Hace cien días, parecía que la República Islámica de Irán (RII) era inquebrantable. Este sistema está dominado por el imperialismo y gobernado por líderes religiosos fascistas y fundamentalistas. Durante 43 años, han utilizado sus fuerzas de represión —la policía, la milicia y las fuerzas armadas—, que ahora cuentan con un millón de efectivos, para oprimir brutalmente a los 85 millones de habitantes de Irán, especialmente a las mujeres y a las nacionalidades minoritarias. Ha encarcelado a miles de radicales y revolucionarios, así como artistas e intelectuales disidentes, ejecutando a muchos¹. Sólo en el verano de 1988, la República Islámica ejecutó a miles de presos políticos².

16 de septiembre de 2022: Ruptura de la presa

La protesta y la rebelión han estremecido la República Islámica en varias ocasiones, con fuerza en 2009, 2017 y 2019. Pero el 16 de septiembre, la presa se rompió de una manera más profunda y sin precedentes.

Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que acababa de empezar su vida, estaba de visita en Teherán, la capital iraní, el 13 de septiembre. Fue detenida y golpeada por la “policía de moralidad”, supuestamente porque su hiyab (pañuelo) no le cubría todo el pelo. La paliza la llevó a la Unidad de Cuidados Intensivos; murió el 16 de septiembre.

En Irán, las mujeres son perseguidas, degradadas y a menudo maltratadas a diario y durante toda su vida. La Constitución y el código legal de la República Islámica tratan a las mujeres como menos que plenamente humanas. Están subordinadas a sus maridos, a sus padres, a sus hermanos y a todo este sistema teocrático. Las mujeres tienen prohibido salir a correr, bailar en público o montar en bicicleta. Se les puede obligar a casarse a los 13 años, pero no pueden divorciarse sin el beneplácito de un juez varón. Y el régimen les dice cómo deben vestirse y qué aspecto deben tener: las obliga a llevar sofocante ropa “modesta” y a cubrirse la cabeza siempre que salen de casa, y las intimida, detiene y agrede si no lo hacen.

El asesinato de Mahsa fue la gota que colmó el vaso. Miles de mujeres y hombres estallaron de rabia. “Las protestas estallaron de inmediato frente al hospital cuando aparecieron fotos de su sonrisa juvenil junto a imágenes de su cuerpo golpeado conectado a un ventilador en una cama de hospital que se difundieron en las redes sociales como la pólvora”, informó revcom.us. “Desde la capital de Irán, Teherán, hasta la ciudad kurda de Saqqez, se escucharon coros airados de ‘muerte al opresor’ y ‘muerte al [líder supremo Alí] Jamenei’ y los manifestantes arrojaban piedras a pancartas con su imagen”.

Este fue el comienzo de una avalancha de masas sin precedentes por todo el país contra el régimen que ha durado más de 100 días.

Según se informa, el 24 de septiembre tuvieron lugar protestas en 146 ciudades de las 31 provincias iraníes, no sólo en las grandes ciudades, sino también en regiones remotas.

Las mujeres han estado al frente de muchas protestas, uniéndose a otros para exigir “Mujer. Vida. Libertad”. Han bailado alrededor de hogueras, arrancándose los hiyabs y arrojándolos a las llamas. Los han agitado como pancartas animando los manifestantes en las marchas. En las universidades, las mujeres y los hombres han estado estrictamente separados. Ahora, estudiantes de ambos sexos derribaron las barreras en las cafeterías para poder comer juntos. O salían al exterior y hacían picnics en la hierba, desafiando alegremente las normas misóginas del régimen. Las mujeres de Irán y de todo el mundo se han cortado el pelo (el pelo largo es un símbolo de que las mujeres aceptan su “lugar”) en señal de protesta y solidaridad.

Kurdistán y Baluchistán: centros de rebelión

Los pueblos kurdo y baluchí se encuentran entre las nacionalidades minoritarias más amargamente oprimidas de Irán. Estas y otras nacionalidades oprimidas, así como las religiones minoritarias (como los musulmanes suníes y la comunidad bahaí) sufren una grave discriminación y una violenta represión. Gran parte de estas poblaciones viven en una pobreza desesperada.

Desde septiembre, Kurdistán, en el noroeste de Irán, y Sistán-Baluchistán, en el sureste, han sido focos de rebelión y protestas militantes masivas. También han sido blanco de la bárbara represión de la República Islámica. Por ejemplo, en la ciudad baluchí de Zahedan, el 30 de septiembre, las fuerzas del régimen abrieron fuego contra la gente que salía de un servicio de oración cerca de una protesta programada. Un joven declaró al New York Times: “Fue una masacre que sólo había visto en las películas... Empezaron a disparar cuando la gente aún tenía la cabeza inclinada rezando”. Entre 66 y 86 personas murieron en pocas horas, la mayoría por disparos en la espalda.

En noviembre se informó que casi el 30 por ciento del total de manifestantes muertos en Irán eran gente baluchí, ¡a pesar de que sólo representan el dos por ciento de la población!

Fuerzas más amplias se unen al levantamiento

Los estudiantes de secundaria e incluso los más jóvenes, especialmente las chicas, se han unido al levantamiento con una energía increíble. Han coreado contra el régimen en sus aulas y patios de recreo. Han hecho cola para tener la oportunidad de pisotear las fotos del “Líder Supremo” Alí Jamenei.

