La guerra en Ucrania que es un infierno sigue cobrando un saldo terrible. Y se está intensificando el peligro de que este conflicto se derive en una espiral que se convierta en una confrontación nuclear.
Donald Tusk, el primer ministro de Polonia, dijo en una entrevista a fines de marzo que, en Europa:
La guerra ya no es un concepto del pasado. Es real, y comenzó hace más de dos años. Lo más preocupante en estos momentos es que literalmente cualquier escenario es posible. No hemos visto una situación como esta desde 1945 [cuando terminó la Segunda Guerra Mundial]. Sé que suena devastador, especialmente para la generación más joven, pero tenemos que acostumbrarnos al hecho de que ha comenzado una nueva era: la era anterior a la guerra. No estoy exagerando; cada día está más claro.
Ante este peligro extremo que se avecina, lo que también se vuelve más claro a diario es, como ha dicho el líder revolucionario Bob Avakian:
Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando el mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.
Intensificación y expansión de la guerra
Esta guerra en Ucrania comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una injusta invasión a Ucrania. Inmediatamente, Estados Unidos —trabajando vía la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), su alianza militar imperialista con otros países europeos— la convirtió en una oportunidad para librar una guerra imperialista de sustitutos contra sus rivales rusos. Estados Unidos está financiando, armando, proporcionando inteligencia y en gran medida dirigiendo al ejército ucraniano para que combata a favor de los intereses de Estados Unidos a fin de debilitar a su rival imperialista, Rusia. Ambos bandos están librando una guerra injusta, una guerra para impulsar los objetivos de potencias imperialistas capitalistas rivales.
El pueblo de Ucrania está pagando el precio. La guerra ha matado a decenas de miles de personas, muchas de éstas civiles ucranianos. Otros cientos de miles han sufrido heridas terribles y paralizantes. Ha desplazado hasta un tercio de la población de Ucrania. Al fin de enero, a dos años iniciada la guerra, 10 millones de ucranianos ya no pueden regresar a sus hogares. La ABC News informa que la cuestión de cuál lado ganará “se está determinando cada vez más por cuál lado puede tolerar pérdidas mayores”.
A lo largo de los últimos pocos meses, Rusia ha logrado ciertos avances limitados en la guerra terrestre. Pero ambas partes han sufrido pérdidas severas. No se vislumbra ninguna victoria clara, lo que significa que la matanza continuará. Ambos bandos han encontrado formas de expandir sus fuerzas armadas para poder lanzar más soldados al molino de carne humana. En diciembre de 2023, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, emitió una orden para aumentar el número de tropas en 170.000. Esta primavera ordenó “la conscripción” de otros 150.000 (reclutados en el ejército). A principios de abril, Volodymyr Zelenski, presidente de Ucrania, firmó leyes que eliminaban algunas formas de exención del servicio militar obligatorio y reducían la edad de elegibilidad para el servicio militar obligatorio para los hombres jóvenes.
Esta guerra de sustitutos también está poniendo en peligro a toda la humanidad.
Ambas partes también han intensificado los ataques con drones y misiles en sectores clave de la capacidad económica de su oponente. Ucrania ha atacado a los centros de producción de petróleo rusas y ha dañado o paralizado una cantidad significativa de éstos. Después de una ronda de ataques ucranianos con drones y misiles contra una refinería de petróleo y una base militar, un enfurecido Putin respondió que, “desde un punto de vista técnico-militar… [Rusia] estaba, por supuesto, preparado” para una guerra nuclear. Dijo que Estados Unidos está “desarrollando todos sus componentes, y nosotros también… Estamos listos”.
Piense en lo que él está diciendo: una guerra nuclear podría significar la destrucción total y la aniquilación total de nuestra especie.
Una nueva era
El caza de combate F-16, fabricado en Estados Unidos, es supuestamente “el caza de combate multifunción probado en combate más exitoso del mundo jamás fabricado”. Durante varios meses en 2023, Joe Biden no permitió que los aliados imperialistas de Estados Unidos en la OTAN obtuvieran los F-16 a Estados Unidos con el fin de entrenar a los ucranianos. Biden argumentó que los F-16 generarían una mayor posibilidad de confrontación militar directa con Rusia. Una confrontación militar directa entre potencias con armas nucleares conlleva el gran peligro de una escalada que desemboque en confrontaciones nucleares.
En agosto de 2023, Estados Unidos cambió de posición. Biden permitió que los aliados imperialistas de Estados Unidos en la OTAN surtieran cazas de combate F-16 a Ucrania y que capacitaran a pilotos ucranianos en su uso.
Rusia está haciendo avances, y se supone que los F-16 ayudarán a Ucrania a contrarrestar la superioridad aérea rusa. Algo del entrenamiento para el F-16 para pilotos ucranianos está casi completo, y se espera que estén listos para usarse en Ucrania este verano.
