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De Atash/Fuego #150, revista del Partido Comunista de Irán (marxista leninista maoísta):

La realidad del comunismo

Octava parte: La democracia bajo el socialismo

Nota de la redacción: el artículo siguiente se publicó en persa en la revista Atash/Fuego #150, mayo de 2024, en cpimlm.org. Fue traducido por voluntarios de revcom.us del persa al inglés, y del inglés al español. Los traductores agregaron palabras/frases entre corchetes y algunas notas a pie de página para mayor claridad. La Primera parte, Segunda parte, Tercera parte, Cuarta parte, Quinta parte, Sexta parte y Séptima parte también están posteadas en revcom.us.

La fuente principal de esta serie de artículos es el libro Democracia: ¿es lo mejor que podemos lograr? (1986 en inglés y 2006 en español), y este artículo también toma de la Segunda parte de Los pájaros no pueden dar a luz a cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte, escrito por Bob Avakian, y otras obras suyas sobre la democracia y la dictadura.

Hasta ahora, en esta serie de artículos hemos criticado todo tipo de democracias dentro del marco del capitalismo. Dijimos que todas las sociedades que existen hoy se caracterizan por relaciones opresivas, explotación y desigualdad. La larga historia de la sociedad dividida en clases explotadoras y explotadas se ha caracterizado por la dictadura de la clase económicamente dominante. Aquí, “dictadura” no es la palabra tal y como se usa comúnmente, sino que es una descripción científica del estado en una sociedad dividida en clases. La otra cara de la moneda es que hay democracia para la parte de la sociedad que ejerce esta dictadura.

[L]a democracia no es, ni puede ser, una cosa abstracta por sí misma o un fin en sí mismo, no puede existir en una forma “pura”: siempre se conforma como parte del estado —es decir, la dictadura— de una clase u otra, y específicamente en esta época, de la burguesía o del proletariado. Pero existe una profunda diferencia cualitativa entre el contenido de la democracia bajo el dominio de una clase o de la otra, es decir, entre la democracia bajo el socialismo y la democracia bajo el capitalismo1.

En un artículo anterior [de esta serie] también señalamos que el enfoque comunista de la democracia no es del todo negativo.

Democracia: Es lo mejor que podemos lograr forro, de Bob Avakian

 

Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?

(1986, primera edición en inglés y 2014, segunda edición en inglés; 2006, edición en español)
Bob Avakian
Precio (edición en inglés): $10.95
Formato: rústica
Pedidos: RCP Publications
Box 804956, Chicago, Illinois 60680-4111 Estados Unidos
rcppublications@gmail.com
Edición en español: Editorial Tadrui, Bogotá, Colombia.
Con una introducción de Raymond Lotta: “Una excepcional obra de realzada importancia

Hay una diferencia profunda y cualitativa entre estos dos estados de clase, es decir, entre la democracia bajo el socialismo y la democracia bajo el capitalismo. Aunque un estado socialista es también una dictadura-democracia, las clases explotadoras (es decir, la minoría que monopoliza la economía, explota el trabajo de otros y acumula capital) no detentan el poder. Además, y lo que es más importante, la misión y objetivo del estado socialista (dictadura/democracia proletaria) es eliminar paso a paso las condiciones que hacen que semejante estado en sí sea necesario.

La sociedad socialista es simplemente el período de transición del capitalismo al comunismo mundial. Y, a pesar de haber roto con el capitalismo, los efectos y las marcas de nacimiento de las divisiones sociales y las formas tradicionales de pensar del capitalismo persisten durante mucho tiempo y se convierten en la fuente de la lucha de clases en curso. El cerco de la sociedad socialista por parte del capitalismo global infla y refuerza las tendencias burguesas existentes en la sociedad socialista. Todas estas cuestiones requieren la existencia del estado, la dictadura-democracia del proletariado, durante todo el período de transición socialista.

Sin embargo, preservar el carácter socialista de este estado depende de crear las condiciones para que se extinga. Esto se logra impulsando dos tareas que tienen una relación sinérgica: revolucionar continuamente las relaciones económicas y sociales, las perspectivas políticas y la ideología que predominan en la propia sociedad socialista; y, servir al crecimiento y desarrollo de la revolución mundial. De esta manera, a medida que la sociedad avanza hacia el mundo comunista, el estado también lo hace.

