El 19 de febrero, Biden tuiteó:
Denunciamos los planes de Rusia. No porque queramos un conflicto, sino porque estamos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para eliminar cualquier razón que Rusia pueda dar para justificar una invasión de Ucrania.
Si Rusia sigue adelante con sus planes, será responsable de una guerra catastrófica e innecesaria por decisión propia.
¿Sería catastrófica una guerra en Ucrania? ¡Sí! Sería infernal y mortal en el mejor de los casos. ¿Es innecesaria? Desde el punto de vista de la humanidad, una guerra en Ucrania sería mucho peor que innecesaria. Pero, ¿es que Estados Unidos está haciendo todo lo que esté a su alcance para eliminar cualquier razón que pueda tener Rusia para invadir Ucrania? Maldita mentira. De hecho, todo lo contrario.
Rusia ha concentrado más de 100.000 soldados en su frontera con Ucrania. Pero en el conflicto entre los intereses imperialistas de Estados Unidos y sus aliados, por un lado, y los de Rusia, por el otro —sobre quién dominará los países y regiones de Europa—, Estados Unidos ha sido el principal provocador. Y su estrategia de buscar una solución “diplomática” se centra en sanciones que impondrían un tremendo sufrimiento a los rusos del común (para conocer los antecedentes, véase la reciente cobertura de revcom.us sobre Ucrania).
Las provocaciones de Estados Unidos amenazan a Rusia y aumentan el peligro de guerra
Imagínese un escenario en el que Rusia instalara misiles en Cuba1 y en América Central que le permitieran lanzar ataques contra Estados Unidos y se dispusiera a alistar a México en un bloque militar antiestadounidense y a instalar misiles de última generación en la frontera entre Estados Unidos y México. E imagínese que esos misiles no sólo supusieran una amenaza ofensiva contra Estados Unidos desde cerca de su frontera, sino que tuvieran la capacidad de derribar los misiles que Estados Unidos lanzara contra Rusia en represalia.
¿Cree usted que los gobernantes de Estados Unidos soportarían eso sin sostener la amenaza de una invasión sobre la cabeza del gobierno mexicano? La respuesta es obvia.
Pero eso es básicamente lo que Estados Unidos ha estado haciendo a Rusia en Europa central y oriental. Estados Unidos se ha estado movilizando rápida y dramáticamente para estacionar misiles de última generación y de alta potencia cerca de Rusia en Rumania y Polonia. Y a largo plazo, se está esforzando para ingresar a Ucrania —que comparte una frontera terrestre y marítima de 2250 kilómetros / 1400 millas con Rusia— en el bloque militar de la OTAN liderado por Estados Unidos.
Estados Unidos y sus medios de comunicación desestiman la preocupación por esto como “preocupaciones rusas” (como si no hubiera una base objetiva para determinar si esas preocupaciones están justificadas). El New York Times, por ejemplo, dice a sus lectores que la base estadounidense en Polonia “contiene sofisticados radares capaces de rastrear misiles hostiles y guiar cohetes interceptores para derribarlos del cielo. También está equipada con lanzadores de misiles conocidos como MK 41, que los rusos temen que puedan ser fácilmente adaptados para disparar misiles ofensivos”…
Para hablar claro, tanto Estados Unidos como Rusia son potencias imperialistas opresoras, y ambos mienten todo el tiempo sobre lo que están haciendo y por qué. Pero obsérvese cómo el Times condiciona aquí a sus lectores para que descarten la posibilidad de que los MK 41 puedan ser fácilmente adaptados para disparar armas ofensivas simplemente porque “nuestro” enemigo hizo esa afirmación y “nuestra” parte la rechaza, sin molestarse en presentar ninguna prueba objetiva de que la afirmación es falsa. De hecho, los editores del Times están ciertamente al tanto de los análisis realizados en otros artículos y estudios no muy ampliamente publicados de expertos alineados con Estados Unidos, según los cuales “los lanzadores MK 41 dentro de las baterías de defensa antimisiles [polacas] podrían adaptarse para disparar Tomahawks [misiles ofensivos]”, y que los lanzadores de misiles MK 41 son el “arma preferida” del ejército estadounidense para lanzar ataques (no para derribar misiles del enemigo)2.
Además de su uso como armas de ataque, el estacionamiento de armas cerca de Rusia que neutralicen los misiles rusos (incluidos los misiles nucleares) podría dar a Estados Unidos una ventaja en un intercambio nuclear, creando una mayor posibilidad y necesidad de que una u otra parte se sienta libre u obligada a lanzar un ataque nuclear que, incluso si tiene un alcance limitado al principio, podría escalar con consecuencias inimaginables.
