"El fascismo de Trump es un régimen que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos."
- Bob Avakian, de Revolución #114, Derrotar al fascismo de Trump y MAGA: Con la vista puesta en algunas futuras elecciones... o trabajar ahora para movilizar a millones de personas en torno a esta poderosa demanda unificadora: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!
Pete Hegseth, el “secretario de Guerra” de Trump, está en una misión de forjar unas fuerzas armadas totalmente fascistas con el objetivo de servir a estos objetivos fascistas. Hegseth es un fascista cristiano de la época oscura, que trabaja agresivamente para convertir a las fuerzas armadas más grandes del mundo en una máquina de guerra aún más eficiente, más mezquina y completamente fascista, en preparación para contender aún más intensamente por mantener la posición global de perro número uno de Estados Unidos y además poner en la mira a personas dentro de las fronteras de Estados Unidos.
Vea unos antecedentes sobre Hegseth en la cobertura extensa en revcom.us aquí, aquí y aquí.
“En pie de guerra”
El 7 de noviembre, Hegseth pronunció un importante discurso ante líderes militares y de la industria responsables de producir la maquinaria de muerte que posibilita que Estados Unidos aterrorice al mundo con misiles de alta tecnología, bombas, equipos de vigilancia, etc. Hegseth anunció un cambio importante en el proceso mediante el cual se adquieren y producen armas para las fuerzas armadas estadounidenses.
Se trata de abordar un problema estratégico que las fuerzas armadas estadounidenses han enfrentado durante décadas: una “base industrial militar” obsoleta, burocrática y relativamente lenta. En un importante artículo publicado en The Atlantic el año pasado, Mark Bowden escribió: “La tan cacareada máquina de guerra estadounidense está en desorden y en mal estado”. Citó al ex subsecretario del Ejército para adquisiciones, logística y tecnología: “El sistema para equipar la máquina de guerra tiene un ‘diseño para tiempos de paz’, la base del mismo no está desarrollada para la guerra”.
Hegseth anunció que lo está cambiando a fin de ponerse “en pie de guerra”. En consonancia con el cambio de Trump de llamarlo “Departamento de Defensa” a llamarlo “Departamento de Guerra”, Hegseth anunció que “ya está muerto el sistema de adquisiciones de defensa tal como lo conocen. Ahora es el sistema de adquisiciones para librar guerras... No lo estamos desarrollando para tiempos de paz. Estamos haciendo cambiar al Pentágono y a nuestra base industrial hacia estar en pie de guerra”. Utilizando una burla de chico de fraternidad, abreviatura de “joder y ver qué pasa”, continua Hegseth: “Desarrollarlo para la victoria, en el caso de que nuestros adversarios jodan a ver qué pasa (FAFO)”.
De hecho, son las fuerzas armadas estadounidenses las que, a las órdenes fascistas de Trump, están violando abiertamente el derecho internacional, bombardeando el interior de Irán sin provocación, asesinando a pescadores en aguas internacionales y amenazando con invasiones a lugares tan lejanos como Groenlandia, Venezuela y Nigeria.
En este discurso, Hegseth no especificó quiénes son estos “adversarios” de Estados Unidos, pero ha hablado repetidamente de la necesidad de ponerse específicamente en posición para hacer frente y derrotar a China en sus aspiraciones imperialistas.
En medio de una guerra comercial que se intensificaba la primavera pasada, la embajada de China publicó en X: “Si lo que Estados Unidos quiere es una guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos listos para luchar hasta el final”. Hegseth respondió: “Estamos preparados”. Amenazó: “Por eso estamos reconstruyendo nuestras fuerzas armadas. Por eso estamos restableciendo la disuasión en el etos del guerrero. Vivimos en un mundo peligroso con países poderosos y en ascenso con ideologías muy diferentes. Están aumentando rápidamente su gasto en defensa, su tecnología moderna, quieren suplantar a Estados Unidos”.
Tenga en cuenta: se trata de dos potencias dotadas de armas nucleares que compiten por posiciones y ponen en peligro al mundo con el peligro de una guerra nuclear. Y cuando Hegseth quiere decir que China quiere “suplantar a Estados Unidos”, se refiere a la posición de Estados Unidos en la cima de un orden imperialista global basado en la explotación despiadada de los valiosos recursos de nuestro planeta y de miles de millones de personas en todo el mundo, incluidos millones de niños.
