Trump ya ha anunciado todas las personas clave que planea colocar en su gabinete (jefes de departamento) u otros puestos clave de autoridad cuando su régimen tome el poder el 20 de enero.
Se puede decir mucho sobre esta repugnante asamblea de supremacistas blancos, fascistas cristianos, supremacistas masculinos, belicistas y xenófobos (gente que odia a los “extranjeros”). Pero lo esencial que hay que entender es que Trump está reuniendo a un grupo de lugartenientes leales para implementar su programa fascista de pesadilla en Estados Unidos y reafirmar aún más violentamente la posición dominante de Estados Unidos en el mundo en su conjunto.
Este es el segundo artículo de una serie que se centra en los diferentes componentes de este programa. La primera parte se centró en los planes de Trump de lanzar ataques importantes en contra de millones de inmigrantes. En este artículo, nos adentramos en los lunáticos anticientíficos que están a cargo de destruir los fundamentos científicos de la salud pública.
La salud pública depende de la ciencia; pero el fascismo depende de la ignorancia y la fe ciega
Cuidar la salud pública (prevenir y combatir la propagación de enfermedades, tratar a las personas enfermas y encontrar curas cuando sea posible) es una parte necesaria del funcionamiento de cualquier sociedad. Esto implica una enorme complejidad: el cuerpo humano, las formas (sanas y no saludables) en que las personas se relacionan y tratan entre sí y a sí mismas, y los organismos y procesos que enferman a las personas son todos increíblemente complicados.
Por eso es fundamental que la salud pública se aborde desde la ciencia, no desde las oraciones, ni desde lo que resulta más “reconfortante”, ni desde “algo que vi en YouTube”.
En “Teorías de conspiración, “certeza” fascista, parálisis liberal o un enfoque científico de cambiar el mundo (versión corta), Bob Avakian cita a Ardea Skybreak (una científica con formación profesional y defensora del nuevo comunismo) sobre el significado y la importancia de la ciencia:
La ciencia es muy distinta a la religión o al misticismo, o cosas por el estilo, que explican la realidad invocando fuerzas imaginarias y que no dan evidencia concreta para ninguno de sus análisis. En contraste, la ciencia exige pruebas. Requiere evidencia.
y
Sin ciencia estamos a la merced de ser manipulados, o de tener nuestra forma de pensar manipulada y de no ser capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo cierto y lo falso.
Esto explica en gran medida por qué los fascistas como Trump se oponen a la ciencia y, de hecho, niegan por completo la existencia de la “verdad objetiva”. Su proyecto se basa en manipular los agravios, alimentar los prejuicios y atizar la ira de sus partidarios para fusionarlos y utilizarlos como partidarios o tropas de choque de una dictadura abierta y violenta. Y se basa en intimidar, paralizar y aplastar a sus oponentes.
Esto se combina con el fascismo cristiano y el individualismo extremo. La cosmovisión fascista cristiana que sostiene que la salud proviene de la conexión con dios y la oración, junto con el patriarcado brutal del cristianismo literalista (antiabortista, antitrans, etc.). Y el individualismo extremo que sostiene que lo que uno quiere hacer es más importante que lo que se requiere para la salud pública y social.
Esta oposición lunática e irracional a la ciencia se revela plenamente en el tipo de personas que Trump ha designado para ocupar puestos cruciales en el sistema de salud pública federal.
El equipo de salud pública de Trump: teóricos de la conspiración, estafadores y curanderos
Robert F. Kennedy Jr. (RFK) — Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS)
El HHS supervisa 13 agencias relacionadas con la salud, entre ellas los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid. En otras palabras, la mayor parte de la infraestructura de salud pública federal estará bajo el liderazgo de RFK.
Y Kennedy es famoso por sus opiniones anticientíficas que pueden parecer cómicas pero que en realidad son bastante inquietantes. He aquí dos ejemplos importantes:
RFK se opone a la vacunación. Y punto. Aunque ahora afirma que “no le quitará las vacunas a nadie”, en julio de 2023 (según Associated Press) “dijo… que ‘no hay ninguna vacuna que sea segura y efectiva’” y le dijo a FOX News que todavía cree en una noción que ha sido refutada por estudios científicos de que “las vacunas pueden causar autismo”.
Agregó que “veo a alguien haciendo una excursión a pie llevando a un bebé pequeño y le digo: mejor no lo vacune”.
