
El jueves pasado, la Corte Suprema se sesionó para conocer un caso que podría tener un impacto potencialmente enorme en si Trump podrá consolidar una parte importante de su agenda fascista, y con qué rapidez. Lo que se necesita urgentemente ahora es que las masas de personas, en todos los rincones de la sociedad y en todas las instituciones, unan a todos los que se pueda unir para lanzar la demanda: ¡Que se largue el régimen fascista de Trump — YA!
De qué se trata el caso
En su primer día en el cargo, Trump firmó una “orden ejecutiva” que elimina la garantía constitucional de ciudadanía por nacimiento. Esto quiere decir que una persona es un ciudadano si nace en Estados Unidos, lo que no sólo se consagró por escrito en la propia Constitución después de la Guerra Civil, sino que en varias ocasiones la Corte Suprema ya ha avalado el derecho de todos los niños nacidos en Estados Unidos a dicha ciudadanía, no obstante la supuesta “legalidad” de sus progenitores en ese momento.
Al pasar por alto por completo todo esto, Trump decretó que, a partir del 19 de febrero de este año, NO sería un ciudadano cualquier persona nacida de progenitores que no son ciudadanos o no tienen tarjeta verde de residencia permanente. Esto incluye a los hijos de progenitores que estaban en Estados Unidos con visas y permisos de trabajo, progenitores con otros tipos de visas y beneficiarios de la DACA. (DACA se refiere a la “Acción Diferida para los Llegados en la Infancia”. En 2012, el entonces presidente Obama firmó una orden que posibilita que las personas que de niño llegaron a Estados Unidos, pero sin papeles, vivan en Estados Unidos legalmente por períodos renovables de dos años. Actualmente, DACA abarca a más de medio millón de personas.)
Para decirlo en términos sencillos, esta orden de Trump fue indignante e ilegal. Leamos lo que dice el líder revolucionario Bob Avakian (BA):
En los primeros días tras su investidura en enero, tras jurar oficialmente defender la Constitución de los Estados Unidos, Trump desafió y pisoteó abiertamente a esa Constitución: emitió una “Orden Ejecutiva” que se oponía directamente a la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, la que establece que toda persona nacida en Estados Unidos es ciudadana. Esta Enmienda no es una “política” — es parte de la propia Constitución. Cuando se adoptó esta Enmienda, justo después de la Guerra Civil, uno de sus propósitos más importantes era garantizar la ciudadanía a los antiguos esclavos; y, por su lenguaje muy claro, esta Enmienda garantiza la ciudadanía a todas las personas nacidas en Estados Unidos.
Si Trump quisiera cambiar esto legal y constitucionalmente —lo cual en sí sería una medida muy mala y reaccionaria—, podría intentarlo siguiendo los procedimientos para enmendar la Constitución que se exponen en la propia Constitución. Pero eso es precisamente el quid: Trump no reconoce límites a su dictadura fascista — ni la Constitución, y ni las leyes, ni el estado de derecho ni el debido proceso legal. (Del e-mensaje @BobAvakianOfficial REVOLUCIÓN #115)
Y eso, en cualquier tribunal que se base en el estado de derecho, es lo único que se necesitaba y debería haberse dicho el jueves pasado. ¡Junto con un sonoro “caso desestimado” y una advertencia para que no volvieran a presentar ante la Corte semejante disparate descaradamente ilegal e inconstitucional!
De hecho, varios tribunales de distrito hicieron precisamente eso. (Los tribunales de distrito son tribunales federales de instancias inferiores a la Corte Suprema, que abarcan distritos específicos de Estados Unidos. Sus dictámenes sobre cuestiones constitucionales se han aceptado generalmente como vinculantes para todo el país a menos que los revoque un tribunal superior.) Los abogados de Trump temían una posible repetición en la Corte Suprema, por lo que “solamente” solicitaron que esos dictámenes de los tribunales de distrito se limitaran a los distritos en cuestión. Mientras tanto, la orden ejecutiva completamente ilegal de Trump entraría en vigor en el resto del país.
Si la Corte Suprema aprobara la solicitud de Trump, un niño nacido de una madre indocumentada en Pensilvania sería apátrida. Pero si ese mismo niño naciera de esa misma madre en Nueva Jersey (estado donde un tribunal de distrito dictaminó a favor de la ciudadanía por nacimiento), sería ciudadano.
El abogado de Trump solicitó específicamente que la Corte Suprema NO considerara la constitucionalidad de la anulación de la ciudadanía por nacimiento por parte de Trump. No obstante, la Corte Suprema podría y debería haber dicho precisamente lo que BA señala: que existe un procedimiento para cambiar la Constitución que hay que acatar, y no es así en este caso.
En cambio, la mayoría de los jueces aceptaron las condiciones de Trump y se dedicaron a argumentos sobre detalles legaloides y seriamente fuera de lugar y/o básicamente irrelevantes. Las principales excepciones fueron Clarence Thomas y Samuel Alito, los dos lunáticos abiertamente partidarios de MAGA, quienes simplemente querían defender los argumentos de Trump. Algunos de los tres jueces liberales en ciertos momentos mencionaron puntos importantes, pero respetaron muy excesivamente los argumentos fascistas del abogado del gobierno federal y, en lo principal, no pusieron al descubierto y no se opusieron a las condiciones fascistas generales que se fijaban.
El otro argumento ante la Corte sí es importante, y guarda relación con si los tribunales tendrán alguna capacidad de “frenar” el programa fascista de Trump o si los tribunales afirmaran la idea fascista de que Trump está, como dijo BA: “por encima de la ley, y que Trump es la ley”. Los abogados de Trump argumentaban que los fallos de los tribunales de distrito sobre la inconstitucionalidad de una ley no deberían aplicarse más allá del distrito en cuestión, a todo el país. Pero, una vez más, esto se argumentó sobre una base muy limitada, relacionada con la impracticabilidad de tener interpretaciones completamente diferentes de la Constitución en vigor en los distintos estados.