Unas fuerzas armadas agilizadas para cometer crímenes de guerra
El portaaviones USS Gerald R. Ford rumbo al Caribe, 1º de octubre de 2025. Foto: Marina de los Estados Unidos
El 4 de noviembre, el New York Times publicó un artículo de opinión descarnadamente titulado “¿A quién ordenarán que nuestros militares ejecuten a continuación?”, escrito por Frank Kendall, exsecretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Kendall comienza por denunciar la naturaleza criminal de los continuos ataques del régimen de Trump a embarcaciones frente a las costas de Venezuela y Colombia, que han matado al menos a 76 civiles. Kendall los describe como “matar intencionalmente a personas que, hasta donde se puede determinar, no están involucradas en ningún acto violento u hostil contra Estados Unidos, no tienen ninguna intención percibida de participar en actos hostiles contra Estados Unidos, al parecer no están armadas para llevar a cabo ningún ataque y se podría aprehenderlas fácilmente en lugar de asesinarlas sumariamente”.
Kendall señala que el entrenamiento militar estadounidense enseña a los oficiales que “tienen el deber de desafiar cualquier orden que crean que puede ser ilegal — y desobedecer cualquier orden que saben que es ilegal”. Pero luego resalta que Hegseth ha destripado sistemáticamente el aparato jurídico que podría brindar respaldo y columna vertebral a los oficiales o soldados que estuvieran considerando tal negativa — por lo que se les podría someter a un consejo de guerra si a la larga se considera que la orden fue legal.
El general Charles Q. Brown Jr., presidente del Estado Mayor Conjunto (izquierda), despedido a principios de este año por el “secretario de Guerra” Hegseth. Foto: AP
Hegseth despidió a muchos altos Jueces Abogados Generales (JAG) y otros funcionarios jurídicos de distintos niveles. Estas son las personas que se supone deben guiar al personal militar para que reconozca las órdenes ilegales. Ahora estas posiciones están ocupadas por personas que están de acuerdo con el mantra de Hegseth de priorizar “la máxima letalidad, no la tibia legalidad”. Kendall escribe que “la cadena de mando legal de las fuerzas armadas, al menos a sus niveles superiores, ha estado poblada de abogados que no dirán que no a casi nada de lo que el señor Trump o el señor Hegseth les ordenen hacer”. Y Kendall dice que sin el respaldo de estos abogados, “algunos oficiales, por una cuestión de conciencia, quizás todavía digan que no”, pero la mayoría “es casi seguro que obedecerían la orden [ilegal]”.
Purgas generalizadas para crear una atmósfera de miedo y obediencia ciega
El 7 de noviembre, el New York Times publicó un informe (“Hegseth está purgando a líderes militares con poca explicación”) en el que se señalaba que Hegseth ha “despedido o ha marginado al menos a dos docenas de generales y almirantes en los últimos nueve meses”, lo cual “no tiene precedentes en las últimas décadas”. Destituyen a altos líderes militares con décadas de experiencia por una gran cantidad de razones o sin ninguna razón aparente. Esto incluye estar demasiado “woke” (concienciado) o “DEI” (en otras palabras, ser negro o mujer), por haber trabajado estrechamente con el exjefe de gabinete Mark Milley (quien se opuso a los intentos de Trump de utilizar al ejército como herramienta de supresión política), por cuestionar los ataques a embarcaciones en el Caribe, por presionar para que hubiera instructoras en el entrenamiento de los SEAL, por no modificar los informes para que el Pentágono se viera bien, y muchas otras señales de desacuerdos reales o incluso simplemente posibles con la cruzada fascista de MAGA. Consolidar a martillazos este tipo de obediencia es esencial si el régimen va a consolidar su control sobre el aparato militar. Pero por ahora, ha creado un ambiente de miedo, desconfianza y probablemente resentimiento. Incluso personas de muy alto nivel sienten que sus posiciones dependen por completo de los deseos y caprichos de Hegseth y Trump.
Rápidamente se podría volver muy tarde... pero todavía no es muy tarde
Como comentamos anteriormente: “aquí en revcom.us hemos documentado muchos crímenes cometidos por las fuerzas armadas yanquis en su ‘funcionamiento normal’ como ejecutor y protector de este sistema imperialista. Los horrores han sido muchos, con millones de vidas arrebatadas por esta máquina asesina después de la Segunda Guerra Mundial. Pero utilizar estas fuerzas armadas para aplastar y reprimir a las decenas de millones de personas que se oponen —o que simplemente constituyen un obstáculo— al programa fascista de Trump sería un salto a un nivel completamente diferente de horror, y haría que fuera cualitativamente más difícil toda posibilidad de cambio fundamental o incluso de protesta básica contra este sistema o cualquiera de sus atrocidades”.
