en el pasado sino en el futuro que se nos viene encima rápidamente, mientras las clases dominantes capitalista-imperialistas “resuelven” cada problema que su sistema ha creado apaleando y castigando a las masas de personas de formas cada vez más chocantes?

¿O, te hace pensar en LO SIGUIENTE?

Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas continúen dominando el mundo y determinando el destino de la humanidad. Y es un hecho científico que la humanidad no tiene que vivir así: es posible una forma completamente diferente de organizar la sociedad, un mundo completamente mejor.

— El líder revolucionario Bob Avakian, citado en Somos los Revcom (comunistas revolucionarios): Estamos trabajando por una revolución real y una forma completamente nueva y emancipadora de vivir

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NOTAS:

1. El aeropuerto se reabrió oficialmente el 11 de diciembre, pero Estados Unidos todavía no permite que los aviones estadounidenses aterricen ahí — aún queda por verse cuánto durará esta “reapertura”. [volver]

2. Consulte otra información sobre el nuevo comunismo en BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS) — El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico. Y respecto a la dirección revolucionaria actual de BA, siga @BobAvakianOfficial en Instagram, Facebook, YouTube y la mayoría de las demás plataformas. [volver]

3. La policía inicialmente incluyó de sospechosos al ex dirigente de un importante partido político de derecha, cuatro altos funcionarios de seguridad, un ex funcionario del Ministerio de Justicia, un ex informante de la DEA de Estados Unidos y un ex senador haitiano. Poco después, el fiscal en jefe nombró al ex primer ministro Ariel Henry como sospechoso; el fiscal fue despedido inmediatamente. En febrero de 2024, la viuda de Moïse, el ex primer ministro Claude Joseph y el ex jefe de la Policía Nacional de Haití fueron acusados en relación con el asesinato. Una vez más, no sabemos si alguna de estas personas estuvo involucrada o no, pero el hecho de que tantas personas de alto nivel fueran “sospechosas” nos dice que tanto el asesinato como la investigación estaban entrelazados con las divisiones en la clase dominante haitiana. [volver]

4. En Haití, el primer ministro encabeza al gobierno, mientras que el presidente es el jefe de estado. Normalmente, el presidente nombra al primer ministro. [volver]

5. Estados Unidos también ha venido intentando que el Consejo de Seguridad de la ONU autorice una “fuerza de mantenimiento de la paz” más grande y mejor armada, pero esto ha sido bloqueado por los principales rivales imperialistas de Estados Unidos —Rusia y China—, quienes probablemente estén felices de ver a Estados Unidos enredado en líos por estabilizar Haití. Otro problema que enfrenta Estados Unidos es la escisión en sus propias filas: en unas seis semanas el régimen fascista de Trump tomará el poder, y la mayoría de los expertos piensan que es poco probable que Trump continúe con el esfuerzo de “rescate” a Haití por parte de Estados Unidos, ni quisiera a su nivel actual. [volver]

 

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Nos encontramos en un punto de viraje en la historia. El sistema capitalista-imperialista es un horror para miles de millones de personas en Estados Unidos y por todo el mundo y amenaza al propio tejido de la vida sobre la tierra. Ahora, la elección del fascista Trump presenta peligros aún más extremos para la humanidad, y subraya la ilegitimidad total de este sistema, y la necesidad urgente para un sistema radicalmente diferente.

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