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Las denuncias de genocidio hechas por Biden — una peligrosa denuncia de parte de unos criminales de guerra

El 12 de abril, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que las atrocidades cometidas por Rusia en Ucrania equivalían a un “genocidio”.

El genocidio se refiere a los actos cometidos con la intención de destruir —en todo o en parte— a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, especialmente matándolo o infligiendo deliberadamente al grupo condiciones calculadas para provocar su destrucción. Se trata de crímenes contra la humanidad de un orden atroz. Sea cierta o no, esta denuncia de Biden podría utilizarse como parte de la “argumentación” para intensificar la participación de Estados Unidos en la guerra o incluso para entrar directamente en ella, o Rusia podría percibirla como una amenaza a hacerlo. En un conflicto entre fuerzas armadas que cuentan con 10.000 armas nucleares entre sí, y siendo Estados Unidos el único país que efectivamente ha utilizado armas nucleares (contra civiles en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial), la denuncia intensifica el peligro de una guerra nuclear que podría significar el fin de la civilización humana.

Por el momento, ni Biden ni el Departamento de Estado han formulado denuncias específicas de genocidio en contra de Rusia (denuncias que, si Estados Unidos intentara presentarlas, pondrían de manifiesto el hecho de que Estados Unidos se niega a reconocer la legitimidad de la Convención de Roma y de la Corte Penal Internacional, que definen y aplican el derecho internacional contra el genocidio).

Pero ya que Biden hizo la denuncia, es justo preguntarse: ¿Es Estados Unidos de hecho un opositor de principios al genocidio? ¿O ha cometido un genocidio a una escala muy superior a la de su competidor más cercano?

El delito de genocidio se articuló en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que tuvo lugar como parte de la fundación de las Naciones Unidas (ONU), tras el horror mundial por el genocidio nazi contra los judíos y otros grupos en Europa. La Convención definió el genocidio como todo acto cometido con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Según esa definición, Estados Unidos es culpable de genocidio a una escala sin paralelo, lo que incluye el casi exterminio de los pueblos indígenas de Norteamérica, la matanza de millones de personas durante la guerra de Vietnam y las sanciones de Estados Unidos en contra del pueblo de Irak.

Crimen Yanqui

 

A notorious Native American boarding school

 

La escuela de internado más tristemente célebre para jóvenes amerindios, la Escuela Industrial para Indígenas Carlisle, sirvió de herramienta del colonialismo de asentamiento en Estados Unidos.   

Genocidio en contra de los amerindios

El genocidio contra los amerindios está en los cimientos de los Estados Unidos de América. En 1779, George Washington dirigió más de 6.000 soldados estadounidenses para atacar a las seis tribus de la Confederación Iroquesa en el norte del estado de Nueva York. Su misión, ordenada por Washington, era:

[D]estrucción y devastación total de sus asentamientos, y captura del mayor número posible de prisioneros de todas las edades y sexos. Será esencial arruinar sus cultivos ahora en el suelo e impedir que siembren otros. (Vea Surviving Genocide: Native Nations and the United States from the American Revolution to Bleeding Kansas, Jeffrey Ostler, p. 72.)

Las tropas del general John Sullivan saquearon y destruyeron metódicamente pueblos y aldeas iroqueses, destruyeron un millón de fanegas de maíz, decenas de miles de fanegas de verduras y diez mil árboles frutales. (Vea Crimen Yanqui Caso #90: La expedición Sullivan en 1779: El genocidio y la tierra quemada en el norte del estado de Nueva York.)

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La Expedición Sullivan en 1779 saqueó y destruyó metódicamente pueblos y aldeas iroqueses en el norte del estado de Nueva York.   

La “Ley de Traslado Forzoso de los Indios” del presidente Andrew Jackson condujo a la marcha forzada, entre 1838 y 1839, de aproximadamente 15.000 cheroquíes. Fueron obligados a marchar casi 1.3 mil km a lo que hoy es Oklahoma. “Se calcula que en esa marcha murieron entre 2.500 y 4.000 personas. Esa marcha de siete meses de duración se conoce como El Sendero de Lágrimas”. (Para obtener más información, véase Crimen Yanqui Caso #44: El Sendero de Lágrimas, 1838-1839.)

Desde 1846 hasta fines de la década de 1870, la vida de unos 130.000 indígenas fue extinguida en California —lo que suponía el 80% de la población indígena en 1846— mediante masacres, asesinatos, hambre y enfermedades cometidos por las fuerzas armadas y los colonos estadounidenses.

