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De Atash/Fuego #147, revista del Partido Comunista de Irán (marxista leninista maoísta):

La realidad del comunismo

Democracia revisionista:
Socialismo de nombre, capitalismo en esencia

Quinta parte

Nota de la redacción: se posteó el siguiente artículo en persa en la revista Atash/Fire #147, febrero de 2024 en cpimlm.org. Fue traducido al inglés, y del inglés al español, por voluntarios de revcom.us. Los traductores agregaron palabras y frases entre corchetes y algunas notas a pie de página para mayor claridad. La Primera parteSegunda parteTercera parteCuarta parte se postearon anteriormente en revcom.us.

En la Cuarta parte escribimos sobre la socialdemocracia y el estado de bienestar, la forma dominante de democracia burguesa en los países capitalista-imperialistas del norte de Europa. Junto a éstos, tenemos que incluir la “democracia revisionista”, que era la forma de gobierno en países donde se habían dado revoluciones comunistas y socialismo — que luego fueron revocadas y se restauró el capitalismo. Dos ejemplos destacados son la forma de estado gobernante en la Unión Soviética entre la restauración del capitalismo en 1956 y su colapso en 1991, y la forma de estado gobernante en China de la restauración del capitalismo en 1976 al día de hoy1.

Antes de la restauración del capitalismo y su transformación en países capitalista-imperialistas, ambos tenían una historia de gobierno socialista (dictadura-democracia proletaria). Una vez que se convirtieron en países capitalistas, cambiaron el contenido de clase del estado y su forma [de gobierno]. Pero debido a sus historias socialistas, reutilizaron algunas de las características de la era socialista en el nuevo sistema capitalista y las necesidades que enfrentaba. Por eso “democracia revisionista” es el nombre más apropiado para este modelo.

Democracia: Es lo mejor que podemos lograr forro, de Bob Avakian

 

Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?

(1986, edición en inglés; 2006, edición en español)
Bob Avakian
ISBN-10: 0916650308 | ISBN-13: 978-0916650308
Precio (edición en inglés): $10.95
Formato: rústica
Pedidos: RCP Publications
Box 804956, Chicago, Illinois 60680-4111 Estados Unidos
rcppublications@gmail.com
Edición en español: Editorial Tadrui, Bogotá, Colombia.

 

Con una introducción de Raymond Lotta: “Una obra histórica de la mayor relevancia”

Estas democracias revisionistas, muy parecidas a las socialdemocracias, intentan presentarse como diferentes a las democracias burguesas del tipo que prevalece en Estados Unidos. Y de hecho, [sí] tienen algunas diferencias. Pero lo que hace que sea importante examinar este modelo no es sólo la experiencia de la Unión Soviética y China. Este es el modelo al que aspiran las tendencias de “izquierda” en todo el mundo, en Irán y hasta algunos partidos que tienen la palabra “comunista” en su nombre — algunos de los cuales se analizarán en adelante. En este artículo, examinamos las diferencias entre la democracia revisionista y otros tipos de democracia burguesa y, finalmente, qué comparten en la forma en que ejercen la dictadura burguesa.

La democracia revisionista, que en un momento se manifestó principalmente en la teoría y la práctica de los defensores del socialimperialismo soviético (después de 1956), la promueven hoy los defensores de la China capitalista-imperialista como “democracia socialista con características chinas”. Estas democracias revisionistas tienen diferencias obvias con el modelo estadounidense. Por ejemplo, la democracia revisionista soviética carecía de cualquier toma de decisiones institucionalizada por parte de las masas, como las elecciones estadounidenses [patrañas]. Hoy, en China, las expresiones de descontento de las masas en torno a las libertades civiles son mucho menos probables que en Europa y Estados Unidos, a pesar de que en la Constitución de la República Popular China (Artículo 35), la libertad de expresión, prensa y reunión de los ciudadanos, marchas y manifestaciones son oficialmente reconocidas.

