Sé de primera mano lo que es recibir una llamada de la Oficina del Médico Forense diciendo que el cadáver de su ser querido ha sido recogido hoy de una esquina llena de adictos al fentanilo. Y luego esperar un año antes de que la abrumada Oficina del Médico Forense enviara un certificado de defunción oficial y el informe de la autopsia con la confirmación de que su muerte se debió a una sobredosis de fentanilo. Era una persona con potencial; artista, cantante, rebelde, creativa, curiosa, de gran corazón y necesitada de ayuda por problemas de salud mental, y para este sistema, su vida no valía exactamente nada. La gota que colmó el vaso y la impulsó a buscar fentanilo fue la destrucción violenta y sistemática por parte de las autoridades de los campamentos y redes de personas sin hogar que le proporcionaban al menos algo de cobijo, recursos, comunidad y un elemento de supervisión entre iguales que la mantenía alejada de las drogas más peligrosas.
Multiplique por millones el dolor de esa llamada telefónica del forense y tendrá una idea del impacto de esta terrible plaga en las víctimas de esta droga virulentamente peligrosa, y en sus seres queridos. Desde las ciudades y pueblos abandonados del “cinturón del óxido” hasta las reservas de los indígenas... desde las ciudades acaudaladas que se enfrentan a crisis presupuestarias que han recortado drásticamente los servicios sociales, hasta las comunidades desesperadas urbanas desprovistas de esperanza desde hace mucho tiempo... hay una epidemia de muertes por fentanilo en Estados Unidos.
Las estadísticas sobre las muertes por fentanilo son muy incompletas. Los informes varían mucho de un estado a otro. Los médicos forenses no dan abasto. Y el papel del fentanilo no suele identificarse en muchas muertes (por ejemplo, el consumo de fentanilo puede provocar infartos mortales, pero esas muertes no suelen contabilizarse). Con todo ello, en 2021 los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos informaron de más de 71.000 muertes por sobredosis de fentanilo, un enorme aumento respecto al año anterior. Y el fentanilo se ha convertido en la principal causa de muerte entre los adultos de 18 a 45 años.
Y aquí va la patada en las tripas, el escupitajo en la cara o, como solía decir el revolucionario de los años 1960 George Jackson, la sangre en el ojo: como estoy a punto de explicar, el mismo sistema que es responsable de toda esta miseria está utilizando la rabia y la angustia que ha causado. Utilizándola para incitar al odio xenófobo y violento contra otras víctimas de su sistema, los desesperados millones de personas objeto de brutalización en la frontera con México. Esas personas, impulsadas a arriesgarse (y tantas veces perder) la vida tratando de escapar de la pobreza y la violencia que son producto del capitalismo-imperialismo estadounidense. Pero este sistema se propone alistar a usted y a gente como usted a favor de la brutalidad inhumana que se está desatando contra esos seres humanos.
Para colmo, tanto los republi-fascistas como los demócratas están trabajando para manipular con engaños a la gente de Estados Unidos y echarle la culpa a China. Los gobernantes de Estados Unidos ven a China invadiendo su “territorio” en la cima de un mundo de maquiladoras, barrios marginales, opresión y guerras. Y están utilizando la epidemia de fentanilo para incitar a la lealtad patriótica rabiosa e idiota a favor de Estados Unidos.
La evolución de una plaga
Las raíces evolutivas de la epidemia de fentanilo se remontan muy atrás. El capitalismo-imperialismo tiene una larga historia de fomentar el uso de drogas entumecedoras y mortales entre los oprimidos por todo el mundo y de inundar las comunidades urbanas de Estados Unidos con la adictiva y mortal cocaína crack y opioides (como la heroína). (Véase el recuadro “El capitalismo-imperialismo: el traficante de drogas más depravado y asesino del mundo”).
Por otro lado, a partir de la década de 1990, las grandes empresas farmacéuticas en Estados Unidos, como Purdue Pharma, presionaron a los médicos para que recetaran en exceso un opioide sintético (fabricado químicamente), OxyContin. Los propietarios de Purdue Pharma percibieron más de 12.000 millones de dólares durante ese tiempo. Encubrieron y mintieron de lo peligrosamente adictivo que era. El resultado fue una ola de adicción que se extendió por todo el país, mucho más allá de las comunidades urbanas. Y cuando a las personas se les acabó el dinero o las recetas para OxyContin legal, grandes números de ellas se pasaron a la heroína (véase La epidemia de opioides y el sistema que es responsable en revcom.us).