La búsqueda de este objetivo (es decir, el establecimiento de una sociedad comunista que sólo es posible a escala mundial) caracteriza al estado socialista durante el largo período de transición socialista al comunismo y da forma a sus políticas. Debido a que el sistema capitalista — sus relaciones sociales y de producción y las ideas que fluyen de él, son un sistema global, erradicarlo también es un proceso global. En consecuencia, el internacionalismo es un componente del [proletariado] que ejerce la dictadura-democracia, cuya expresión concreta es que un estado socialista en cualquier parte del mundo actúa como base de apoyo para la revolución mundial.

En este artículo abordamos brevemente dos preguntas: 1) Si el socialismo es un avance cualitativo sobre el capitalismo y otros tipos de relaciones de explotación, y si el proletariado representa los intereses de la mayoría del pueblo, y si la era socialista avanza hacia la eliminación de toda explotación y opresión, pues ¿por qué es necesaria la dictadura en una sociedad socialista? 2) ¿En qué se diferenciará la democracia en la Nueva República Socialista de la democracia bajo el capitalismo?

Para responder a la primera pregunta, volvamos al punto fundamental de que la superestructura política e ideológica de toda sociedad está en una relación dialéctica con su base económica y, en última instancia, es la base económica la que condiciona y limita las instituciones políticas y culturales de una sociedad. En el estado socialista, el proletariado altera el carácter de la base económica al tomar el control de la superestructura política, y utiliza este poder para abolir la propiedad privada de los medios de producción, y eliminar el papel dominante de las ganancias y la ley del valor en el sistema económico. Por supuesto, estos cambios se llevan a cabo por medio de un largo y complejo proceso de lucha. Estos avances en la infraestructura económica hacen que una superestructura diferente no sólo sea posible sino necesaria. Y con cada paso que se profundizan estos avances en la base económica, también se producen grandes cambios en la superestructura, y viceversa.

Eliminar las relaciones capitalistas de producción y las leyes relacionadas que son un obstáculo para el crecimiento de las fuerzas productivas (concretamente, la propiedad privada de los medios de producción, y la anarquía de la producción), y erradicar paso a paso las formas de pensamiento generadas por el sistema anterior de opresión y explotación — desencadenará una gran libertad para que el pueblo ejerza una soberanía que satisfaga las necesidades de la sociedad, y supere todas las diferencias de clases y relaciones sociales opresivas. De hecho, sienta la base material para la democracia socialista, pero esto requiere una época tortuosa de lucha de clases. Lenin dijo con razón que,

...la expropiación por sí sola, como acto jurídico o político, no decide, ni mucho menos, el problema... [C]uando la historia pone al orden del día problemas de vida o muerte para privilegios seculares y milenarios, ¡¡hablar de mayoría y minoría, de democracia pura, de que no hace falta la dictadura, de igualdad entre explotadores y explotados!! ¡Qué abismo de estupidez y de filisteísmo se necesita para ello!2

Esto se debe a que, como explica Bob Avakian, el arquitecto del nuevo comunismo y líder revolucionario, la sociedad socialista es un período de transición al comunismo. Aun después de que se haya derrocado a la burguesía y se hayan apropiado las propiedades de los antiguos explotadores, aun después de que se hayan transferido los medios de producción que antes eran de propiedad privada (de una forma u otra) a propiedad pública, la transición a una sociedad completamente comunista sin clases todavía requiere una dura lucha en muchos frentes.