Señalando estas diferencias, los opositores de plano descartan estas [democracias revisionistas], por fuera de lugar, por estar en el ámbito de la democracia. Mientras tanto, por el contrario, sus defensores las consideran mucho más democráticas que las democracias “occidentales”. En ambas partes no van a la esencia de estos estados [revisionistas soviético y chino] y sus democracias. Por “esencia”, queremos decir que, antes de su colapso en 1990, la Unión Soviética tenía las características de un estado capitalista imperialista, y después del colapso simplemente descartó su máscara “socialista”. Hoy, Rusia es el principal heredero de ese país capitalista-imperialista. Y, a pesar de que la forma de estado de China difiere de la de países capitalistas imperialistas como Estados Unidos y Europa occidental, su “esencia” es la de un país capitalista-imperialista.

Cabe señalar que las razones de estas diferencias son tanto el hecho de que los países capitalista-imperialistas occidentales tienen una parte más masiva del saqueo del “tercer mundo” y, por tanto, una mayor “libertad” para conceder más derechos a sus ciudadanos, así como diferencias históricas (el camino que creó instituciones democráticas burguesas como las elecciones y la sociedad civil en Europa y Estados Unidos es distinto a los acontecimientos históricos en Rusia y China). Las democracias revisionistas anuncian su superioridad, diciendo que los trabajadores y las masas se integran en participar en la administración de la vida social y económica en un grado mucho más amplio que los trabajadores y las masas en Occidente. Esto, según dicen, se debe a que “en China, la democracia electoral va de la mano con la democracia de los consejos”. Cuando los imperialistas chinos se refieren a “democracia electoral”, se refieren a sus elecciones nacionales — donde mil millones de personas tienen voto directo para elegir a casi 2,6 millones de delegados para el “Congreso Nacional Popular”, o asamblea legislativa, y “democracia de los consejos” se refiere a la institución de la “Conferencia de Consejos Populares Chinos”.

También se afirma que junto a estas elecciones existe una “meritocracia democrática”. Según Daniel A. Bell, en su libro The China Model2, “¡Este modelo no peca a las debilidades de la democracia en la que “todos tienen un voto”, lo que la hace “moralmente preferible y políticamente más estable! Luego esclarece el proceso mucho más “democrático” de elegir, por ejemplo, al secretario general del Comité Central del Partido Comunista (que debería leerse como el “Partido Comunista de Capitalistas Imperialistas Disfrazados de Comunistas” en China), que consta de varios pasos: una votación [sobre los candidatos] por parte de funcionarios inferiores, un examen escrito supervisado públicamente sobre cuestiones de economía política y filosofía política, un examen oral en presencia de los cuadros y miembros del personal del secretario general y una inspección del historial de ese candidato por cualquier indicio de corrupción. La decisión final se toma mediante votación de un comité de 12 ministros. Según Bell, todo esto garantiza que quienes son elegidos democráticamente sean dignos de ocupar cargos electos, pero en las democracias occidentales —que se consideran la antítesis democrática de las autocráticas Rusia y China—, ese proceso no existe. Por supuesto, esta afirmación también es falsa. En los estados imperialistas de Occidente, al igual que en todas las dictaduras y democracias burguesas, los individuos que ingresan al aparato estatal, de seguridad y militar a nivel local y nacional tienen que trabajar durante años por canales de entrenamiento y pruebas. Al alcanzar cierto nivel, si actuaran en contra de los principios fundamentales y el funcionamiento del sistema capitalista, el sistema los echaría a patadas.

Por tanto, el contenido de clase de ambas formas —la democracia burguesa y la democracia revisionista— es la dictadura burguesa. El pueblo chino trabaja en condiciones atroces de esclavitud asalariada, para enriquecer a los capitalistas chinos y a sus socios internacionales. La infraestructura económica de China es explotadora, no sólo en el sentido general (apropiación capitalista de la plusvalía). Las condiciones de “superexplotación” [por ejemplo, maquiladoras] que son características de los países del “tercer mundo” existen a gran escala en China. Además, China es un país capitalista imperialista que lleva a cabo una explotación y un saqueo brutales en tres continentes (Asia, África y América Latina), desde Indonesia y Vietnam, Egipto, Irán, Pakistán... hasta Nigeria, El Congo, Venezuela, Colombia, etc.