El 3 de noviembre, 40 abogados emitieron una declaración en la que denunciaban la represión del régimen y afirmaban que el pueblo iraní “ya no se dejará engañar por mentiras y promesas... [el pueblo] pide a los mulás que se vayan”. Poco después, Taraneh Alidoosti, una querida y respetada actriz iraní, publicó en Instagram una foto suya sin hiyab. Esto inspiró a otras cineastas y actrices a publicar fotos similares. Más tarde, Taraneh fue detenida.

Muchos atletas y equipos iraníes —incluido el equipo de fútbol iraní de la Copa Mundial— han protestado negándose a llevar el hiyab o cantar el himno nacional iraní durante partidos. Trabajadores se han declarado en huelga, incluso en las industrias cruciales para la economía, las del gas y petróleo. Algunas huelgas han incluido reivindicaciones explícitamente políticas, como la liberación de los presos políticos.

La forma de pensar de la gente empezó a cambiar. Una joven dijo: “Desde que recuerdo, siempre quise y no pude hacer nada [contra el régimen y sus políticas] porque estaba sola. Ahora, siento que estamos unidos”. Otros dijeron que empezaban a ganarse a sus madres profundamente religiosas.

Un creciente cariz radical, revolucionario

Las protestas se han vuelto cada vez más radicales. Lo que comenzó (y se mantuvo) como un justo levantamiento contra la opresión de la mujer, ahora plantea otras reivindicaciones. Las revueltas de años anteriores exigían reformas a la República Islámica. Ahora, la gente exige insistentemente una revolución y el fin de la República Islámica. Los manifestantes dicen que “no hay vuelta atrás”.

El 21 de septiembre, los manifestantes de la ciudad de Amol cargaron contra la policía atacándola y obligándola a retirarse. El 26 de septiembre, revcom.us informó que “Un diluvio de posteos de Instagram y Facebook muestran a edificios gubernamentales, comisarías de policía y autos de policía en llamas, algunos con mujeres paradas sobre el techo agitando sus hiyabs y gritando: ‘¡No queremos a la República Islámica!’”.

Funcionarios del gobierno que han intentado hablar en universidades y secundarias han sido expulsados del campus por multitudes enfurecidas. El 18 de noviembre, la gente prendió fuego a la antigua casa (ahora museo) del ayatolá Jomeini, que dirigió la fundación del régimen teocrático en Irán en 1979. Incendiar su antigua casa constituyó un acto de rebelión sin precedentes contra el régimen, su ideología y sus dirigentes.

Represión salvaje y sádica

La respuesta del régimen a este levantamiento ha sido una escalada de salvajismo y una represión depravada y brutal. Se informó que en los primeros nueve días de la revuelta, asesinaron a 180 personas y detuvieron a 8.000. Hasta el 30 de diciembre, al menos 508 manifestantes habían muerto, entre ellos 69 niños, y habían detenido al menos a 19.000 personas³.

El régimen se ha dirigido en contra de los grupos a los que odia y teme. Las mujeres en protesta, incluidas las jóvenes, informan que las violan y abusan sexualmente. La CNN informa⁴ que detuvieron a una mujer de 20 años por publicar en las redes sociales mensajes contra el régimen, y luego la llevaron al hospital. Los empleados del hospital dijeron que estaba temblando, que le habían afeitado la cabeza y que tenía “hemorragia rectal... debido a repetidas violaciones”. El mismo artículo informa de la violación generalizada de mujeres, muchachas y muchachos en los centros de detención del régimen. A algunos detenidos jamás se les vuelve a ver.

El régimen también está acelerando las ejecuciones, incluso por el “delito” de protestar, para aterrorizar a la población. La primera ejecución de un manifestante tuvo lugar el 8 de diciembre en una prisión de Teherán. A un segundo hombre lo ahorcaron de una grúa de construcción cuatro días después. En las últimas semanas, la maquinaria judicial fascista de Irán ha juzgado y condenado rápidamente a personas sin ninguna representación legal real. Según se informa, ya han condenado a muerte o están procesando bajo pena de muerte al menos a 100 personas.

La violencia y crueldad depravada del régimen también incluye:

• El 15 de octubre se produjo un incendio masivo en la prisión de Evin, donde están recluidos la mayoría de los presos políticos. A continuación, las fuerzas policiales asaltaron a mano armada a los reclusos. Al menos ocho murieron y al menos 61 resultaron heridos. Hay pruebas significativas de que se trató de un asalto planeado de antemano por la RII contra los reclusos.
• Se tortura y asesina a niños. Niños y jóvenes han sufrido torturas tan graves que los han matado o conducido al suicidio. Un hombre de 23 años murió bajo custodia, supuestamente de un “ataque al corazón”. Pero su familia informó que “Le habían destrozado la cara. Le rompieron la nariz, la mandíbula y la barbilla. Le cosieron el torso con puntos desde el cuello hasta el ombligo, y sobre los riñones”⁵.
• Han encarcelado, torturado, en algunos casos ejecutado a artistas y trabajadores disidentes de la industria cinematográfica y teatral. Se calcula que actualmente hay 100 encarcelados, entre ellos el rapero Toomaj Salehi y el actor Hossein Mohammadi. Ambos se enfrentan a una posible ejecución.

Frente a todo este derramamiento de sangre y brutalidad, el pueblo iraní sigue encontrando formas de manifestarse y resistirse a su odiado régimen. Por ejemplo, hasta el 30 de diciembre se habían producido al menos 1.230 protestas en 161 ciudades y 144 universidades de todo Irán durante los 105 días del levantamiento⁶.