
Migrantes en Ciudad Juárez, México en busca de asilo esperan para cruzar a El Paso, Texas, Estados Unidos. Foto: AP/Christian Chavez
El jueves 5 de enero, Joe Biden anunció duros cambios en la política de inmigración de Estados Unidos. Dijo que su administración está “tomando varias medidas para endurecer la aplicación de la ley a quienes intentan entrar sin derecho legal a permanecer [en Estados Unidos]”.
En los últimos tres años, Estados Unidos ha expulsado a unos 2,5 millones de inmigrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, principalmente por medio de un mecanismo denominado “Título 42”1. Ahora Biden está tomando medidas para aumentar esa cifra. Pretende utilizar métodos aún más duros para imponer el control estadounidense sobre la ya horrible zona de terror y represión que es la frontera. Este cataclismo de injusta violencia y sufrimiento a lo largo de la frontera repercutirá en toda América del Norte y del Sur, y quizás más allá.
Pero la Casa Blanca de Biden afirma que su plan2 “amplía las vías legales para una migración segura, ordenada y humana”. Así que profundicemos y descubramos la verdad.
La “humanidad” de Joe Biden
El plan de Biden permite a un total de hasta 30.000 personas al mes de los cuatro países de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua emigrar a Estados Unidos y solicitar asilo... si pueden pagar un billete de avión... si tienen un patrocinador en Estados Unidos.... si pasan un control de antecedentes y de seguridad... si tienen un pasaporte válido... si “cumplen otros criterios de elegibilidad”... sí, si pasan con éxito por toda esta carrera de obstáculos, pueden estar entre las 30.000 personas que “pueden ser consideradas, caso por caso, para la autorización anticipada para viajar a Estados Unidos y solicitar un período temporal de libertad condicional de hasta dos años”.
Sopese todo eso con estos fríos hechos.
Uno, desde principios de julio de 2021 hasta finales de junio de 2022, las autoridades fronterizas estadounidenses detuvieron a más de 2,76 millones de personas en la frontera sur. Esto supone más de un millón de detenciones más que el récord anterior. No hay motivos para pensar que la avalancha humana que se dirige hacia el norte en una lucha desesperada por la supervivencia vaya a remitir. El propio Departamento de Seguridad Nacional (DHS por las siglas en inglés) escribió que “el mundo está experimentando el mayor desplazamiento de personas desde la Segunda Guerra Mundial, y todo nuestro hemisferio está atenazado por la migración masiva”.
Dos, a lo sumo, sólo un puñado de personas acomodadas de los cuatro países devastados y asolados por la pobreza podrían siquiera cumplir estos criterios.

Texas: La Patrulla Fronteriza estadounidense a caballo acosa a inmigrantes haitianos que acaban de cruzar el Río Grande/Río Bravo, 19 de septiembre de 2021. Foto: AP
Piense en algunas de las horribles escenas que se han visto a lo largo de la frontera en los últimos años:
- niños pequeños muertos flotando en el Río Grande;
- haitianos azotados por agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo;
- tropas armadas de la Guardia Nacional frente a familias desesperadas a través de alambradas;
- bebés y niños separados de sus padres y encerrados en gélidos centros de detención;
- míseras “ciudades de tiendas de campaña” con miles de personas y sin instalaciones sanitarias a ambos lados del Río Grande.
Piensen en la desesperación que obliga a la gente a arriesgar esto.
¿POR QUÉ la gente arriesga su vida para cruzar la frontera?
Entonces, ¿por qué tantas personas de México, el Caribe, América Central y del Sur y, cada vez más, de gran parte del resto del mundo siguen arriesgando la muerte y todo lo que han ganado en la vida para llegar a Estados Unidos? ¿Por qué persisten, cuando saben que se enfrentan a un viaje de cientos o miles de kilómetros a través de un terreno traicionero, plagado de policías, soldados, bandas criminales, violadores y traficantes? ¿Por qué gastan los ahorros de toda una vida o se endeudan hasta las cejas? ¿Por qué arriesgan su vida e incluso la de sus hijos?
Porque, como dijo Bob Avakian, ¡Estados Unidos ha “cagado al mundo aún peor” que lo ha cagado a este país! Países como Guatemala y El Salvador han sido escenario de guerras genocidas, guerras apoyadas y dirigidas por Estados Unidos. Estos mismos países, junto con otros de la región, han sido testigos de catástrofes medioambientales provocadas por el saqueo imperialista a gran escala de la agricultura. En los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, se ha producido un empobrecimiento masivo agravado por las mortíferas sanciones impuestas por Estados Unidos. Toda esta miseria made-in-USA ha hecho la vida invivible para decenas de millones de personas3.