La democracia china, como todas las democracias imperialistas, es democracia para la clase capitalista y dictadura contra aquellos a quienes la clase capitalista oprime y explota. Lo que es diferente de la democracia china es que sus gobernantes ocultan su carácter esencial bajo el manto del pasado socialista de China. Pero su verdadera naturaleza queda bastante clara en el artículo 13 de la Constitución de la República Popular China, que dice: el derecho legal de un ciudadano a poseer propiedad privada no puede ser violado.

Así, contrariamente a la opinión popular, la burguesía china sí cree en la democracia, ni más ni menos que sus homólogos y rivales en Occidente. Pero debido a sus necesidades e historias específicas, emplean una forma específica de democracia que hace que sea más posible que ejerzan la dictadura de clase capitalista (la dictadura de la burguesía) en sus condiciones específicas.

En la Unión Soviética, después de la restauración del capitalismo (1956), la burguesía imperialista no pudo conceder a los trabajadores rusos el mismo nivel salarial que a sus homólogos en Estados Unidos y los países imperialistas de Occidente, ni tanta libertad para desviarse de la línea oficial, o tanto laissez faire para las pequeñas empresas. En cambio, enfatizaron el empleo vitalicio, la atención médica, el cumplimiento de los requisitos básicos de vida y la “participación” de las masas de personas en el funcionamiento de la vida económica y social, especialmente vía el aparato sindical, que en sí funcionaba como parte de la maquinaria estatal, para mantener a los trabajadores a raya. Además, había autonomía para los gobiernos de las repúblicas asiáticas [en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)], etc. Todas estas diferencias las utilizaron, y utilizan, los defensores del socialimperialismo soviético como prueba de la superioridad de la democracia revisionista sobre la democracia burguesa. Específicamente en Irán, esto incluye tanto al Partido Tudeh como a los Fedayeen Khalq (Mayoría) [dos grupos no revolucionarios] y sus grupos e individuos derivados.

Al examinar el modelo soviético de democracia revisionista, Bob Avakian analizó una importante obra de investigación soviética titulada Economía política de la revolución y su capítulo sobre la democracia. El autor de esta investigación, K. Zarodov , escribe: “Los ideólogos burgueses sostienen que la reconstrucción socialista no es más que la antítesis de la democracia. Por medios justos e injustos, desprecian e incluso no dan importancia al papel jugado por las fuerzas revolucionarias de la clase obrera y la lucha de los comunistas por ejercer y extender los derechos y libertades democráticos del pueblo3. (énfasis de Atash).

Para este autor —al igual que para los teóricos revisionistas soviéticos en general— la democracia bajo el socialismo es simplemente la afirmación y extensión plena de la democracia bajo el capitalismo. En lugar de demostrar los límites históricos de la democracia burguesa y sus ideales (como se abordó en artículos anteriores), quieren actuar como los verdaderos paladines de estos ideales y hacerlos durar para siempre.

El Partido “Izquierda” de Irán —compuesto por la unión de los Fedayin Khalq (Mayoría), la Organización Fedayin del Pueblo Unido de Irán4 y otros activistas de izquierda — refleja exactamente esta actitud en sus documentos. El Partido [“Izquierda”] escribe que “el socialismo está entrelazado con la democracia”, por lo que considera que su deber es “profundizar y ampliar la participación en la democracia representativa y en diversas formas de democracia directa, incluido el autogobierno y la autogestión”. En los documentos de este Partido [“Izquierda”], vemos que se ha reducido el socialismo a una serie de “valores socialistas”, y que esos valores no son más que aquellos que están empaquetados en el sistema capitalista: “incluidas la paz, la libertad, igualdad, justicia social, solidaridad, democracia, igualdad de derechos para las mujeres y para mí... y otros valores que defienden los derechos humanos, la redistribución democrática, etc.” Los partidos burgueses de oposición de la República Islámica, incluida la tendencia [pro-estadounidense] de Reza Pahlaví, combinan más o menos estas palabras como sus objetivos “alternativos”, sin decir cuál modo de producción formará la infraestructura subyacente: el modo de producción capitalista o el socialista.