El hecho de que estos jueces no rechazaran rápidamente esta orden ejecutiva por inconstitucional ni censuraran a Trump por siquiera intentarlo demuestra lo lejos que han llegado las cosas. Un fallo podría dictarse en cualquier momento, con consecuencias extremadamente serias. Tres grandes cosas están en juego:
Los derechos y, más allá de eso, la humanidad misma de los inmigrantes;
Si Trump obtendrá una victoria en su afán de derrocar el estado de derecho y reemplazarlo por un decreto presidencial fascista; y
Si este fascismo cobrará más terreno o si las nuevas fuerzas nacientes del movimiento en su contra lo frenarán y se fortalecerán al hacerlo.
La realidad: Los inmigrantes son seres humanos PLENOS y NO deben ser SATANIZADOS ni perseguidos
Pongamos la situación en perspectiva un momento. Imaginemos que una persona se postulara para la presidencia con el objetivo de expulsar a los judíos del país. Imaginemos que dicha persona dijera que todos los judíos son chupasangres, delincuentes y pervertidos que manipulan las cosas para su propio beneficio. Que son personas “malvadas” que están “envenenando la sangre del país”.
Imaginen, pues, que esta persona llegara al poder y aprobara decretos ejecutivos que hicieran intolerable la vida de las personas judías. Que aprobara decretos que los trataran como una clase completamente nueva, privándolos de los derechos que antes tenían. Que aprobara decretos que les cortaran el sustento. Que aprobara decretos que facultaran que la policía acudiera en plena noche y los arrebataran a sus familias, mientras sus hijos abandonados y traumatizados gritaran y lloraran aterrorizados. Que aprobara decretos que le dieran facultades al régimen para que este desapareciera a algunos judíos en lugares inaccesibles para la gente común. Que aprobara decretos que dieran poderes a hombres enmascarados para levantar a judíos en las calles y llevarlos a campamentos desconocidos por el delito de escribir editoriales contra estas políticas, o por ningún delito en absoluto. ¿Y qué tal si los jueces que se percibían como contrarios o que de alguna manera obstaculizaban a esos decretos arbitrarios y odiosos fueran satanizados, amenazados de asesinato por los seguidores del presidente, o incluso arrestados?
Desafortunadamente, ustedes no tienen que imaginarlo. Eso es lo que Hitler y los nazis HICIERON en Alemania, ocho años antes de que comenzaran a asesinar en masa a los judíos en los campos de exterminio.
En Estados Unidos, no debe continuar la actividad como de costumbre

“ALTO a los ataques fascistas contra el estado de derecho”. Honolulu. Foto: @refusefascism
Los abogados de Trump argumentaron que, si bien la orden ejecutiva que elimina la ciudadanía por nacimiento podría suspenderse temporalmente en los tres distritos en los que los tribunales la declararon inconstitucional, ¡debería entrar en vigor de inmediato en los otros 91 distritos! En otras palabras, las palabras muy claras de la Constitución quedarían anuladas por las órdenes de un líder fascista. La Corte ni siquiera tendría que confirmar la legalidad de la orden — sería una victoria para Trump simplemente hacer nada más que limitar el alcance de los fallos constitucionales en las instancias inferiores a la Corte Suprema.
Las escenas de injusticia y terror a las que nos referimos anteriormente, y la deshumanización ya demasiado avanzada y sin oposición, de millones de personas, alcanzarían un nivel completamente nuevo.
Al mismo tiempo, si la Corte hace lo que por ley le corresponde hacer —es decir, dictaminar que, según sus méritos, la apelación de Trump es especiosa (es decir, vacía e inservible)—, eso podría generar una nueva confrontación. Steve Bannon y Stephen Miller, dos importantes secuaces de Trump, han amenazado con que si los tribunales no acataran la orden de Trump, en tal caso Trump simplemente debería deshacerse por completo del derecho de habeas corpus. El habeas corpus es el principio según el cual no se permite encarcelar a ninguna persona, y mucho menos expulsarla del país, sin el debido proceso legal, o dicho de otro modo, “sin su día ante la corte”. Esta amenaza extremadamente peligrosa de estos nazis subraya la urgencia de expulsar del poder a este régimen fascista. Y aquí nos corresponde entender lo que ha argumentado BA: “Confiar en los ‘procedimientos normales’ y las ‘formas habituales de hacer las cosas’ no derrotará, ni puede derrotar, a este fascismo ni pondrá fin a su reino de terror muy real, y cada vez más extremo”.
En estos momentos, la mayoría de los analistas creen que la Corte Suprema se pronunciará al respecto en los venideros dos meses. Esto solo enfatiza la urgencia de que se haga que la gente tenga conciencia de este ataque y de que aquellos que están enterados al respecto estén “tensos” ante la posibilidad de salir a las calles al respecto sin previo aviso.
Es más, hace falta que en las venideras semanas las calles se llenen de protestas, concentraciones, pancartas, carteles y muy diversas formas de movilizar en masa a la gente en torno a la demanda general: ¡¡¡QUE SE LARGUE TRUMP YA!!! Y el 14 de junio, el día en que se han convocado protestas a nivel nacional bajo el lema “No a los Reyes”, que haya presencia de brotes masivos de protesta por todo Estados Unidos y en el propio Washington, D.C.
Descargue y lea el pdf.
Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte
De la autoría de Bob Avakian
Adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Vea: