Este es el cuarto artículo de una serie que se centra en los diferentes componentes de este programa. La primera parte se centra en los planes de Trump de llevar a cabo ataques importantes contra millones de inmigrantes. La segunda parte se centra en la salud pública y en la sustitución de la ciencia y la evidencia por teorías conspirativas y enfoques “basados en la fe”. La tercera parte expone la mentalidad belicosa fascista cristiana del candidato de Trump para el cargo de secretario de Defensa. En el siguiente artículo, examinaremos a los negacionistas del cambio climático y los defensores de la excavación en busca de petróleo y la quema de combustibles fósiles que han sido nominados para estar a cargo del medio ambiente, la política energética y las agencias gubernamentales que estudian el medio ambiente y el cambio climático.
Los dos criterios para los nombramientos de Donald Trump para puestos de gabinete y agencias relacionadas con cuestiones medioambientales y climáticas son: 1) una alineación política e ideológica firme e incuestionable con su agenda fascista general; y 2) la negación de la realidad científicamente establecida del calentamiento global y el cambio climático, y la amenaza existencial que suponen para los ecosistemas y la civilización humana. Esas son las dos casillas que se deben palomear para ser admitidos en cargos de alto nivel en la administración.
El propio Trump tiene fama de alardear de su negación del cambio climático, cuando éste en realidad está firmemente basado en una enorme cantidad de evidencia. Trump hizo campaña con el lema “a excavar, maldita sea, a excavar” en busca de petróleo y pidió el fin de cualquier ley o política gubernamental que restrinja, aunque sea parcialmente, la minería y la excavación en busca de carbón, gas y petróleo. Si bien Biden estableció el récord de extracción de petróleo e hizo un daño tremendo al medio ambiente (mientras se presentaba como el “presidente del medio ambiente”), Trump ni siquiera va a fingir restringir ese daño.
A menos que se detenga —la única forma que es posible detenerlo, por medio de una revolución— la velocidad hacia la extinción de muchas formas de vida en el planeta se acelerará a un ritmo aún más horroroso.
El cambio climático es real. El cambio climático ha resultado principalmente del uso de carbón, gas y petróleo (“combustibles fósiles”) para potenciar la maquinaria de la sociedad. El uso de estos combustibles libera gases que atrapan el calor en la atmósfera, lo que así hace subir la temperatura. Este proceso de calentamiento ahora ha atravesado un umbral que los científicos han advertido que será extremadamente peligroso. El veloz aumento de los incendios forestales, los huracanes y las sequías, junto con el fuerte aumento de las extinciones de especies, son señales de alerta temprana de lo que será desastroso si no se le da marcha atrás. Tan sólo una reducción masiva y rápida en el uso de gas, carbón y petróleo tiene alguna posibilidad de detener este proceso.
Como el burro que es, Trump rebuzna que lo que los científicos han concluido es una gran “patraña”, una mentira. Pero el nivel de consenso básico sobre el peligro entre los climatólogos —basado en la evidencia concreta proveniente de una increíble cantidad de investigación— es abrumador. En lugar de una patraña, estas conclusiones científicas han sido en sí el blanco de la supresión y las campañas de negacionismo patrocinadas por los propios capitalista-imperialistas, que se beneficiarán muchísimo del uso continuo de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, etc.). Los demócratas dicen que prestan atención a la ciencia del clima y que están haciendo algo. Lo hacen para atraer con engaños a los muchos millones de personas que están genuinamente y a menudo profundamente preocupadas e incluso angustiadas por esta situación — pero eso es pura hipocresía. Una vez más, la presidencia de Biden batió todos los récords de producción de combustibles fósiles.
Lo que realmente significa decir que “el sistema” tiene la culpa
Es ESTE SISTEMA del capitalismo-imperialismo el que sienta las bases y, en última instancia, dicta lo que hacen Trump y Biden. Se han invertido inmensas cantidades de capital en combustibles fósiles: más de $700 mil millones. Los capitalistas que poseen y controlan estas inversiones no pueden simplemente renunciar a una inversión tan masiva — eso significaría su ruina y algún otro capitalista simplemente ocuparía su lugar. Esas son las leyes de este sistema de expansión o muerte. Eso se aplica a los capitalistas y a las naciones capitalista-imperialistas. Cualquier país capitalista-imperialista que de alguna manera intente “optar por renunciar” a la batalla por dominar el planeta será aplastada, dominada o tomada por rivales que no “optan por renunciar”. (Consulte más información al respecto aquí y aquí.)