Y cuando sí hablan de economía, al igual que todos los teóricos burgueses, hablan de formas y formatos sin aclarar el contenido de clase de esa economía. Por ejemplo, el Partido “Izquierda” escribe: “La economía mixta —la estatal, la cooperativa y la privada— es la forma apropiada de organizar el sistema económico del país”5. Pero una mezcla de todas estas formas ya existe en todos los países capitalistas imperialistas y capitalistas dependientes, como Irán, Turquía, etc.

Todos estos juegos de manos pretenden significar que, para ser reconocidos formalmente, permaneceremos dentro del capitalismo y reconoceremos la igualdad de derechos bajo el estandarte del “socialismo democrático” sobre la base de la explotación — que está en el corazón de la desigualdad profunda y prevaleciente en las sociedades de hoy, e inevitablemente genera profundas desigualdades sociales. ¡Esto es falso socialismo!

El verdadero socialismo es el resultado de una revolución que derroque al estado capitalista en todas sus formas (democracia liberal, socialdemocracia, democracia revisionista, democracia islámica, etc.) y establece un estado cuya necesidad existencial es abolir las diferencias de clases, abolir las relaciones de producción que producen estas diferencias, abolir todas las relaciones sociales que corresponden a las relaciones de producción capitalistas y abolir todas las ideas que sirven al gobierno de las clases explotadoras [“Las 4 Todas”], a fin de abrir el camino para que toda la humanidad avance hacia la sociedad comunista internacional, y finalmente relegue el propio estado (democracia y dictadura) al Museo de la Historia.

La democracia socialista existe para servir a esta orientación, es decir, la abolición de las “4 Todas” antes mencionadas, y para alcanzar estos fines, ejercerá una dictadura contra el proceso de restauración de la dictadura capitalista. Así, el estado socialista, al igual que el estado capitalista, es a la vez una democracia y una dictadura de clase. Y es precisamente esta orientación la que es decisiva para la preservación del carácter socialista de la sociedad, no el “ejercicio y ampliación más completa de los derechos y la democracia”, como afirma el Partido “Izquierda” y padrino del proceso como teoría, K. Zarodov.

Zarodov y muchos otros defensores de la democracia revisionista están tratando de fusionar dos cosas que, de hecho, están en pugna entre sí. [El líder revolucionario] Bob Avakian explica que existe una unidad entre la democracia y dictadura socialista y el avance hacia el comunismo (donde no habrá dominio de clase ni democracia y dictadura). Existe una unidad, pero es una unidad de opuestos. Y en última instancia, el aspecto más importante de esta relación es la lucha entre sí, el socialismo tiene que avanzar hacia el establecimiento del comunismo (que sólo puede realizarse a escala mundial) y a la “extinción” del estado (incluso el estado socialista). Y esto requiere erradicar todas las condiciones materiales, políticas e ideológicas que hacen posible la explotación y la división de clases en el mundo, así como la existencia de estados (tanto burgueses como socialistas).

Está claro que sin necesidad de un estado significa también sin necesidad de la democracia, y que la erradicación de todas las condiciones para la división de la sociedad en clases conducirá a la “extinción” de la democracia misma. Este no es un objetivo que sea posible alcanzar “democratizando las condiciones de trabajo” o ampliando los derechos democráticos.

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NOTAS:

1.  La Unión Soviética fue una verdadera sociedad socialista desde 1917, cuando Lenin dirigió la primera revolución comunista, y China fue un verdadero país socialista desde 1949, cuando Mao dirigió ahí la revolución comunista. Para obtener más información, vea la entrevista con Raymond Lotta en revcom.us, “No sabes lo que crees que ‘sabes’ sobre ... La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro”.  [volver]

2.  The China Model: Political Meritocracy and the Limits of Democracy [El modelo chino: la meritocracia política y los límites de la democracia], Daniel A. Bell, 2016..  [volver]

3.  K. Zarodov, La economía política de la revolución (Moscú: Progress Publishers, 1981) citado por Bob Avakian en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? (Banner Press, 1986), páginas 155-157, edición en inglés).  [volver]

4.  La Organización Fedayín del Pueblo Unido en Iránes otra de las muchas facciones de la “Organización de Guerrillas Fadai del Pueblo Iraní” original que existió desde 1971 hasta 1980..  [volver]

5.  Carta del Partido Izquierda de Irán (Fadaiyan Khalq).  [volver]

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