La lucha para lograr este objetivo significa confrontar y desarraigar las relaciones de propiedad tradicionales y las ideas tradicionales; estas tradiciones que se han acumulado durante miles de años tienen raíces profundas. Son enormes obstáculos que es necesario arrancar de raíz por completo. No se pueden superar de repente los tipos sociales de “contradicciones y desigualdades heredadas de la vieja sociedad, las cuales no se pueden superar inmediatamente y persistirán de distinto modo y en grados diferentes por un tiempo. Y por añadidura, la experiencia ha demostrado que es sumamente improbable que se establezca el socialismo al mismo tiempo en una totalidad de los países del mundo, ni siquiera en una mayoría, y que lo probable es que se establezca en sólo uno o en unos cuantos países en cada coyuntura dada de las contradicciones mundiales.... Así que, visto especialmente a la luz de todo esto, es evidente no solamente que la burguesía mantiene una posición dominante en el mundo en su totalidad — y es probable que siga siendo así por un tiempo — sino que esto interpenetra con la lucha para llevar adelante la revolucionarización de la sociedad en cualquier país socialista en particular, y de hecho fija el marco y la base general para dicha lucha”3.

En este sentido, el estado socialista, de manera urgente, en cada etapa y en la mayor medida posible, no sólo debe resolver las contradicciones dentro de la sociedad que quedan del pasado y las relaciones entre las personas, como la supremacía masculina y la misoginia, el racismo, la brecha entre el trabajo mental y el trabajo manual, la brecha entre el centro y la periferia, etc., sino que debe resolverlos lo más rápido posible en cada etapa. Pero debe resolverlos de una manera que mejore las posibilidades de avanzar y profundizar el socialismo entre las personas y transformar el modo de pensar de la gente, mediante su participación y dirección en la solución de las contradicciones de la sociedad, así como al propagar la revolución más allá de las fronteras del estado socialista.

De la naturaleza de la sociedad socialista, incluido su papel como transición hacia un mundo libre de relaciones explotadoras y opresivas y de divisiones sociales, surge la identificación abierta y la constitución del estado socialista como expresión de los intereses, en el sentido más amplio, de una clase particular, el proletariado, que en última instancia conduce a la emancipación de la humanidad en su conjunto de las divisiones de clases y de todas las relaciones de explotación y opresión y de los conflictos antagónicos destructivos que estas relaciones engendran, y el papel abierto de este estado socialista como un instrumento de supresión de intereses y fuerzas que están, y que actúan, en oposición antagónica a esto. No obstante, si bien la Constitución de un estado socialista, y las instituciones, estructuras y procesos gobernantes que establece, deben tener en cuenta las divisiones sociales que se han “heredado” de sociedades anteriores basadas en relaciones de explotación (y que persistirán, en diversos grados y en diversas formas, durante mucho tiempo en la sociedad socialista), al mismo tiempo el “estado de derecho” que debe estar incorporado en la Constitución de un estado socialista, así como las leyes específicas que se promulgan sobre la base de esa Constitución (y cuya validez debe juzgarse de conformidad con esa Constitución) deben aplicarse por igual a todas las personas en la sociedad. Esta es otra contradicción difícil de manejar, pero que hay que manejarla correctamente4.

Las diferencias

Contrariamente a la descripción que hacen los teóricos burgueses del “estado de derecho” como la antítesis de la dictadura y la promoción de la libertad y la democracia como un fin en sí, la realidad es que, en cualquier forma, el “estado de derecho” es un componente de la dictadura, e impone el gobierno de la clase dominante. Para decirlo sin rodeos, las leyes y los derechos son parte de la superestructura política de la sociedad y tienen un carácter de clase específico. Bajo el socialismo, tienen un carácter de clase proletaria porque sirven a la transformación socialista de la sociedad y abren el camino para realizar una sociedad comunista a escala mundial. Una vez que se logre el comunismo, no habrá necesidad de leyes. En una sociedad socialista hay instituciones para aplicar sus leyes (el poder ejecutivo y su aparato), pero aplicar la ley se combina con movilizar a las masas y cada vez más conseguir su participación en el avance de los objetivos del estado socialista.

La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte está en consonancia con la realidad de que el socialismo abarca un sistema económico, un sistema específico de gobierno (la dictadura del proletariado) y un período de transición al comunismo. En cada fase de este proceso y a cada paso de esta transición, la constitución debe tener en cuenta dos cosas: primero, debe reflejar el nivel actual de desarrollo de las relaciones de producción y sociales en cualquier momento dado del proceso de transición, y los objetivos idóneos para esa etapa; en segundo lugar, debería promover y fomentar la lucha para impulsar la transición hacia etapas más avanzadas del socialismo, y esencialmente hacia el comunismo (junto con la lucha por tal objetivo en todo el mundo).