No solo hay que recuperar las inversiones masivas, según las reglas del capitalismo. Diferentes bloques de potencias capitalista-imperialistas se contienden entre sí por la dominación estratégica del planeta. El control del petróleo es crucial para esa dominación — y todos los ejércitos que son esenciales para esa dominación dependen del petróleo. Por todas estas razones, la transformación desgarradora que se necesita sólo puede darse por medio de una revolución contra el sistema del capitalismo-imperialismo, y el establecimiento de un nuevo sistema, basado en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian.
Trump prescinde de la hipocresía del Partido Demócrata y quita todos los límites
Incluso la hipócrita palabrería de los demócratas sobre la ciencia climática y el establecimiento de algunos límites insignificantes a la extracción petrolera en algunas tierras públicas es el colmo para Trump.
Entre los elementos clave del programa de Trump para lo que él llama el “dominio energético” de Estados Unidos están:
- Promover una expansión aún más enorme y temeraria de la producción de petróleo y gas natural y de las exportaciones de gas natural.
- Retirar a Estados Unidos una vez más, tal como lo hizo Trump en 2016, del acuerdo climático de París, un tratado internacional que supuestamente limita el calentamiento global y aborda los efectos del cambio climático. Por ineficaz que sea este acuerdo, Trump no quiere ninguna restricción, por minúscula y simbólica que sea, a la capacidad del imperialismo estadounidense de utilizar el petróleo y el gas natural como armas en su maniobreo de gran potencia global.
- Recortar las inversiones federales y el apoyo a la energía renovable (solar y eólica).
- Desmantelar la reglamentación y las normas existentes, pero obscenamente inadecuadas, sobre las emisiones de carbono de camiones, plantas de energía y fábricas.
- Atacar a la ciencia climática y amordazar a los climatólogos en todos los niveles de gobierno.
Trump ha reunido a un gabinete que estará en una misión de aplicar este programa con creces. >>
¡Lo que se necesita YA!
Nadie debería aceptar, y toda persona decente debería oponerse, al régimen de Trump entero, lo que abarca la horrible destrucción del medio ambiente, el aumento de la quema de combustibles fósiles y la arremetida a la ciencia climática que estos negacionistas fascistas de la realidad tienen tanta vehemencia de llevar a cabo bajo el mando de Trump. Es moralmente inaceptable y política (y literalmente) suicida “tomarse un tiempo” ahora para hacerse a un lado de alguna manera o para permitirse todo tipo de autocompasión o “curación”. Es igualmente (y en algunos sentidos es aún más) mortífero aferrarse al marco de reformar al capitalismo-imperialismo y apoyarse en el Partido Demócrata para luchar contra esta arremetida fascista al planeta.
EXISTE un camino —no solo de oponerle resistencia (lo que debe hacerse con energía, a partir de ahora), sino de llegar a un sistema completamente nuevo, un sistema liberado de las limitaciones y reglas dementes y suicidas del capitalismo-imperialismo. Nos referimos a un sistema socialista en el que el nuevo gobierno revolucionario “tomará acciones, de manera rápida, sistemática y efectiva, para abordar la crisis ambiental ya aguda y que se acelera rápidamente, con el objetivo de crear un mundo donde la humanidad de veras pueda ser el guardián digno de la tierra. La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte traza de manera concreta cómo se puede hacer esto.
Únase a los revcom (comunistas revolucionarios) para emprender la lucha revolucionaria para derrotar a este régimen fascista como parte de la lucha por una revolución real y un mundo completamente nuevo y mejor. Únicamente una revolución y una nueva sociedad socialista organizada sobre la base de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte pueden abrir un camino para que la gente del mundo se emancipe a sí misma y haga frente a la crisis climática y ambiental.