¡Piénselo! Hasta principios de los años 50, los padres vivían aterrorizados por la posibilidad de que sus hijos contrajeran la polio, que mató a 3.000 niños y paralizó a muchos más tan solo en 1952. Hasta mediados de los años 60, unas 48.000 personas al año eran hospitalizadas por sarampión. Otras enfermedades mortales como la viruela, que en su día mataba a millones de personas, ahora están prácticamente erradicadas. ¿Cómo sucedió esto? ¡LAS VACUNAS!
Puede que RFK “crea sinceramente” que las vacunas son “peligrosas”, pero eso sólo demuestra lo peligroso que es como director del HHS1
RFK cree que la preocupación por el calentamiento global es una distracción de los peligros “reales” para la salud. De hecho, dijo que “los demócratas se obsesionan con el recuento del CO2 [que es el principal impulsor del calentamiento global], mientras descuidan cuestiones urgentes como los químicos en nuestros alimentos, suelo y agua”.
Ahora bien, existen problemas con la débil regulación de las sustancias químicas en los alimentos, el suelo y el agua. Este es un país capitalista, por lo que existen enormes presiones sobre las legislaturas y los reguladores para que permitan el uso “cuestionable” de sustancias químicas tóxicas y asuman todo tipo de riesgos con la salud y la vida de las personas, en aras de maximizar las ganancias, y es muy probable que esto afecte negativamente a la salud de las personas, en algún grado.
Pero, en primer lugar, Trump ha encabezado la iniciativa de relajar aún más estas regulaciones. En su primer mandato, las medidas de la FDA para hacer cumplir los límites exigidos por ley a los productos químicos y aditivos se desplomaron. Y desde entonces, Trump ha prometido en repetidas ocasiones que en su segundo mandato reducirá drásticamente el “estado regulador”, es decir, las mismas agencias (como la FDA) que se encargan de hacer cumplir la seguridad de los alimentos, los medicamentos y el agua. Según Mother Jones, RFK ha llegado a decir que quiere que los empleados actuales de la FDA sean “investigados y posiblemente encarcelados” [énfasis añadido], porque supuestamente forman parte de la red “corrupta” de las corporaciones alimentarias y farmacéuticas.
Así que no esperen que el ya inestable sistema regulatorio se fortalezca bajo el liderazgo de RFK y Trump.
En segundo lugar, el calentamiento global es objetivamente un problema muchísimo más grave que afrontan los habitantes de Estados Unidos y de todo el mundo. El cambio climático ya está matando a decenas de miles de personas a causa de fenómenos meteorológicos extremos y convirtiendo a millones más en refugiados, ya que las sequías, las lluvias excesivas y otros problemas provocados por el clima arruinan a los agricultores en muchas partes del mundo. Y plantea el peligro muy real de hacer que el planeta esté inhabitable.
Sin embargo, la administración Trump está llena de “negacionistas del cambio climático”, así como de personas que lo consideran una “distracción” de cosas realmente “importantes”, como extraer más petróleo o —como en el caso de RFK— eliminar las vacunas, promover la leche cruda (no pasteurizada) que puede propagar bacterias, y otras ideas peligrosamente anticientíficas. ¡Más locura fascista!
El resto del equipo
Dr. Mehmet Oz — Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS)
Los CMS supervisan el seguro médico de 150 millones de personas mayores, discapacitadas o pobres. Se trata de una tarea administrativa crucial, de gran presupuesto y sumamente complicada. La experiencia principal de Oz parece ser la de personalidad oportunista de la televisión y estafador.
Al igual que Trump, Oz promovió la hidroxicloroquina como tratamiento en el punto álgido de la pandemia de COVID, a pesar de que se demostró que era inútil y posiblemente peligrosa. Y no fue un caso aislado. Un estudio de los “tratamientos” que Oz recomendaba en su programa de televisión (como el extracto de café verde para la obesidad, los suplementos nutricionales para el cáncer, etc.) mostró que el 39 por ciento de las recomendaciones de Oz no estaban respaldadas por ningún estudio, y otro 15 por ciento eran directamente contradichas por la evidencia existente.
