Dos cosas pueden ser ciertas a la vez.

Sí, durante las últimas semanas, Trump se ha enfrentado a una creciente oposición desde el interior de la clase dominante e incluso de parte de algunas fuerzas de MAGA.

Y sí, Trump es más peligroso que nunca y hace falta que millones de personas lo expulsen del poder de forma no violenta, tomándose las calles, exigiendo el fin del régimen de Trump, día tras día.

Este otoño ha presenciado lo siguiente:

Uno: Trump se dirigió a un gran encuentro de generales y almirantes para proclamar que su principal misión era librar una guerra contra el “enemigo interno”, y llamó a una reorientación de las fuerzas armadas hacia esa “misión”. (Esto siguió a una purga de seis meses de duración de comandantes negros y mujeres de alto rango, la resucitación de la Confederación esclavista y un rompimiento con toda las formas de intentar superar o incluso reconocer la discriminación del pasado).

Dos: Trump utilizó a las fuerzas armadas para una continua racha de asesinatos flagrantes en el Caribe y, al cierre, amenaza con librar una guerra contra Venezuela. Al hacerlo, ha circunvenido por completo al Congreso.

Tres: Cuando seis legisladores demócratas recordaron pública y enérgicamente al personal militar que su deber por ley es negarse a cumplir órdenes ilegales, Trump llamó repetidamente a ejecutarlos. (Vea más información sobre este importante acontecimiento aquí.)

Cuatro: En septiembre y octubre, Trump emitió una orden ejecutiva y un memorando ejecutivo que en esencia calificaba de “extremistas violentos” y “terroristas” a todos los grupos antifascistas, y solicitaban una campaña para “investigar, procesar y desbaratar” a dichos grupos. Durante este período, el alto funcionario de Trump, Steven Miller, calificó al Partido Demócrata en su conjunto, de “organización extremista nacional”, y el influyente intelectual de MAGA, Chris Rufo, instó al régimen a “infiltrar, desbaratar, arrestar y encarcelar” a todos los responsables de lo que él llamó “caos” (es decir, la oposición política a Trump).

Cinco: Tras dos semanas de polémica por la entrevista suave (y, en esencia, promoción) que Tucker Carlson, el destacado podcaster de MAGA, le dedicó al abiertamente nazi Nick Fuentes, Trump zanjó la controversia apoyando firmemente a Carlson. Esto representa un mayor endurecimiento del movimiento fascista.

Seis: Tras una resistencia masiva a las redadas del ICE las que perseguían, encarcelaban y mantenían en condiciones parecidas a la tortura tanto a trabajadores indocumentados como a ciudadanos latinos y residentes legales, Trump redobló sus esfuerzos, siguió apuntalando al ICE y a la Patrulla Fronteriza, y avanzando hacia la creación de una “Fuerza de Respuesta Rápida” de 23.000 elementos para el control nacional, compuesta de miembros de la Guardia Nacional.

Siete: Trump ha nombrado a cargos a negacionistas del robo electoral y ha puesto en marcha todo tipo de manipulación de los distritos electorales para amarrar una victoria electoral fascista en 2026, suponiendo que las elecciones se celebren. El movimiento MAGA ha resumido que las verdaderas lecciones de su fallido golpe de estado del 6 de enero de 2021 es que no fueron lo suficientemente duros ni hicieron lo suficiente. Como dijo el propio Trump, si se plasman sus medidas actuales, “Lo solucionaremos tan bien que no tendrán que votar”.

Estas no son las acciones de un individuo resignado a perder el control del poder; son las acciones de alguien que, desesperado pero decidido, está actuando con la mayor rapidez y fuerza posible para afianzarlo. La verdad urgente que millones tiene que afrontar es esta:

No es posible contener al fascismo de Trump y MAGA. Están actuando desde múltiples ángulos para consolidar a martillazos su agenda fascista de supremacía blanca abierta, esclavización de las mujeres, purga de las personas LGBT de la sociedad, limpieza étnica de inmigrantes, demencia anticientífica destructora del medio ambiente, envuelta en un fascismo cristiano que dice “estamos en una misión de Dios”. 

Pensar que MAGA se implosionará o se autodestruirá y, por lo tanto, en esencia hace falta centrarse en las elecciones de mitad de mandato, es un delirio en un momento en que los delirios y las ilusiones literalmente pueden costarle todo futuro a la humanidad. Aunque ocurriera un acontecimiento tan improbable, en esencia esperarlo sería profundamente inmoral, mientras miles de personas están encerradas en centros de detención infernales, millones de inmigrantes sufren el terror, las personas trans son satanizadas y los antifascistas declarados son despedidos de sus trabajos, se abren las perforaciones petroleras en el Ártico, el sarampión se propaga descontroladamente y la demencia antivacunas recibe apoyo estatal... ¡hay que derrotar y expulsar del poder a este fascismo YA! ¡No podemos vivir con este fascismo!

En este sentido, llamamos su atención una vez más a estas palabras cruciales de la declaración importante de Bob Avakian, “¡La hora ya nos está encima urgentemente — de expulsar al régimen fascista de Trump!”:

La profunda realidad es la siguiente: la movilización masiva convocada por Rechazar el Fascismo, abierta a todos, representa la verdadera posibilidad —la ÚNICA posibilidad verdadera— de expulsar concretamente a este régimen fascista, y poner fin a los horrores interminables que éste está decidido a perpetrar.

Sí, el régimen de Trump puede aprovechar la movilización del 5 de noviembre como pretexto para desatar aún más represión. Pero este régimen ya ha demostrado brutalmente que tiene la intención de perseguir con saña a los que identifica como “enemigos”, y reprimir implacablemente a cualquier fuerza de oposición real o potencial, tanto al interior de la propia clase dominante como en la sociedad en general, independientemente de que se resista activamente, o no, al régimen.

En las circunstancias a las que ahora enfrentamos, no intentar siquiera expulsar a este régimen fascista, mientras aún existe la posibilidad de lograrlo, sería mucho peor que fracasar en el intento de expulsarlo. Como lo expresa clara y contundentemente el Llamamiento de Rechazar el Fascismo: “Si ni siquiera lo intentáramos, las generaciones del futuro —en el caso de que existan— no nos perdonarán jamás”.

¡Pero es posible que no fracasemos! Como lo demuestra dramáticamente el creciente coloso implacable del régimen fascista de Trump —y, por otro lado, las continuas protestas y los repetidos mítines y marchas masivos contra este horror fascista—, éstos no son “tiempos normales”. En estos tiempos extraordinarios, las cosas pueden cambiar muy velozmente, a una enorme escala y con un gran impacto. Esto puede aplicarse no solo en sentidos muy negativos, sino también en sentidos muy positivos: se puede avanzar a partir de las repetidas protestas contra este régimen, y que luego ejerzan su expresión más poderosa en la movilización y convergencia en Washington, D.C. el 5 de noviembre, a la que está convocando Rechazar el Fascismo, con una invitación abierta a todos los que están indignados por el fascismo de Trump y MAGA.

Si eso da resultado, será una hazaña verdaderamente histórica para la humanidad hoy, y algo que contribuirá de manera profunda a la posibilidad de un mundo mucho mejor para las generaciones del futuro.