Aquí hay que decir a la gente que se horrorizó correctamente cuando Trump exigió saber por qué, si Estados Unidos tiene armas nucleares, no podía usarlas: el “énfasis en la diplomacia” de Biden; el fortalecimiento de la alianza militar ofensiva de la OTAN alineada con Estados Unidos, y su acercamiento a las fronteras de Rusia; y los esfuerzos para establecer la capacidad de librar y ganar algún nivel de intercambio de misiles nucleares con Rusia aumentan el peligro de una guerra nuclear.
La insistencia de Biden en que Putin ha decidido invadir podría obligar a Rusia a reaccionar
La afirmación de Biden de que tiene información definitiva de que Rusia ha decidido invadir Ucrania podría ser en sí misma una provocación. Si Rusia no invade Ucrania, podría parecer que “parpadeó primero” y que es débil, y su posición y credibilidad como potencia imperialista se verían socavadas. Y de este modo, la repetida insistencia de Biden en que Rusia sí ha decidido invadir Ucrania ejerce presión sobre Rusia, incluso hasta el punto de que potencialmente siga adelante con una invasión.
Y si Rusia invade Ucrania, Estados Unidos afirmará la superioridad moral al imponer sanciones económicas destinadas a desestabilizar y debilitar al régimen ruso, privando a los rusos del común de alimentos, medicinas y otras necesidades vitales.
El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, lo admitió al decir: “Será el Sr. Putin quien cargue con la responsabilidad del sufrimiento e inmenso sacrificio que se produzca” (énfasis añadido). En otras palabras, su lógica: las sanciones impuestas por Estados Unidos traen sufrimiento y muerte, pero si “nosotros”, Estados Unidos, las imponemos, esperamos que la gente culpe a Putin, para que podamos utilizar el sufrimiento para promover nuestros (de la clase dominante imperialista) objetivos. ¿Cómo es que esto no es aterrorizar y matar a civiles inocentes para golpear a un rival, lo que también se conoce como el terrorismo, a tal grado que el cartel de la droga más brutal sólo podría soñar? O, como dice Bob Avakian (BA) sin hipérbole:
Estos imperialistas hacen que el Padrino parezca a Mary Poppins. (Lo BAsico 1:7)
El derrotismo revolucionario
Una guerra entre las fuerzas respaldadas por Estados Unidos y Rusia por Ucrania no sería impulsada fundamentalmente por un incidente desencadenante (como una invasión rusa de Ucrania). Sería producto de la insaciable compulsión de las potencias imperialistas por agarrar más o encontrarse expulsadas de la mesa de los chupasangres globales. Con eso preparando el terreno, el “juego de gallina” que se está jugando con la vida de millones de personas ahora mismo tiene una dinámica propia. Algo inesperado podría ocurrir en Ucrania o en cualquier otro lugar que podría obligar a un lado o el otro a reaccionar y desencadenar una guerra a pesar de los “mejores planes” de ambas partes.
En esta situación, para la gente aquí en las entrañas de la bestia, la patria del capitalismo-imperialismo estadounidense, tomar posición con la humanidad significa defender y aplicar el derrotismo revolucionario. Como explica BA en El nuevo comunismo:
Derrotismo revolucionario quiere decir oponerse a las acciones del propio gobierno y clase dominante cuando libran sus guerras, que son guerras por el imperio. Significa que aplaudimos cualquier revés que sufren en esas guerras, porque eso debilita su opresivo control sobre las masas, en Estados Unidos y en el mundo más en general.
Esto es válido incluso en una situación en la que el “otro bando” en un conflicto con el imperio estadounidense tampoco es bueno. BA aborda este desafío en El nuevo comunismo:
Es crucial que la gente llegue a ver la verdadera naturaleza de las guerras que libra su gobierno y por qué hay que oponerse activamente a estas guerras; y aunque no se puede, y no se debe, apoyar al otro bando, de todas formas uno todavía tiene que tener el enfoque básico de aplaudir la derrota de su propio gobierno en las guerras que libra. Hay que aplaudir la derrota de estos imperialistas porque, en primer lugar, sus guerras son injustas, aun cuando la gente del bando contrario también sea injusta. Y en segundo lugar, cada derrota así debilita a este sistema y su clase dominante y nos acerca más al momento en que la gente de hecho podrá hacerlo caer y crear algo liberador en su lugar.