A partir de la década de 1870 y durante un siglo o más, arrancaron a 150.000 niños indígenas a sus familias y los obligaron a asistir a escuelas de internado en las que prohibían que hablaran sus lenguas natales y los obligabaron a abandonar sus creencias indígenas y a adoptar el cristianismo. (Para obtener más información, véase Crimen Yanqui Caso #40: Los internados para los niños indígenas: “Matar al indio, salvar al hombre”.)

Y esos son tan sólo algunos de los horrendos crímenes cometidos contra los indígenas como pueblo... crímenes que continúan al día de hoy. Si Biden quiere abrir la boca sobre el genocidio, que empiece por ahí.

Genocidio en Vietnam

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En la mañana del sábado 16 de marzo de 1968, 100 soldados de la Compañía Charlie, de la División Americal del Ejército de Estados Unidos, entraron en la aldea de My Lai, en el campo de Vietnam, “para matar y destruir todo lo que hubiera en la aldea”.   

Durante casi 15 años, con el objetivo de aplastar a una insurgencia popular revolucionaria contra de la dominación imperialista, Estados Unidos libró una guerra contra Vietnam que resultó en la muerte de millones de personas en ese país y en los países vecinos. La masacre de My Lai fue emblemática de la doctrina de combate bélico genocida de Estados Unidos.

Por la mañana del sábado 16 de marzo de 1968, 100 soldados de la Compañía Charlie, de la División Americal del Ejército de Estados Unidos, entraron en este pequeño paraje del campo de Vietnam. “Era como cualquier otra aldea vietnamita: viejitos, mujeres y niños”, dijo un soldado.

“La orden que nos dieron fue matar y destruir todo lo que hubiera en la aldea”. Otro soldado declaró más tarde: “Se explicó claramente que no debía haber prisioneros”. “Empecé a dispararles a todos. Supongo que disparé a unas 25 o 20 personas en la zanja”, relató más tarde un soldado, “hombres, mujeres y niños. Y bebés”. (Véase Crimen Yanqui Caso #96: Vietnam, 16 de marzo de 1968 — la masacre de My Lai.)

Nick Turse, autor de Kill Anything That Moves: The Real American War in Vietnam, documentó que matanzas como ésta “no fueron un accidente o una aberración. Por el contrario, fueron el resultado de las políticas de mando que convirtieron amplias extensiones del delta del Mekong [una región de Vietnam] en ‘zonas de fuego indiscriminado’ en un esfuerzo implacable por obtener un elevado saldo de cadáveres”.

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“Bombardeo navideño” en Hanói, Vietnam, 1972.   

En 1972, el “bombardeo navideño” de Vietnam diezmó a la ciudad de Hanói, así como su vecino puerto marítimo y centro industrial de Haiphong. Bombardearon los diques que protegían a los civiles de las inundaciones, destruyeron hospitales, zonas comerciales, casas, complejos de viviendas, fábricas y misiones diplomáticas (véase Crimen Yanqui Caso #34: El bombardeo navideño de Vietnam del Norte por Estados Unidos en 1972).

Y Estados Unidos extendió esta matanza genocida a los países vecinos de Laos y Camboya, donde lanzó al menos medio millón de toneladas de bombas, con napalm —gelatina incendiaria que se pega y quema —literalmente fríe— a la piel humana, junto con bombas de racimo que arrancan miembros, órganos, torsos o cabezas a las personas. (Véase Crimen Yanqui Caso #47: El bombardeo de Camboya de 1969 a 1973.)

Genocidio en contra del pueblo de Irak

Desde 1990 hasta 2003, bajo Bush, padre, Bill Clinton y Bush, hijo, Estados Unidos y, a sus órdenes, las Naciones Unidas, impusieron sanciones económicas paralizantes a Irak, entonces gobernado por Sadam Husein. Las sanciones impidieron que Irak mantuviera una infraestructura sanitaria básica y provocaron una explosión de enfermedades transmitidas por el agua: el tifus, la cólera y, sobre todo, la diarrea, que afectaron sobre todo a los niños. Un organismo de las Naciones Unidas estimó la asombrosa cifra de 500.000 o más niños iraquíes menores de cinco años que murieron a causa de las sanciones.

En 1996, cuando era embajadora de Bill Clinton ante las Naciones Unidas, a Madeleine Albright le preguntó la entrevistadora de 60 Minutes Leslie Stahl: “Hemos oído que han muerto medio millón de niños. Es decir, son más niños que los que murieron en Hiroshima. Y, fíjese, ¿lo vale el precio?”. Albright no negó el número de muertes ni que se debieran a las sanciones. Respondió: “Creo que es una decisión muy difícil, pero el precio... creemos que el precio lo vale”.