El fentanilo es un opioide sintético nuevo y más potente. Es hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina. A veces se vende como heroína, porque su producción es más barata.
Las víctimas
Las víctimas de la epidemia de fentanilo son, cada vez en mayor medida y de forma desproporcionada, personas encerradas en reservas de indígenas. Son personas sin acceso a empleo, educación, atención sanitaria ni recursos para desarrollar sus comunidades. Y, cada vez más, son jóvenes negros empobrecidos a los que este sistema no les ofrece ningún futuro.
De marzo a agosto de 2021, por ejemplo, según un informe de JAMA (Journal of the American Medical Association) Network Open, 30 de cada 100.000 hombres jóvenes indígenas y personas autóctonos de Alaska (AIAN) murieron por sobredosis de fentanilo, al igual que 19 de cada 100.000 mujeres AIAN. Y 21 de cada 100.000 jóvenes negros murieron por sobredosis de fentanilo, al igual que 10 de cada 100.000 jóvenes negras (véase Racial and Ethnic Disparities in Drug Overdose Deaths in the US During the COVID-19 Pandemic [Disparidades raciales y étnicas en las muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19]).
Y la tasa de mortalidad va en aumento. En el año 2020, durante el período en que la producción y distribución a gran escala de fentanilo se trasladó de China a México (por razones que explicaré en adelante), la tasa de mortalidad por sobredosis aumentó en un 44% en la población negra y un 39% en la población indígena y autóctona de Alaska. Al mismo tiempo, se produjo un aumento del 22% en la población blanca.
Las estadísticas son más difíciles de conseguir para otros sectores de la sociedad descartados y deshumanizados, pero hay estudios que identifican terribles tasas de sobredosis por fentanilo entre las mujeres obligadas a prostituirse (las llamadas “trabajadoras del sexo”) y las personas sin hogar y con enfermedades mentales.
Aunque las muertes por fentanilo están aumentando de forma desproporcionada entre los indígenas y los negros, la plaga también ha tenido un impacto terrible entre sectores de la población blanca. Esto se ve en especial en las regiones del país donde el éxodo de los puestos de trabajo en las fábricas ha tenido un mayor impacto, dejando tras de sí desesperanza, depresión y un enorme número de personas sin acceso a servicios sociales y médicos. Según un estudio de 2021, en el 80% de los condados de Estados Unidos la población carece de acceso adecuado a la atención médica.
Y como estoy a punto de explicar, todo este sufrimiento, miseria y muerte que ha rendido tantas ganancias para el capitalismo estadounidense ahora lo están aprovechando de manera depravada descarados agentes demagógicos —y apologistas— de este sistema a fin de incitar al odio en contra de... los mexicanos.
... Los depravados engendros que gobiernan este sistema y aquellos que les sirven de fantoches están tratando de incitar a la gente que ha perdido a sus seres queridos a causa del fentanilo, o a la gente que se preocupa por este tema, para que se dejen engañar de modo que vean a la gente cruelmente explotada y oprimida por “nuestros propios” gobernantes en México como el “problema” y el “enemigo”.
Biden invoca al fentanilo para defender la brutalidad fronteriza, y los republi-fascistas exigen cosas mucho peores
En su discurso sobre el Estado de la Unión (SOTU) de 2023, Biden declaró: “Ahora tenemos una cantidad récord de personal que trabaja para asegurar la frontera, arrestando a 8000 contrabandistas y confiscando más de 23.000 libras de fentanilo tan solo en los últimos meses”. Luego, lo puso en el contexto de los planes para una mayor intensificación de la represión en la frontera con México.
Es posible que los “progresistas” en el Partido Demócrata hayan murmurado en voz baja respecto a que no satanicemos a todos los inmigrantes. De ser así, no puedo encontrar constancia de ello. Los republi-fascistas en el Congreso, por otra parte, rompieron las reglas de vieja data del protocolo del SOTU e interrumpieron el discurso de Biden. La lunática fascista Marjorie Taylor Greene gritó: “¡Proviene de China!”. Otro republi-fascista le gritó a Biden, “¡Es tu culpa!” “¡Es culpa tuya!”
Ambos bandos en el conflicto a muerte al interior de la clase dominante estadounidense se hacen pasar por paladines de las víctimas blancas del fentanilo. Para dar una idea de cómo se está desenvolviendo esta situación: En su reciente campaña triunfante para el Senado de Estados Unidos (por Ohio), el republicano J.D. Vance promovió e incitó teorías fascistas de conspiración según las cuales los demócratas están permitiendo deliberadamente que los cárteles mexicanos de la droga trafiquen con fentanilo. Afirmó: “Si quisieras matar a una bola de votantes MAGA [hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] en medio del corazón del país, qué mejor que poner en la mira a ellos y a sus hijos con este mortal fentanilo... y sí parece intencional”.
¿Le dijo el oponente demócrata de Vance, Tim Ryan, a la gente que es demente pensar que las sobredosis de fentanilo son una conjura de los cárteles mexicanos y los demócratas para matar a los votantes MAGA (y señalar que los negros y los indígenas son, con mucho, los más afectados)? ¿Insistió en que tanto los inmigrantes como las víctimas de sobredosis de drogas son seres humanos? ¿Insistió siquiera en el hecho de que la gente, incluidos los “votantes MAGA”, son impelidos a consumir fentanilo porque no tienen acceso a una atención médica real? No, no y no. Ryan presentó un proyecto de ley en el Congreso que clasificaría el fentanilo como “arma de destrucción masiva”. Y Ryan declaró en un debate con Vance que la solución era “más Patrulla Fronteriza” y construir una “barrera” (el Muro de Trump, pero con una marca un poco diferente) en la frontera con México.
El papel de los cárteles mexicanos
De hecho, hoy hay una gran afluencia de fentanilo hacia Estados Unidos producido y distribuido por los cárteles mexicanos. Pero la plaga del fentanilo no es una “invasión” ni un “arma de destrucción masiva” procedente de México. Es un producto de la “relación” opresiva entre el capitalismo-imperialismo estadounidense y México. Esta carta no puede analizar a fondo este tema, pero si quiere entenderlo y cómo encaja en el panorama general del mundo de hoy, lea El parasitismo imperialista y la recomposición social y de clases en Estados Unidos de los años 1970 al presente: Una exploración de las tendencias y los cambios, de Raymond Lotta. El artículo de Lotta identifica, por ejemplo, que “... en 2016 el promedio de los costos de compensación por hora de manufacturas (los salarios y las prestaciones recibidos por los trabajadores) fue de 3.91 dólares; en Estados Unidos fue de 39.03 dólares — en otras palabras, los trabajadores en México estaban recibiendo una décima parte del salario de los trabajadores en manufacturas en Estados Unidos. Todo esto realza la rentabilidad y es esencial para reforzar la competitividad del capital estadounidense en el mercado mundial”.
Los cárteles que fabrican y envían fentanilo a Estados Unidos son un eslabón importante de la cadena en la relación opresiva entre Estados Unidos y México y la superexplotación de la que da ejemplo el artículo de Raymond Lotta. Los cárteles son clave para mantener la estabilidad económica y para imponer el dominio de la clase dominante mexicana dependiente, aunque también puede haber conflictos y contradicciones importantes, incluso violentos, entre estas fuerzas. La economía de México y las fuerzas oficiales de la represión violenta del estado mexicano (ejército y policía) están profundamente entrelazadas con los cárteles.
En LA ESPERANZA REVOLUCIONARIA, Se abren nuevas posibilidades para la revolución liberadora en medio de agudas crisis y trastornos del sistema capitalista — urge organizarse y luchar para la revolución, la Organización Comunista Revolucionaria, México resume y cita un importante análisis hecho por dicha organización acerca de esta red opresiva compleja:
[La “guerra contra el crimen” de México respaldado por Estados Unidos] no busca acabar con el narcotráfico sino ordenar y controlar el mercado de drogas ilegales y, sobre todo, apuntalar el Estado y su capacidad de proteger el orden social imperante” con “una gran compenetración entre los cárteles y el gobierno en todos los niveles” en que “tanto el gobierno como los cárteles cometen crímenes horribles contra el pueblo” con un enorme saldo de asesinatos, desapariciones y tortura por todo el país.
En resumen, la fabricación de fentanilo por parte de los cárteles mexicanos y su papel en la distribución de fentanilo en Estados Unidos están estrechamente ligados a la superexplotación del pueblo de México y a las estructuras —oficiales y no oficiales— que mantienen e imponen esa opresión.
Uno de los terribles efectos del crecimiento de la producción y distribución de fentanilo en México ha sido la propagación de esta epidemia mortal en los enormes y desesperados barrios marginales de las ciudades mexicanas, en particular Tijuana.