Esto es lo que los fascistas de Trump y MAGA están trabajando rápidamente para consolidar: un programa fascista de gobierno mediante el terror y la violencia abiertos, la supremacía blanca abierta y el odio patriarcal hacia las mujeres y las personas LGBT, el terror y la deportación infligidos a los inmigrantes y el destripamiento del estado de derecho, el derecho básico al debido proceso y el aplastamiento de todo disentimiento y protesta. Para hacer eso, se requiere que las fuerzas armadas sean leales al tirano fascista Trump, y no a la Constitución a la que juraron. Eso es lo que Hegseth está trabajando para consolidar a martillazos y compeler.
Cuanto más tiempo permanezca el régimen en el poder, más se consolidará esta maquinaria de opresión y terror, y rápidamente podría llegar a ser “muy tarde”. Pero todavía no es muy tarde.
Todas estas acciones representan grandes cambios estratégicos y conllevan grandes riesgos potenciales.
Rechazar el Fascismo: Escuche este poderoso discurso de Terryn sobre la responsabilidad de los veteranos con su juramento, no con los tiranos fascistas. Si eres veterano, te necesitamos en este movimiento. Escríbenos por mensaje directo y todos debemos estar en Washington, D.C. el 15 de noviembre a la 1 p.m. en una protesta no violenta “RODEEMOS LA CASA BLANCA. ¡Exigimos que se largue Trump YA!” (vídeo en inglés)
Vídeo en inglés: Carl Dix habla sobre rechazar órdenes de ir a combatir en Vietnam, y sobre unir a todos para sacar al régimen fascista de Trump.
Tráiler oficial de la película Sir! No Sir! (en inglés)
Una cuestión de conciencia: la resistencia de los soldados durante la guerra de Vietnam: entrevista con los creadores del podcast (en inglés)
Como ya comentamos, Hegseth está purgando a generales negros y mujeres. Hegseth y Trump están restaurando los nombres de los generales de la Confederación esclavista a las bases militares y a las estatuas de los militares de dicha Confederación, mientras purgan las bibliotecas militares de libros sobre la verdad de la historia de Estados Unidos, arraigada en la esclavitud y el genocidio.
Todo ello, y otras cosas, en unas fuerzas armadas en las que casi la mitad de los soldados son negros, latinos y de otras nacionalidades oprimidas.
En violación de la ley y la separación de poderes, Trump ha enviado a las fuerzas armadas estadounidenses a Washington, D.C. y a Los Ángeles (y ahora a Memphis, Nueva Orleáns y otras lugares) para contrarrestar una supuesta “invasión” que no está ocurriendo y no ha estado ocurriendo. Y ha estado luchando contra los tribunales para que se le permita utilizar estas fuerzas militares en Chicago, Portland y otros lugares. En un discurso el mes pasado, Trump dijo: “Le dije a Pete [Hegseth] que deberíamos utilizar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras fuerzas militares...”
Hay varios veteranos que se pronuncian en contra de esto y algunos pocos valientes soldados en servicio activo. El capitán Blaha, miembro en servicio activo de la Guardia Nacional de Illinois y candidato demócrata al Congreso, ha dicho que rechazaría las órdenes de ser desplegado en Chicago: “Nunca, nunca esperé que me desplegarían contra mis vecinos, contra mi comunidad”. La sargenta de personal Demi Palecek, también miembro de la Guardia Nacional de Illinois y candidata a la legislatura del estado, dijo: “Es desalentador que nos obligan a ir en contra de los miembros de nuestra comunidad y nuestros vecinos... Parece ilegal. Esto no es para lo que nos comprometimos a hacer”.
Cuando este tipo de postura comenzó a adoptarse durante la criminal guerra de Vietnam, se extendió por todas las filas, en Estados Unidos y además entre los soldados del propio Vietnam.
Finalmente, la supuesta legitimidad de las fuerzas armadas es que son “apolíticas” por su naturaleza (es decir, no apoyan a ningún partido político). Además de Kendall, otras personas con vínculos con las instituciones gobernantes imperantes han expresado profundas preocupaciones por lo que están haciendo Trump y Hegseth, desde la perspectiva de la posición de Estados Unidos en el mundo. El New York Times citó al general retirado McChrystal acerca de destripar la “norma según la cual los militares evitaban la política”. Agrega: “los últimos meses han desafiado este paradigma, a un riesgo significativo. Una vez perdida, será difícil recuperar la legitimidad de unas fuerzas armadas que reflejen y representen a todos los estadounidenses”.
¡Todo este régimen fascista —y las acciones para reconfigurar a las fuerzas armadas estadounidenses para servir a ese régimen fascista— es completamente ILEGÍTIMO! Lo que se necesita —con urgencia— es que millones de personas se congreguen en Washington, D.C., decididas a expulsar del poder a este régimen mediante protestas no violentas sostenidas que vuelvan una y otra vez hasta que se cumpla la demanda: ¡Que se largue Régimen Fascista de Trump YA!