Pero este no será un proceso fácil ni fluido, porque hay un conflicto entre la necesidad más fundamental y básica del pueblo —avanzar hacia el comunismo— y lo que el pueblo espontáneamente quiere en un momento dado. ¡Y esta contradicción proporciona la base objetiva para la acusación de que los gobiernos socialistas quieren meter a la fuerza a la gente en una utopía imposible! Pero la solución correcta a esta contradicción no va a ser el uso de la “fuerza”, sino que la Constitución establezca el marco y fije los términos generales en los que se llevará a cabo el funcionamiento de la sociedad, en un momento dado, incluido alentar la contienda entre puntos de vista y programas opuestos.

Esta contienda entre ideas que se compiten entre sí, que incluye la participación de la gente en el debate y la lucha sobre cuestiones fundamentales, desempeñará un papel importante en la resolución de estas contradicciones, de modo que en cada coyuntura, en la mayor medida posible, las actitudes de la gente lleguen a alinearse con sus intereses fundamentales. En otras palabras, el otro papel de la Constitución es proporcionar el marco para la continua lucha contra las tendencias espontáneas entre las personas.

El papel dirigente institucionalizado de la vanguardia comunista, detallado en la Constitución, en el funcionamiento del gobierno y, en general, en el proceso político de la sociedad socialista, proporcionará el “núcleo sólido” de esta lucha. Sobre la base de este núcleo sólido, es decir, la dirección comunista, habrá mucha elasticidad o flexibilidad para el surgimiento de tendencias y orientaciones diversas y opuestas en la sociedad, al grado en que el estado socialista llegará “al borde de ser descuartizado”5, pero no hasta el extremo de ser derrocado.

La diferencia fundamental entre la Constitución y los procesos políticos de la sociedad socialista y los de las sociedades capitalistas en general surge de la profunda diferencia en la naturaleza y las dinámicas de los dos sistemas: las diferencias en la base económica y la infraestructura, en las relaciones de producción y las relaciones sociales, y en los objetivos y el carácter de clase de sus procesos políticos.

Tomemos como ejemplo las elecciones. Tanto en la democracia socialista como en la democracia burguesa hay elecciones. Pero como dijimos en artículos anteriores, en las democracias burguesas las elecciones son simplemente un medio para transferir el poder entre varios sectores de la clase dominante y crear la ilusión de que el pueblo tiene un papel en la vida política de la sociedad. Pero en una democracia socialista, el papel positivo que desempeñan las elecciones guarda una mayor relación con conseguir que la gente debata los temas cruciales de la sociedad y tome conciencia de cómo los diferentes programas corresponden a diferentes intereses de clase. Las elecciones también serán una herramienta para que el Partido Comunista mida su desempeño en la transformación de las formas de pensar de la gente. Pero para ambos tipos de estado, las elecciones no son, ni nunca podrán ser, la expresión de las aspiraciones más elevadas ni de los intereses más fundamentales del pueblo6.

La diferencia fundamental entre la democracia en estos dos tipos de sistemas también se refleja en los derechos del pueblo. No es simplemente que bajo el socialismo la gente tenga más derechos — hay una diferencia en el alcance y el marco de estos derechos. Esto se debe a que, como señaló Marx, “el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo de la sociedad por ella condicionada”.

Con el triunfo de la revolución comunista y los cambios objetivos en la forma en que se estructura la [base] económica y [el cambio relacionado en la] superestructura cultural de la sociedad, se crean nuevas posibilidades para los derechos del pueblo. Como dijo Mao, los derechos laborales no se limitan a los salarios, las horas y la calidad del entorno laboral.