De 2021 a 2023, el consumo de fentanilo se triplicó en Tijuana, y esa cifra se basa sólo en las muertes registradas en los hospitales, no en los desamparados que se mueren en la calle. Un reportero mexicano que ha estado poniendo al descubierto la magnitud de las muertes entre las personas desesperadas y sin hogar en Tijuana escribió: “Desafortunadamente, la policía y la sociedad no se preocupan por estas personas y no sabemos realmente quién muere y cuántos han muerto”.
Y una vez más, esta situación me da rabia: Los depravados engendros que gobiernan este sistema y aquellos que les sirven de fantoches están tratando de incitar a la gente que ha perdido a sus seres queridos a causa del fentanilo, o a la gente que se preocupa por este tema, para que se dejen engañar de modo que vean a la gente cruelmente explotada y oprimida por “nuestros propios” gobernantes en México como el “problema” y el “enemigo”.
No. Nosotros —las masas de personas en Estados Unidos y las masas de personas en México y en todo el mundo— tenemos un problema común y un enemigo común: los gobernantes de este sistema capitalista-imperialista.
La “conexión china”
Junto con tachar de chivos expiatorios y con satanizar a los mexicanos y los inmigrantes, tanto los fascistas como los demócratas de la clase dominante estadounidense han estado culpando a China por la epidemia de fentanilo. Veamos la realidad.
Los estadounidenses tienen acceso a una amplia gama de productos farmacéuticos legales más baratos porque los fabrican trabajadores con salarios más bajos y superexplotados en China. (China fue una sociedad revolucionaria y socialista hasta la muerte de Mao Zedong en 1976, cuando se restauró el capitalismo. Vea los antecedentes en el número especial de Revolución No sabes lo que crees que “sabes” sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro).
Además de producir fentanilo, las empresas farmacéuticas chinas “han suministrado a Estados Unidos más del 90% de los antibióticos, la vitamina C, el ibuprofeno y la hidrocortisona, así como el 70% del paracetamol y entre el 40% y el 45% de la heparina en los últimos años”. (New York Times, 11/03/2020) Y la fabricación china basada en una mano de obra superexplotada ha sido una fuente de enormes ganancias para las corporaciones estadounidenses, incluida la industria farmacéutica.
No hay evidencia de que los fabricantes o las autoridades de China en realidad introduzcan, o hayan introducido fentanilo de contrabando en Estados Unidos. Lo que las autoridades estadounidenses denuncian es que fabricantes chinos están llenando los pedidos de fentanilo realizados por lo que parecen ser distribuidores farmacéuticos estadounidenses legítimos. Es posible que los fabricantes chinos supieran, o no se molestaran en averiguar, si parte de lo que se enviaba a Estados Unidos se distribuía ilegalmente. Pero cuando los gobernantes de Estados Unidos señalen con un dedo acusador a China, hay que preguntar, “Mire quién habla”. La distribución legal e ilegal de fentanilo ha sido una fuente de masivas ganancias para las grandes empresas capitalistas estadounidenses, incluidos los principales fabricantes y distribuidores de medicamentos.
Por ejemplo, Insys Therapeutics, una corporación estadounidense cuyo fundador valía en aquel momento más de 3.000 millones de dólares, sobornó a médicos en todo el país con dinero, regalos y viajes con gastos pagados a clubs de striptease para que recetaran su aerosol de fentanilo SUBSYS (véase How a Drugmaker Bribed Doctors and Helped Fuel the Opioid Epidemic).
En años recientes, los gobernantes estadounidenses han estado en una misión de estabilizar su “cadena de suministro” global y romper la dependencia con las importaciones chinas, especialmente estratégicas. Los asesores de los “centros de investigación” de la clase dominante de Estados Unidos advierten que la dependencia de los medicamentos chinos importados “puede ser utilizada como un arma de guerra contra Estados Unidos”. Tanto con Trump como con Biden, Estados Unidos ha tratado de desacreditar la seguridad, las normas y la reglamentación de los envíos de medicamentos de parte de los fabricantes chinos de medicamentos, incluido el fentanilo (vea Fentanyl and geopolitics: Controlling opioid supply from China, Brookings Institution).
Como resultado, las autoridades chinas tomaron medidas drásticas para verificar que los pedidos de fentanilo procedentes de Estados Unidos fueran legítimos. Esto redujo la “cadena de suministro” de fentanilo fabricado en China y creó una “oportunidad” para que la producción se trasladara a México.