La defensa que hace Oz de esto es reveladora: “De hecho, personalmente creo en las cosas de las que hablo en el programa; las estudio apasionadamente. Reconozco que a menudo no tienen la solidez científica necesaria para presentarlas como hechos”. [Énfasis añadido]. En otras palabras, hace recomendaciones de tratamientos de vida o muerte a millones de espectadores, no basándose en la ciencia real construida sobre hechos reales, sino más bien en “creencias”.
Dr. Marty Makary — Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)
La FDA es la división del HHS que se encarga directamente de regular los medicamentos recetados y los aditivos alimentarios. Durante la epidemia de COVID-19, Makary abogó por la “inmunidad natural”: todo el mundo debería contraer la enfermedad y, cuando (y SI) se recuperara, tendría una inmunidad más fuerte que la proporcionada por las vacunas. Esto equivale a recomendar que millones de personas jueguen a la ruleta rusa con una enfermedad mortal. Y resultó que no era cierto: la “inmunidad natural” no ha demostrado ser más fuerte que la inmunidad de la vacuna. Asimismo, Makary afirmó que la vacuna COVID causó una rara enfermedad cardíaca... ¡se equivocó de nuevo! Sin embargo, todavía tuvo la audacia de afirmar que el gobierno, es decir, los científicos que estaban tratando de combatir la epidemia, eran los “mayores perpetradores” de la desinformación.
Dr. David Weldon — Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
Los CDC son la agencia más responsable de prevenir o derrotar epidemias de enfermedades contagiosas. Weldon es otro oponente de las vacunas. Durante muchos años afirmó que causaban el autismo. Weldon también fue presidente de “un grupo comercial de organizaciones cristianas que ofrecían una alternativa al seguro médico tradicional”, y fue uno de los principales promotores de un proyecto de ley para obligar al Departamento de Salud y Servicios Humanos a aceptar a las compañías de seguros que negaban cobertura para abortos.
Dra. Janette Nesheiwat, Cirujana General
El puesto de Cirujano General es principalmente para educar e influir en el público sobre cuestiones médicas. Podemos hacernos una idea del tipo de “influencia” que tendrá Nesheiwat a partir de la página web de su libro. Más allá del estetoscopio: milagros en la medicina. Describe el libro como “una autobiografía cristiana” que ilumina “el poder transformador de la oración”. Se nos dice que Nesheiwat está “guiada por la sabiduría cristiana” y que “su mayor salvavidas es… el poder del amor de Dios”. Los anuncios promocionales del libro la describen como “un ángel en la Tierra”, que está “sirviendo a los demás en el nombre de Jesucristo” y “un recordatorio de las bendiciones que se despliegan cuando confiamos en el amor de Dios”.
La palabra “ciencia” no aparece en la página.
Una vez más, esto nos lleva de nuevo a la necesidad de la ciencia y al reconocimiento de que estos problemas son complicados. Es comprensible que las personas oprimidas, las personas que sufren y las personas a las que se les ha negado cualquier formación en un enfoque científico del mundo busquen respuestas rápidas y simples. Pero las personas que están en posición de saber más, pero en cambio les dan estas “respuestas simples”, en realidad están socavando su salud y su capacidad de cuidarse mejor a sí mismos. Además, el debilitamiento de un enfoque científico del mundo hace que las personas sean vulnerables a ser manipuladas en todos los ámbitos y, en particular, las prepara para ser utilizadas por líderes fascistas que, como Trump, afirman “¡Solo yo puedo arreglarlo!”.
¡Lo que se necesita YA!
Nadie debería aceptar y toda persona decente debería oponerse a que se apoderen de los servicios de salud públicos esenciales los teóricos de la conspiración, los estafadores y las personas que creen que “orar” es una práctica médica esencial. Y todo ello bajo la batuta de un presidente fascista de línea dura que depende de la ignorancia y del pensamiento acrítico para mantener a raya a su rebaño.
Únase a los revcom (comunistas revolucionarios) y emprenda la lucha revolucionaria para derrotar a este régimen fascista como parte de la lucha por una revolución real y un mundo completamente nuevo y mejor.
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista.
Un mundo mejor ES posible.
El sistema capitalista-imperialista existente y las instituciones de gobierno en este país deben ser abolidos y desmantelados, y reemplazados por un nuevo sistema socialista basado en la CONSTITUCIÓN PARA LA NUEVA REPÚBLICA SOCIALISTA EN AMÉRICA DEL NORTE.