El fascismo de Trump es un régimen que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos.

—Bob Avakian, Revolución #114: “Derrotar al fascismo de Trump y MAGA: Con la vista puesta en algunas futuras elecciones... o trabajar ahora para movilizar a millones de personas en torno a esta poderosa demanda unificadora: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!”  (subrayado añadido para enfatizar)

La veracidad de la perspicaz y contundente observación de Bob Avakian del pasado marzo volvió a resonar este fin de semana. El viernes, el Washington Post informó que el secretario de "Guerra", Pete Hegseth, ordenó a Operaciones Especiales matar a los sobrevivientes del ataque estadounidense del 2 de septiembre contra una pequeña embarcación frente a las costas de Venezuela. El Post indicó que, según dos personas con conocimiento directo de la operación, Hegseth dio la orden verbal: "Mátenlos a todos".

El Post informó que la transmisión de video de un dron mostraba a los sobrevivientes aferrados a los restos tras el primer impacto en la embarcación. Entonces, el comandante estadounidense ordenó un segundo ataque para cumplir la orden de Hegseth. Hegseth respondió al informe del viernes en el Post desestimándolo como "más reportaje inventado, incendiario y despectivo para desacreditar a nuestros increíbles guerreros que luchan por proteger la patria", aunque en ningún momento negó haber ordenado los asesinatos.

Hegseth lo siguió con la amenaza: "Apenas hemos comenzado a matar narcoterroristas". Este asesinato, autorizado por el Estado, en aguas internacionales fue el primero de más de 23 ataques contra embarcaciones frente a las costas de Venezuela y Colombia. Hasta la fecha, han asesinado a más de 80 personas¹.

Ordenar la ejecución de personas desarmadas que se aferraban desesperadamente a un barco en llamas para salvar su vida no sólo es un crimen de guerra según el derecho internacional, sino que, dado que Estados Unidos ni siquiera está en guerra, es un asesinato sancionado por el Estado que podría ser procesado en los tribunales penales estadounidenses.

El sábado, un grupo de ex abogados militares (JAGs) responsables, entre otras cosas, de procesar crímenes de guerra— emitió una declaración declarando que el grupo unánimemente “considera que tanto la emisión como la ejecución de estas órdenes, de ser ciertas, constituyen crímenes de guerra, asesinato o ambos”, y pidió que “cualquiera que emita o siga tales órdenes sea procesado por crímenes de guerra, asesinato o ambos”².

Al mismo tiempo, los principales comités del Senado y la Cámara de Representantes que supervisan a las fuerzas armadas (integrados por republicanos y demócratas) emitieron declaraciones prometiendo una “supervisión vigorosa”.

Mientras tanto, las amenazas de guerra de Trump aumentan

Todo esto ocurrió el mismo día que Trump advirtió a todas las aeronaves que evitaran los cielos de Venezuela, en uno de sus desquiciados tuits EN MAYÚSCULAS. Cerrar el espacio aéreo de otro país es una medida extremadamente agresiva que puede considerarse un acto de guerra. En el artículo principal de portada de su edición dominical, el Washington Post informó sobre esto y señaló que “ Estados Unidos tiene alrededor de 15.000 tropas en la región, distribuidas en una docena de buques de guerra en el Caribe y fuerzas de apoyo en Puerto Rico. Es la mayor concentración militar allí en décadas”.

ESTO BIEN PODRÍA SER EL PRELUDIO DE UNA GUERRA. Sí, Trump aún podría dar marcha atrás; nadie puede predecir el futuro. Pero ese es precisamente la idea. Lo que ya era una situación peligrosa e inflamable acaba de recibir muchos barriles más de gasolina por parte de un loco que está jugando con cerillas.

Cualquier guerra lanzada por el régimen fascista de Trump constituiría un atropello criminal. La gente de Estados Unidos tiene la enorme responsabilidad de oponerse a cualquier agresión de este tipo, de forma no violenta en las calles y en los foros de la opinión pública, como una guerra imperialista depredadora librada por un régimen fascista.

También está en juego si las fuerzas armadas estadounidenses acatarán órdenes manifiestamente ilegales sin cuestionarlas. Hemos escrito en otras ocasiones sobre la lucha de parte del régimen fascista de Trump por forjar las fuerzas armadas estadounidenses como una fuerza de combate abiertamente fascista, leal únicamente al tirano fascista y no a la Constitución estadounidense a la que juraron fidelidad³.