Los fabricantes chinos que producían fentanilo lo hacían al menos bajo cierta supervisión gubernamental para mantener la dosis y la uniformidad de la calidad. Ese no es el caso del fentanilo producido por los cárteles mexicanos. Y, como se señaló anteriormente, debido a que el fentanilo está tan concentrado, la falta de dosis uniformes hace que esta droga sea mucho más peligrosa.
Nada de esto fue una conjura planeada. El desplazamiento del principal proveedor de fentanilo ilegal de China a México fue producto del funcionamiento ciego y anárquico del capitalismo, impulsado por una necesidad de vida o muerte de bloques individuales de capitalistas de aventajarse a sus rivales y maximizar sus ganancias. Eso es lo que realmente significa decir que algo es “sistémico”. Pero este desplazamiento sí trasladó la fuente del fentanilo a la frontera entre Estados Unidos y México. Y puso la producción y la distribución en manos de cárteles con conectes y redes gubernamentales por medio de los cuales inyectar cantidades masivas de fentanilo barato en Estados Unidos.
Hará falta una revolución...
La epidemia de fentanilo evolucionó a partir de un brebaje tóxico de rabiosa competencia para maximizar las ganancias en la industria farmacéutica; el papel esencial que juega la superexplotación del pueblo de México en el funcionamiento del capitalismo-imperialismo estadounidense y su posición como el explotador y opresor líder del mundo; y el escalamiento del enfrentamiento entre el imperialismo estadounidense y sus rivales capitalista-imperialistas en China. En resumen, es el producto de un sistema que no le ofrece ningún futuro a la humanidad y que todo lo que toca lo convierte en sufrimiento y muerte.
Únicamente una revolución REAL, que derroque ese sistema, cambiará eso.
El capitalismo-imperialismo: el traficante de drogas más depravado y asesino del mundo
La producción y distribución mundial de opioides (narcóticos basados en el opio) ha sido una fuerza impulsora en el ascenso y funcionamiento del capitalismo-imperialismo. Ha sido una fuente de superganancias. Y de mucha importancia, ha servido a los gobernantes estadounidenses de mecanismo para esclavizar a los oprimidos (y a otros) en una adicción entumece-mentes y aplasta-cuerpos y almas, y luego utilizar las “guerras contra las drogas” como represión violenta masiva contra los oprimidos.
- A mediados del siglo 19, las potencias imperialistas Inglaterra y Francia libraron dos Guerras del Opio para obligar a China (en aquella época) a abrir sus fronteras a la explotación sin restricciones por parte de las potencias occidentales. Parte de las concesiones al imperialismo occidental: China fue obligada a comprar opio británico a la India dominada por los británicos. Existen testimonios creíbles que documentan que el 10% del pueblo chino se convirtió en adicto y esclavo del opio que las principales potencias imperialistas de la época impusieron a ese país.
- Durante la década de 1960, los ghettos y barrios de Estados Unidos fueron inundados de heroína, gran parte de ella cultivada bajo el control de gángsteres “aliados” con Estados Unidos en Indochina. Durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos se alió con las fuerzas anticomunistas en Laos, a las que les facilitó convertirse en unos de los mayores proveedores de opio sobre la Tierra. Air America, un frente de la CIA, llevaba suministros de guerra por avión para las guerrillas proestadounidenses a Laos y luego por avión sacaba la droga, todo ello con el conocimiento y la protección de agentes estadounidenses.
- La distribución extensísima de heroína en las comunidades urbanas de Estados Unidos luego se convirtió en un pretexto para la “guerra contra las drogas”, que un asesor cercano al entonces presidente Nixon admitió abiertamente que era una guerra contra el pueblo.
- En 1986, el periodista Gary Webb valientemente puso al descubierto la forma en que la CIA, bajo la presidencia de Reagan, utilizó en secreto el dinero proveniente del narcotráfico para financiar armas para los contrarrevolucionarios (la Contra) que llevaban a cabo ataques terroristas contra Nicaragua. La CIA transportaba aviones cargados de cocaína a las bases del Estados Unidos continental, y los aviones regresaban a las bases centroamericanas cargados de armas para la Contra. Esa cocaína se inyectó en los ghettos de todo Estados Unidos en forma de la epidemia del crack. Y —una vez más— a su vez se utilizó como pretexto para intensificar la brutalidad y asesinato policial. Gary Webb fue vilmente calumniado y perseguido por su trabajo y expulsado del ámbito periodístico tradicional.