En nombre de la humanidad, NOS NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista.
Un mundo mejor ES posible.
Es necesario abolir y desmantelar el sistema capitalista-imperialista y las instituciones de gobierno existentes en Estados Unidos — y reemplazarlos por un nuevo sistema socialista basado en la CONSTITUCIÓN PARA LA NUEVA REPÚBLICA SOCIALISTA EN AMÉRICA DEL NORTE.
La Tierra está ahora en el umbral de un aumento de 1,5 grados de la temperatura global
Los científicos llevan mucho tiempo advirtiendo de que un aumento de 1,5 grados Celsius1 (2,7 grados Fahrenheit) de la temperatura global provocará efectos catastróficos. La Tierra ya está en ese umbral. El primer lapso de 12 meses en superar los 1,5°C fue de febrero de 2023 a enero de 2024. (Para declarar formal y oficialmente que se ha atravesado la barrera de los 1,5 grados, se requiere un aumento de temperatura promedio durante 10 años de más de 1,5 grados. Esto aún no ha ocurrido. Pero para que un promedio de un año sea tan alto, y no haya planes de los gobiernos del mundo para cambiar radicalmente la quema de combustibles fósiles, podemos decir que el planeta ya está atravesando la barrera de los 1,5). El investigador del clima Zeke Hausfather lo expresó así: “El objetivo de evitar la superación de los 1,5 °C está más muerto que una roca. Es casi imposible evitarlo en este momento porque ya hemos esperado demasiado tiempo para actuar”.
Los 1,5 grados quizá no se parezcan a mucho: la temperatura varía mucho más que eso en tan solo un día. Pero en realidad es mucho a la hora de hablar de la temperatura media de todo el planeta durante un período de tiempo. Esto coloca a la Tierra fuera del rango jamás visto por nuestra especie en este planeta. Esto es lo que está provocando huracanes intensos, el derretimiento de glaciares en todo el planeta, el aumento y el calentamiento de los mares, con la amenaza muy real de cambios aún más catastróficos por venir. Johan Rockström, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania, dice: “¿Estamos en riesgo de atravesar un punto de inflexión planetario? ¿Estamos en riesgo de empujar irreversiblemente al planeta por una trayectoria en la que se alejaría de manera imparable de un estado que puede soportar la vida humana tal como la conocemos? Todavía no tenemos la respuesta, pero puedo decirles que estamos obligados a investigar esta pregunta hoy”.
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NOTAS:
1. Por encima de la época preindustrial, antes de que los seres humanos comenzaran a quemar combustibles fósiles a gran escala. [volver]
La galería de criminales ecocidas, lunáticos y fanáticos fascistas cristianos de Trump
Trump nominó a Lee Zeldin como administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). La principal credencial de Zeldin es que es un fascista y está dispuesto a seguir cualquier orden que dé Trump. Al aceptar la nominación, Zeldin priorizó “la restauración del dominio energético de Estados Unidos” y la protección de la industria automotriz estadounidense por encima de toda preocupación ambiental. El tiempo de Zeldin en el Congreso incluyó votar en contra de un proyecto de ley para reemplazar las tuberías de plomo (el agua que fluye por tuberías de plomo daña el cerebro de los niños) y por aprobar la minería de uranio cerca del Gran Cañón (además de usarse para armas nucleares, la minería de uranio es increíblemente destructiva para el medio ambiente). Se puede contar con que Zeldin haga todo a su alcance para destripar toda reglamentación de la EPA que se interponga en el camino de quemar de máxima cantidad de combustible fósil en el menor tiempo posible.
Durante el primer mandato de Trump, tres cuartas partes de los científicos de la EPA sintieron que se les presionaba para que cambiaran las conclusiones científicas para que se ajustaran a las demandas políticas fascistas. Más de 1.000 científicos abandonaron la EPA durante el primer mandato de Trump. No obstante, a pesar de eso, los científicos del gobierno pudieron seguir redactando y publicando informes que decían la verdad sobre el clima. En su segundo mandato, Trump confía en que Zeldin vaya aún más lejos en la eliminación de la investigación científica del gobierno relacionada con el cambio climático y en silenciar (o purgar) a quienes publican investigaciones sobre los efectos del cambio climático.