Si el régimen logra imponer el uso de las fuerzas armadas estadounidenses como fuerza para ejecutar abiertamente órdenes ilegales, y si logra purgar por completo el disentimiento dentro de las filas de las instituciones gobernantes, marcará un nuevo salto cualitativo hacia la consolidación fascista.

Y en este momento, una de las ilusiones más peligrosas que la gente podría albergar es la idea de que el fascismo de Trump se está autodestruyendo por sí solo, o que los tribunales lo frenarán, o que las elecciones de mitad de mandato traerán una solución. Como destacamos en el artículo de la semana pasada, no se puede contener o controlar el fascismo ni esperar a que se las cosas se arreglen; hay que derrotarlo. Los millones de personas que odian la situación a la que este régimen está arrastrando a la sociedad no pueden delegar su responsabilidad de llenar las calles para exigir, día tras día, que el régimen se largue YA.

Un momento de mucho en juego cuando lo que hace la gente importa

En esta situación, cuando las acciones de Trump están generando una oposición más abierta dentro de las instituciones gobernantes, la guía estratégica de Bob Avakian en la importante declaración REVOLUCIÓN #141, ¡La hora ya nos está encima urgentemente — de expulsar al régimen fascista de Trump! merece especial atención y reflexión:

En varios mensajes —incluido el anterior (el número 140)—, he hablado de los medios básicos con los cuales se podría expulsar del poder concretamente a este régimen: los millones y las decenas de millones de personas decentes, quienes muy profundamente en su corazón aborrecen este fascismo, tienen que tomar la iniciativa, poniéndose de pie con una determinación no violenta pero poderosa para replantear los términos, creando un masivo “terremoto político desde abajo”, haciendo surgir una profunda crisis política de modo que ponga en aún más evidencia la naturaleza completamente ilegítima del régimen fascista de Trump, provocando y motivando importantes cambios y realineamientos en toda la sociedad, lo que incluiría al interior de las instituciones imperantes y gobernantes, de modo que este régimen ya no pueda funcionar ni permanecer en el poder.

Hay muchas personas y fuerzas al interior de las instituciones gobernantes —o que tienen fuertes vínculos y una influencia potencialmente importante al interior de esas instituciones— que están muy profundamente consternadas, o que hasta se oponen firmemente, en su manera de ver, a las acciones del régimen fascista de Trump “al violar la Constitución y las leyes, al destruir nuestro gran experimento estadounidense en la democracia” y “al socavar y dañar seriamente la posición de nuestro país en el mundo”. Como comunista revolucionario que he desarrollado el nuevo comunismo como un marco completamente nuevo para la emancipación humana, tengo una comprensión fundamentalmente diferente de la naturaleza del sistema que gobierna en Estados Unidos y de su papel en el mundo; pero, al mismo tiempo, entiendo claramente qué tanto importa, en un sentido profundamente terrible, cuando ni siquiera exista una pretensión de la democracia y de los derechos básicos los que están pisoteados abiertamente. Ante la urgente necesidad de derrotar y sacar al régimen de Trump, el que está imponiendo una dictadura fascista indisimulada, y ante la crucial importancia de unir a todos los que se pueda unir para expulsar a este régimen, reconozco el papel particularmente importante que tales personas y fuerzas, con vínculos e influencia en instituciones clave, podrían desempeñar en relación a esta urgente necesidad. También reconozco que ellas se sentirán compelidas y con posibilidades de desempeñar este papel únicamente en el caso de que surja, de hecho, el tipo de “terremoto político masivo desde abajo”, el que pueden crear los millones de personas que hagan suyo el Llamamiento de Rechazar el Fascismo, y que así actúen para crear la clase de crisis política donde este “terremoto político desde abajo”, en combinación con las crecientes escisiones al interior de las instituciones imperantes y gobernantes, podría conducir a la expulsión del régimen fascista de Trump.

Cómo hacer que esto se haga realidad a medida que la crisis se acelera —cómo las masas de personas podrían actuar e incidir en esta situación para acercarse cualitativamente al objetivo de expulsar del poder de manera no violenta a este régimen fascista— debería ser algo sobre lo que todos los lectores de este sitio web deberían pensar, debatir y trabajar activamente para hacerlo realidad en estos intensos días y semanas venideros.

¡En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista!

¡Que se largue el régimen fascista de Trump YA!