 ...acerca de los diferentes derechos de que gozan los trabajadores, no menciona el derecho a la dirección del país, de las diversas empresas y de las organizaciones culturales y de educación. En realidad, estos son los derechos más importantes de los trabajadores en el sistema socialista. Se trata de derechos fundamentales sin los cuales el derecho de trabajar, de recibir una educación, de descansar, etc., no existen. El problema de la democracia socialista es en primer lugar saber si los trabajadores tienen el derecho de vencer las diferentes fuerzas hostiles y sus influencias. ... En resumen, el pueblo debe tener el derecho de tomar a su cargo la superestructura7

El derecho más fundamental del pueblo en la sociedad socialista —que no es posible ni siquiera en las democracias más avanzadas dentro del marco del capitalismo— es el derecho de ejercer el poder político de acuerdo con sus intereses fundamentales y de participar en las decisiones que afectan a la sociedad.

En conclusión, debemos enfatizar que el aspecto más característico de una sociedad socialista es su papel y objetivo durante un período histórico de transición y avanzar, junto con las luchas revolucionarias en todo el mundo, hacia el objetivo final de establecer el comunismo en el mundo — hacia un mundo en el que las divisiones de clases y otras desigualdades sociales y relaciones opresivas se hayan arrancado de raíz por completo y el estado, como un aparato de opresión cualquiera que sea su forma, dejará de existir. [Esto significará el fin del] papel institucionalizado especial que desempeña el estado en dirigir la administración de la sociedad, el estado de derecho y hasta de los derechos. Como dijo Marx, este futuro significará un salto más allá del estrecho horizonte del derecho burgués — un salto profundo en el desarrollo histórico de las relaciones sociales humanas8. El estado socialista

no solamente es un millón de veces más democrática, es democrática de una manera cualitativamente nueva y profundamente diferente: representa y depende de la participación más amplia y cada vez más profunda en toda esfera de la sociedad de las masas antes oprimidas y explotadas — y más que eso requiere de ellas un conocimiento y dominio cada vez mayor de los asuntos del estado, del manejo de la economía y de otros aspectos de la administración, y en realidad de la superestructura entera, con la cultura y otras esferas de la ideología. Todo esto va mucho más allá de la mera cuestión de la democracia formal y los derechos formales — y, una vez más, es cualitativamente diferente a semejante cuestión9.

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NOTAS:

1. Bob Avakian, Democracia, ¿es lo mejor que podemos lograr?, Banner Press, 1986, Capítulo 7, “La democracia y la revolución comunista”, páginas 228-229, edición en inglés. [volver]

2. V.I. Lenin, “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1972. Citado en Democracia, ¿es lo mejor que podemos lograr?, página 228, edición en inglés. Esta cita de Lenin contradice fuertemente la propaganda que llama utópica la teoría marxista del futuro. En esta polémica, y repetidamente en otros lugares, Lenin ha dicho que para construir el socialismo y avanzar hacia el comunismo, hay que comenzar con las condiciones materiales y las personas tal como han sido “entregadas” por la vieja sociedad (ya sea que hayan experimentado o no cambios dramáticos en el proceso de hacerse del poder mediante la lucha armada de masas). [volver]

3. Bob Avakian, Democracia, ¿es lo mejor que podemos lograr?, p. 226, edición en inglés.
Para una discusión más detallada, vea Para una cosecha de dragones, Capítulo III, Segunda parte; véase también ¿Un fin horroroso, o un fin al horror?, capítulo II, páginas 62-63, y capítulo IV, páginas 84-86, así como ¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional, Sección 2. [volver]

4. Bob Avakian, Los pájaros no pueden dar a luz a cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte, Primera parte: Revolución y el estado, subtítulo “La filosofía política burguesa, sus limitaciones y distorsiones”. [volver]

5. Ibid. Nota 14 que cita la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. (“Apéndice, El comunismo como una ciencia”) sobre el “núcleo sólido con mucha elasticidad”. [volver]

6. Ibid. Subtítulo: La noción de la “naturaleza humana” — como un reflejo de la sociedad capitalista. [volver]

7. Mao Tse-tung, La construcción del socialismo (1975), Editorial La Oveja Negra, Medellín - Colombia. Páginas 61-62. [volver]

8. Bob Avakian, Los pájaros no pueden dar a luz a cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte. Subtítulo “Intelectuales democráticos, nociones idealistas y la necesidad del materialismo”. [volver]

9. Bob Avakian, Democracia: ¿es lo mejor que podemos lograr?, página 229, edición en inglés. [volver]

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