Hace poco, Russell Vought fue nominado para encabezar la Oficina de Administración y Presupuesto, un cargo importante que ocupó durante la primera administración de Trump.
Vought es un fascista cristiano. Es el líder del grupo fascista cristiano Center for Renewing America, que dice que su misión es “renovar el consenso de que Estados Unidos es una nación bajo Dios”. Vought es uno de los principales autores del Proyecto 2025 (un plan de acción para los seis meses iniciales de consolidación fascista elaborado por fuerzas cercanas a Trump). Vought ha llamado a que Trump utilice la Ley de Insurrección (que permite el uso del ejército contra las protestas en el territorio nacional de Estados Unidos) desde el primer día.
En discursos privados en 2022 y 2023, Vought expuso planes que incluían perseguir a las personas que trabajan en la EPA, incluidos los científicos que han hecho cosas como hacer argumentos a favor de límites estrictos a la cantidad de plomo que puede haber en el agua potable:
Cuando se despierten por la mañana, queremos que no quieran ir a trabajar porque cada vez se les ve más como los villanos. Queremos que se les corte la financiación para que la EPA no pueda aplicar todas las normas contra nuestra industria energética porque no tienen el ancho de banda financiero para hacerlo. Queremos causarles trauma.
Trump nominó al gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, a secretario del Interior, un puesto a cargo de la gestión de tierras federales estadounidenses, incluidos parques nacionales y reservas de vida silvestre. Durante la campaña, Burgum fue el enlace de Trump con la industria del petróleo y el gas. Organizó la infame cena en la que Trump prometió recortar drásticamente la reglamentación y promulgar exenciones fiscales sobre el petróleo y el gas si la industria donaba mil millones de dólares a su campaña. Burgum también fue designado “Zar de la Energía”, y su trabajo, según Trump, será “supervisar el camino hacia el DOMINIO ENERGÉTICO de Estados Unidos”. Se puede contar con que Burgum respalde la política “a excavar, maldita sea, a excavar” y elimine las barreras a la extracción en tierras federales, incluidos algunos de los lugares más prístinos y hermosos de Estados Unidos, a pesar del daño al planeta. El Sierra Club dice que Burgum ha “promovido durante mucho tiempo el desmantelamiento de salvaguardas ambientales críticas a fin de permitir que los contaminadores se beneficien”.
El candidato de Trump para secretario de Comercio, Howard Lutnick, es un fascista que ha sido copresidente del equipo de transición de Trump. Es un gran capitalista por derecho propio. Una de las agencias importantes que estará bajo el mando de Lutnick en el Departamento de Comercio es la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), que es una agencia federal clave responsable de conocer el clima. Entre otras responsabilidades importantes, la NOAA está a cargo de los satélites de los que los científicos de todo el mundo dependen para obtener información sobre el clima. Algunos en la órbita de Trump han pedido que se desmantele la NOAA e incluso se desmantele su red de satélites climáticos. Si bien no está claro qué podrá hacer Lutnick, lo que sí está claro es que los científicos de la NOAA y los programas importantes que son cruciales para comprender el cambio climático estarán bajo ataque.
El señalado por Trump para secretario de Energía y miembro del nuevo Consejo Nacional de Energía de Trump es Chris Wright, quien ha hecho una fortuna en empresas especializadas en el fracking [fracturación hidráulica] de petróleo y gas. Es un ferviente promotor de los combustibles fósiles y un ferviente negacionista de la ciencia climática. En un video de 2023, Wright dijo: “No hay crisis climática” y argumentó que los intentos de hacer frente al cambio climático “ralentizarán el progreso global”. Se espera que Wright amplíe en gran medida las exportaciones de gas natural licuado (GNL), reduzca el apoyo a las energías renovables y aumente los subsidios gubernamentales a los combustibles fósiles.
En resumen, esto da como resultado un gabinete fascista, empapado en el negacionismo de la ciencia y en una cruzada para acelerar la destrucción del planeta.