Y la situación está empeorando. Un informe de las Naciones Unidas estima que la devastación de las economías de estos países desde la aparición del virus Corona podría elevar el número de pobres en América del Sur y Central hasta 230 millones de seres humanos, y el número de “extremadamente pobres” —personas en riesgo de desnutrición— hasta 96 millones de personas.
Bob Avakian: ¿Por qué gente de todo el mundo viene aquí?
Biden y AMLO afirman llegar a las “causas raíz”... ¿En serio?
Después de que Biden dejó El Paso, pasó dos días en la Ciudad de México reuniéndose con los líderes de México y Canadá. Biden y Andrés Manuel López Obrador (apodado AMLO), presidente de México, emitieron una declaración que terminaba con la reafirmación de su “compromiso de abordar las causas raíz de la migración”.
En realidad, la “causa raíz” de esta crisis es el sistema capitalista-imperialista que Biden representa. Es un sistema que hace tiempo que ha superado su “fecha de caducidad”. Y hay que arrancarlo de raíz, por medio de una revolución que lo derroque y abra el camino a la construcción de un mundo mucho mejor.
Es probable que esta primavera se alcance una coyuntura importante en los esfuerzos durante décadas de Estados Unidos por “controlar la frontera”. Lo que ocurrirá entonces está aún por determinar. Hay que responder a cualquier escalada de la represión a lo largo de la frontera con protestas y resistencia.
Aún más importante es que se presente de modo poderoso la verdadera opción que tiene ante sí la humanidad. Aquellos que consideran intolerable la angustia infligida a los migrantes, que odian la forma en que se somete a la gente a la violencia y la degradación, que se preocupan por los seres humanos de todo el planeta, deben saber que la monstruosidad del dominio imperialista no es el único mundo posible. El propio funcionamiento de este sistema ha llevado a la humanidad a un punto en el que un mundo diferente, mucho mejor, es posible. Pero esto sólo puede ocurrir haciendo una revolución que derroque este sistema y construya una sociedad nueva, socialista, en la que la gente pueda ponerse a trabajar para desarraigar la base de la opresión y de los antagonismos sociales entre los humanos y, finalmente, las propias fronteras serán cosas del pasado.
Como ha afirmado Bob Avakian:
“…en términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso — y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro — o, ¡hacer la revolución!”
—Bob Avakian, de su discurso Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
“Para los que tenemos corazón”...
El domingo 8 de enero, Biden fue a la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, para ver de cerca las condiciones a lo largo de la frontera. El Paso ha sido uno de los focos de la creciente “crisis fronteriza” de los últimos meses. Es un lugar donde decenas de miles de migrantes han intentado solicitar asilo, que es su derecho según la ley internacional y estadounidense.
En diciembre de 2022, unos 10.000 migrantes en El Paso fueron “expulsados” de Estados Unidos (expulsados sin ninguna audiencia legal) o puestos bajo custodia y enviados a otras instalaciones de la Patrulla Fronteriza para su “procesamiento”. A otros los empujaron al frío glacial; los albergues financiados por el gobierno federal no aceptaban a migrantes que no habían sido procesados.
El miércoles 4 de enero, agentes de la Patrulla Fronteriza sacaron de las calles de El Paso a cientos de inmigrantes sin hogar. El jueves, la revista digital El Paso Matters informó que ya no quedaban inmigrantes en las aceras. Atrás quedaban “... montones de mantas, ropa y juguetes, que fueron tirados por los equipos de la ciudad que rápidamente barrieron y limpiaron la zona”. Una colombiana de 42 años que presenció la redada masiva declaró a un periodista: “Ver a la gente correr, el miedo en sus ojos, fue desgarrador. La forma en que se llevaron a las mujeres, especialmente a los niños, fue muy triste. Para nosotros, como seres humanos que tenemos corazón, fue muy triste”.
El viernes, un vídeo mostraba a un cerdo de la Patrulla Fronteriza levantando a un hombre fuera de un albergue para personas sin hogar de El Paso y arrojándolo de espaldas a la acera. Según una noticia local, pusieron al hombre bajo custodia de la Patrulla Fronteriza y lo liberaron en Ciudad Juárez, una ciudad mexicana al otro lado del Río Grande desde El Paso.
Y el domingo, Joe Biden estaba en la ciudad. Calles “limpiadas” de inmigrantes sin hogar y empobrecidos; un hombre golpeado por agentes cerdos y devuelto al otro lado del río; un recorrido por el “muro fronterizo” de 5,5 metros de altura, guiado por los agentes que lo patrullan. Todo ello sirvió de telón de fondo para lo que el New York Times describió como la “nueva ofensiva represiva de Biden contra los inmigrantes”.