El uso de cazas F-16 por parte de Ucrania sería una escalada significativa de la guerra. Encierra un peligro mayor para el tipo de confrontación militar directa mencionada: una confrontación militar directa entre potencias imperialistas con armas nucleares que conlleva el peligro de intensificarse en una confrontación nuclear.
A fines de marzo, Putin dijo que Rusia destruirá cualquier caza F-16 utilizado en su contra “donde quiera que se encuentre”. Cuando se le preguntó si se iban a permitir que los pilotos rusos atacaran a los cazas F-16 en aeródromos de la OTAN, Putin respondió: “Por supuesto, si se utilizan desde aeródromos de terceros países, se convierten en un objetivo legítimo para nosotros, sin importar dónde se encuentren”. Añadió que “los F-16 son capaces de transportar armas nucleares, y también tendremos que tenerlo en cuenta al organizar nuestras operaciones de combate”.
O sea: Putin amenaza con que Rusia podría bombardear los cazas F-16 aunque se encuentren en países de la OTAN. La OTAN es una alianza militar en la que Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otras potencias europeas tienen un acuerdo de defensa mutua — lo que significa que, en el caso de que se dé un ataque a un país, se consideran que todos serían objeto del ataque. La introducción de cazas F-16 desde Estados Unidos es una escalada, y Rusia amenaza con responder con una escalada aún mayor.
Los líderes de los países de Europa occidental de la OTAN han respondido con amenazas y bravuconadas similares. Un oficial militar sueco líder dijo: “Si Putin quiere una guerra con la OTAN, así es la manera en que se inicia. En tal caso, será una tercera guerra mundial”.
Los países de la OTAN a lo largo de una frontera de 2.400 k. con Rusia han estado reforzando “sus presupuestos de defensa muy por encima del compromiso mínimo de la OTAN…”. Tres de los países más poderosos de la OTAN, Francia, Alemania y Polonia, han estado “encabezando los esfuerzos [de Europa] por rearmarse y protegerse contra nuevas agresiones rusas”.
En este entorno tan tenso, cualquier incidente, deliberado o accidental, podría detonar una confrontación mayor. Un ejemplo reciente: funcionarios polacos afirman que, durante uno de los ataques rusos a Ucrania, un misil ruso violó el espacio aéreo de Polonia durante 39 segundos. Dijeron que Polonia estaba dispuesta a derribar el misil si continuaba sobre Polonia.
Este sistema tiene que largarse
Estados Unidos, bajo la administración Biden y los demócratas, ha sido el principal respaldo de Ucrania. Estados Unidos ha surtido más de $75 mil millones en ayuda militar y de otro tipo a Ucrania. Pero un sector crítico de los republi-fascistas ha bloqueado, hasta ahora, más financiación para Ucrania.
A partir de ahora, se dice que los líderes republicanos en el Congreso están negociando con Biden sobre si se proporcionará financiación a Ucrania, entre otras cosas. Para nada está claro la forma en que se desarrollará toda esta situación compleja y cada vez más intensa.
En “Los procesos contra el fascista Donald Trump, y la naturaleza criminal de este sistema entero”, Bob Avakian aborda la realidad de esta escisión:
Los fascistas (o al menos algunos de ellos) creen que estar involucrados en muchas alianzas formales con otros países (menores) quizá restringa la libertad de actuar del imperialismo estadounidense —inclusive con violencia y destrucción irrestrictas— para hacer valer sus intereses, en cualquier lugar en el mundo. Y, más específicamente, al menos muchos de estos fascistas consideran firmemente que la guerra de sustitutos que Estados Unidos, bajo la batuta de Biden, está librando contra Rusia en Ucrania es una distracción del necesario enfoque de oponerse a China y utilizar todos los medios que sean necesarios para impedir que China supere a Estados Unidos como potencia imperialista dominante en el mundo, tanto en el ámbito militar como económico. Y estos fascistas consideran que la guerra en Ucrania fortalece los vínculos de Rusia con China, lo que hace más poderosa la oposición a la dominación estadounidense. Por otro lado, Biden —y sus aliados en la clase dominante— están librando una guerra de sustitutos con Rusia en Ucrania, y están aumentando continuamente la injerencia de Estados Unidos en dicha guerra (utilizando a los ucranianos como “carne de cañón” en esta guerra) porque esta parte de la clase dominante estadounidense está convencida de que derrotar y debilitar a Rusia, y su capacidad para desafiar al dominio estadounidense, es importante en sí y también abrirá una cuña entre Rusia y China.
No debería ser necesario decir que este tipo de consideraciones, en cualquiera de los bandos, no tiene ninguna relación con los intereses fundamentales de las masas de personas en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.