Vídeo en inglés de la entrevista a Madeleine Albright.
"Madeleine Albright, quien dice que la muerte de medio millón de niños iraquíes “lo valió”, gana la Medalla de Libertad."

Denis Halliday, coordinador humanitario de la ONU en Irak desde agosto de 1997 hasta septiembre de 1998, calificó las sanciones de “un programa deliberado y activo; no es simplemente negligencia, es activo; es una decisión deliberada de mantener un programa que saben que está matando y singularizando a niños y personas. Entonces es un programa de algún tipo, y creo que es un programa de genocidio. Simplemente no tengo una palabra mejor”.

Los criminales genocidas no tienen derecho a hablar sobre el genocidio

Con la invasión a Ucrania por parte del capitalismo-imperialismo ruso, y con pruebas contundentes de que Rusia está cometiendo crímenes de guerra contra civiles, los gobernantes de Estados Unidos se han calificado de defensores del derecho internacional, protectores en contra de los crímenes de guerra y ejecutores de las prohibiciones contra el genocidio. Y, mientras inyectan miles de millones de dólares en armamento cada vez más potente en Ucrania, invocan estas afirmaciones para alistar a la gente de Estados Unidos en apoyo a sus objetivos en Ucrania.

Si te unes a eso, incluso conocedor de lo que se expone tan sólo en este artículo, estás tomando partido con el perpetrador más grande de crímenes de guerra y genocidio de la historia.

Como identifica el líder revolucionario Bob Avakian (BA) en UN PRINCIPIO BÁSICO SOBRE LA GUERRA EN UCRANIA:

Ciertamente, la intimidación y agresión de gran potencia por parte de Rusia, con su invasión a Ucrania como claro ejemplo, es algo a lo que todas las personas decentes deberían oponerse. Pero ninguna persona decente debería unirse a los imperialistas estadounidenses en su rivalidad con el imperialismo ruso. Por las razones que voy a exponer aquí, es hipocresía absoluta y repugnante que los imperialistas estadounidenses, y sus portavoces en los medios de comunicación y otros representantes, condenen de manera mojigata a esta invasión rusa, cuando Estados Unidos es el país el que, con mucho, ha llevado a cabo más invasiones y otros actos de injerencia violenta en otros países....

Y, como se cita a BA en ese mismo artículo:

Lo que hay que hacer, y con urgencia ahora, es oponerse a todos los imperialistas merodeadores y asesinos en masa, y a todos los sistemas y relaciones de opresión y explotación, con un énfasis especial en oponerse a “nuestros propios” opresores imperialistas que cometen sus monstruosos crímenes “en nuestro nombre” y se proponen movilizarnos para que los apoyemos sobre la base de un grotesco chovinismo pro estadounidense, el que es necesario que rechacemos firmemente y contra el que luchemos ferozmente.

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Del genocidio en Gaza, a la creciente amenaza de una guerra mundial entre potencias nucleares, a la creciente devastación ambiental…, el sistema capitalista-imperialista que nos gobierna es un horror para miles de millones de personas por todo el mundo y está desgarrando el tejido de la vida sobre la Tierra. Ahora, la batalla total al interior de la clase dominante estadounidense, entre republicanos fascistas y demócratas criminales de guerra, está llegando a un desenlace —probablemente durante, o antes de, las venideras elecciones—, desgarrando a la sociedad como nunca antes había ocurrido desde la Guerra Civil.

Bob Avakian (BA), líder revolucionario y autor del nuevo comunismo, ha desarrollado una estrategia para hacer los preparativos para la revolución y para hacerla. Ha analizado científicamente que el presente es un momento poco común en el que una revolución real se ha vuelto más posible, y ha expuesto la visión panorámica, la base sólida y el plano concreto para “lo que sigue” en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.

El sitio web revcom.us sigue y aplica esa dirección y es esencial para todo esto. Posteamos nuevos materiales de BA y seleccionamos el conjunto de su obra. Aplicamos la ciencia que él ha desarrollado para analizar y poner al descubierto cada acontecimiento clave en la sociedad, cada semana. Revcom.us postea la dirección oportuna de BA para los revcom (comunistas revolucionarios), incluidos sus mensajes en las redes sociales que desglosan esto para la gente cada semana y a veces con más frecuencia. Actuamos como un eje que guía y conecta para el creciente movimiento revcom a nivel nacional: no sólo muestra lo que se está haciendo, sino aborda lo que está bien y lo que está mal y aprende rápidamente — y recluta gente nueva para lo que tiene que ser una fuerza en rápido crecimiento.

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